Antonio Sánchez, meteorólogo turolense en Univisión (EEUU): “La medida más eficaz contra la meteorología extrema es que la población esté bien informada”
El turolense ha ganado un premio Emmy de la televisión estadounidense y crea contenidos divulgativos sobre meteorología en sus redes socialesEl turolense Antonio Sánchez forma parte del equipo de Univisión 45 que consiguió a finales de noviembre un premio Emmy Lone Star -para Texas y Nuevo México-, uno de los galardones que entrega la academia de la televisión en Estados Unidos. Lo ganó en la categoría Mejor Historia sobre el Tiempo, en la segunda vez que estaba nominado. Lejos de la alfombra roja, este meteorólogo trabaja desde hace dos años en Univisión, uno de los canales de televisión en español más importantes de EEUU, en una ciudad, Houston, donde la mitad de la población habla nuestro idioma. Sánchez admite que para él trabajar en el corazón de Texas es casi un paraíso, porque dos de sus grandes pasiones, el tiempo y la televisión, se dan allí a lo grande.
-¿Qué hace un turolense como usted en la filial de Houston de uno de los canales hispanos de televisión más importantes de EEUU?
-Sencillamente me salió una oferta de trabajo a través de Linkedln y me animé. Yo antes había hecho cosas para Teruel TV, pero cuando salió la oferta para EEUU no tenía experiencia como meteorólogo en televisión. Me apetecía mucho, pero necesitaba esa experiencia, y la adquirí en Mérida, trabajando para Extremadura TV entre febrero y junio de 2022. Con esa experiencia pude optar a la plaza en Estados Unidos. Lo que más hago es para Univisión 45, en Houston, pero la matriz, Univisión, trabaja también en otros estados, y de hecho yo hago el tiempo de otras zonas también, como el Norte de California.
-No debe de ser fácil cambiar Extremadura por Texas...
-Me apetecía mucho trabajar allí. En EEUU hay un enorme campo laboral en el ámbito de la televisión y la meteorología, y además te permite aprender mucho. Aprender sobre meteorología, porque en EEUU se dan todos los fenómenos extremos, y sobre televisión, porque aquí se hace diferente al resto del mundo y, en ese sentido, están a la vanguardia.
-¿Qué currículo académico tiene un meteorólogo de televisión?
-Depende. En mi caso lo que hice fue estudiar el grado de Geografía en Valencia y después el máster de Meteorología en la Complutense de Madrid. Para ese máster hay que tener muy buena base de física, y es verdad que si vienes de Geografía no suele ser el caso, aunque yo la tenía porque antes había estudiado Arquitectura. Lo habitual es que ese máster lo cursen personas que vienen de Física.
-El espectador sólo ve al hombre del tiempo explicando el parte... ¿Pero en qué consiste exactamente su trabajo en el día a día?
-Consiste en estar analizando continuamente modelos meteorológicos del tiempo. Son datos y mapas que elaboran empresas especializadas y entidades gubernamentales. Con la información que recabas tienes que elaborar una previsión, que será más exacta cuantos más datos utilices y por tanto más tiempo inviertas en ello. Cuando tienes la previsión en tu cabeza, tienes que decidir qué mapas y qué formatos utilizas para informar lo más claramente posible. Elaborar las gráficas que el espectador ve también lleva su tiempo. En EEUU me cuesta menos, quizá una hora, pero en España me costaba muchísimo porque tenías que colocar los soles y todos esos símbolos uno a uno, algo que era muy costoso. Esta última parte del trabajo parece fácil pero es muy importante, porque representar lo que tienes en la cabeza de un modo gráfico y sencillo de entender para todo el mundo lleva mucho tiempo.
-Da la impresión de que en EEUU siempre ocurre de todo... huracanes, tormentas a gran escala, enormes incendios causados por rayos...
-Y así es. La mayor parte del país está en una posición geográfica muy especial, cerca del Golfo de México, con mares muy cálidos y cerrados que producen mucha energía, y con pocas barreras montañosas desde el Polo Norte que aislarían toda esa energía, como ocurre en el Mediterráneo con los Pirineos o los Alpes. El resultado es que el intercambio energético entre diferentes puntos es muy fuerte, generándose tornados o fenómenos extremos. Ahora en el invierno de Houston puedes tener una semana de frío extremo, incluso con heladas, y una semana después tener una semana de calor y lluvias tropicales. Y en el oeste de EEUU, que es más tranquila en ese sentido, tienes los terremotos y los grandes incendios, que por sus características, más parecidas al sur de Europa, suelen desatarse con cierta frecuencia.
-¿Es cierto que son tan vastas e inaccesibles las zonas arboladas en EEUU que para atajar los incendios solo se pueden delimitar las zonas y dejar que ardan?
-En realidad hay muchos protocolos de actuación. No se deja arder sin más, lo que ocurre es que en el oeste es muy frecuente que se incendien extensiones que ya han sufrido incendios recientes, o que solo tienen arbustos. En esos casos es más difícil apagarlos y quizá merece menos la pena. Pero también se atacan los focos de los incendios aunque, como dices, las extensiones de terreno son tan enormes que la actuación contra los incendios es muy diferente a la que se da en España.
-Hábleme sobre el Premio Emmy que acaba de ganar... ¿le pilló por sorpresa?
-El año pasado tuve dos nominaciones y este año otras dos, pero no me lo esperaba, porque además competíamos con otras candidaturas muy potentes. Tengo muy claro que el Emmy no define mi trabajo, que va más allá de ganar premios. Pero desde luego un reconocimiento como este hace mucha ilusión.
-¿Cuál de sus trabajos fue premiado con el Lone Star Emmy de este año?
-En EEUU existen lo que se llama semanas de preparación, y en Houston tenemos una frente al tiempo extremo, que suele darse en primavera. Hacemos una programación especial sobre diferentes tipos de riesgos, como el calor extremo, las tormentas fuertes, los tornados, las inundaciones... El que me tocó hacer a mí tenía que ver con los riesgos en el mar. Grabamos el programa en la playa, en especial hablando sobre las corrientes de resaca que te alejan de la orilla, pero también de la protección contra el sol o contra las medusas, por ejemplo. El caso es que grabando el programa un compañero me propuso meterme en el agua, un poco de broma, porque era marzo y el agua estaba helada. Pero me pareció buena idea, me puse un neopreno y me metí en el agua para demostrar cómo había que nadar para evitar esas corrientes de resaca. Ese programa tuvo bastante éxito y gustó mucho.
-¿Y cuál es el truco? No para ganar un Emmy, sino para evitar las corrientes de resaca...
-Cuando sientes que una corriente de resaca te aleja de la costa no hay que ponerse a nadar contra ella, porque te vas a agotar y puede que te hundas por el esfuerzo. Puedes hacer dos cosas: o te dejas llevar por la corriente hasta que se detiene, y entonces pides ayuda o planificas como volver; o nadas en paralelo a la orilla hasta que te sales de la corriente, que en realidad no tienen demasiada anchura, y regresas nadando.
-Usted además hace frecuentemente vídeos de divulgación sobre meteorología, a través de Youtube o Instagram (@antonyco)...
-Empecé a hacerlos durante la pandemia, sobre todo para practicar delante de una cámara. Hacía predicciones a partir de las 19 horas, para aquellos paseos que se podían hacer cuando empezó el desconfinamiento. Y como echo mucho de menos España también me sirven para mantenerme conectado a su meteorología. Hice cosas como cuando desmentía hace algunas semanas lo que algunos medios de comunicación dijeron con bastante amarillismo, sobre que Kirk podría llegar a España en forma de huracán, o un vídeo antes de la dana de Valencia, en la que se veía venir que podía ser catastrófico. También hice otro después de lo que pasó, hablando sobre las herramientas que se utilizan en EEUU para paliar los efectos de este tipo de sucesos.
-¿Y de qué medios o herramientas se dispone allí?
-Al final lo más eficaz es tener a la gente informada y preparada. En EEUU la gente sabe que de junio a noviembre puede haber huracanes, y si la predicción te dice que viene uno, todo el mundo sabe lo que tiene que hacer, lo que tiene que comprar y cómo tiene que actuar. Eso no ocurre en España, donde no tenemos esa cultura, ni para las danas, ni para las borrascas, ni casi para las olas de calor que son tan frecuentes. No sé porque no existe esa concienciación, porque son cosas que igual no pasan todos los días, pero sabemos que antes o después van a darse.
-¿Cree que merece la pena invertir recursos en esa preparación previa de la gente, o los fenómenos extremos en España son tan infrecuentes que no es así?
-Siempre merece la pena que la gente esté preparada. Todas las danas son en octubre y casi todos los años hay alguna. Esta vez fue en Valencia, pero en 2019 ocurrió en Murcia. Estas cosas pasan, no todos los años ni en los mismos sitios, pero pasan, y cada vez son más fuertes. Y en realidad no cuesta tanto enseñar a la población a estar en alerta. Aunque pueda ocurrir cada cinco años, que parece mucho, solamente el hecho de que la gente en España supiera qué es una dana y qué tiene que hacer y qué no tiene que hacer en caso de que se prevea una ya sería maravilloso. Que la gente tenga información es tan importante como que no se urbanice en zonas peligrosas, o que se urbanice con las medidas oportunas.
-¿A qué fenómenos potencialmente peligrosos está más expuesto Teruel?
-En Teruel sabemos que tenemos tormentas de verano, que cada vez son más fuertes. Yo trabajé seis años de socorrista en piscinas de Teruel. Cuando llegaba una tormenta tenías que pedirle a la gente que saliera del agua, cuando lo normal es que la gente supiera que si se prevé este tipo de fenómeno no es un buen día para ir a la piscina. También suele haber tormentas de granizo que en determinados casos pueden causar daños materiales graves, e incluso personales, porque hace dos años el granizo mató a un bebé en Girona. Además hay partes de Teruel claramente inundables, como San Julián. La Rambla de San Julián se llama así por algo. Es verdad que el alcantarillado de esa zona es mejor y está más preparado para evacuar agua que en otras zonas, pero aún así una gran tormenta en Santa Bárbara podría ocasionar problemas. Esa zona no era la mejor para ser urbanizada, y lo apropiado sería que en el futuro no se planteara urbanizar terrenos así, y que en las que ya están habitadas que se planteen medidas e, insisto, que se inculque entre la población cierta sensibilización sobre cómo actuar.
-Todavía queda algún negacionista, pero dando por hecho que el calentamiento global es una realidad... ¿De veras contribuye a que los episodios meteorológicos extremos sean peores, o eso es una exageración?
-El calentamiento global está teniendo efecto en eso, desde luego. Hoy por hoy todavía no hay datos que demuestren con total seguridad que los episodios de tiempo extremo son más frecuentes, pero sí que demuestran que los que se dan tienen más fuerza, y que además empiezan a tener lugar en épocas en las que antes no eran nada habituales. Un ejemplo claro son precisamente las danas, que siempre han sido normales en otoño, especialmente en el mes de octubre. Pero en los últimos años ya hemos podido verlas en un par de ocasiones en Valencia durante el mes de marzo, coincidiendo con las Fallas.
Y algo que también se sabe es que, cuando se dan, estos fenómenos son más fuertes y potencialmente más peligrosos que antes. El calentamiento global provoca que el agua del mar esté más caliente, incluso en invierno. Eso proporciona más energía a un fenómeno como una dana, porque el aire caliente está más caliente y húmedo, y el contraste con el aire frío que hay en altura será mayor. En estos dos aspectos, fenómenos más potentes y que pueden tener lugar en épocas en las que antes no se daban, el efecto del cambio climático es evidente.