Antonio Jiménez: “El turismo masivo nos puede matar la gallina de los huevos de oro”
El gerente de la Fundación Santa María de Albarracín intervino en un encuentro en SantanderLa necesidad de garantizar una funcionalidad y un mantenimiento prolongado en el tiempo para el patrimonio cultural, y vigilar de cerca el riesgo de abusar del turismo como fuente de ingresos, fueron dos de los puntos clave que defendió este miércoles Antonio Jiménez, gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, durante su intervención en el encuentro sobre Patrimonio Cultural que tuvo lugar en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.
La cita, titulada El Patrimonio Cultural: problemas, soluciones, expectativas y organizada anualmente por el escritor, arquitecto y dibujante José María Pérez Peridis, reune en la capital cántabra del 31 de julio al 2 de agosto a algunos de los mayores expertos españoles sobre patrimonio arquitectónico y cultural, restauración, pintura o escultura.
En su intervención de la mañana el turolense explicó, en una conferencia titulada Albarracín, dando vida al Patrimonio, la experiencia de la Fundación Santa María de Albarracín, que gestiona el patrimonio cultural de esta localidad desde hace más de veinte años, “y que es todo un ejemplo en toda España de ejemplaridad de la gestión integral del patrimonio, con un modelo de financiación a través de un patronato que reúne capital público y privado”, según Jiménez, como demuestra que es la tercera vez que la Fundación Santa María es llamada a participar a la cita anual de Santander.
De esa experiencia, Jiménez afirmó que una de las evidencias que ha extraído es “la necesidad de que el patrimonio cultural, una vez recuperado y restaurado, tenga un uso funcional, actual y relacionado con la cultura. Que preserve sus valores artísticos pero que nos sirva para algo”.
Jiménez citó como ejemplos la Torre Blanca de Albarracín, sala de exposiciones, o la Iglesia, que funciona como auditorio. “Darle un uso a los espacios no solo significa que les das vida y que creas un valor añadido, porque la cultura es nuestra auténtica tabla de salvación”, continúa Jiménez, “sino que además garantiza que vas a mantener el buen estado del patrimonio a lo largo del tiempo. Porque no podemos restaurar un espacio y olvidarnos de él, sino que hay que mantener su buen estado”.
Antonio Jiménez defendió en su ponencia que la Fundación Santa María “ha demostrado tras más de veinte años de funcionamiento que su modelo es acertado: Los grandes monumentos de Albarracín se han ido recuperando progresivamente, pero después no han entrado otros, como muchos querrían, sino que han ido pasando a formar parte de un holding de la propia Fundación que tiene claro que la cultura y el crecimiento progresivo y ordenado es una prioridad”. Asimismo, Jiménez defendió el modelo de gestión de la Fundación Santa María, a través de un Patronato formado por entidades públicas y privadas.
Mesa redonda
Durante la tarde Antonio Jiménez participó en una mesa redonda en la que además participaron Leticia Ruiz, jefa del departamento de Pintura Española del Renacimiento del Museo Nacional del Prado, y Jaime Nuño, historiador y director del Centro de Estudios del Románico de la Fundación Santa María la Real, de Aguilar de Campoo (Palencia).
Uno de los temas principales de dicha mesa redonda fue uno de los riesgos que se abren tras la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural, el abuso del turismo. “La masificación, la teatralización y la banalización del turismo es un terrible peligro para nosotros”, aseguró al resto de asistentes a la mesa Jiménez. “Lo que ha ocurrido en Venecia, en Amsterdam, en Barcelona o en Madrid está empezando a ocurrir también en los sitios pequeños”, explica el turolense, “y eso responde al corto recorrido, al querer hacerse rico mañana y no pensar en el futuro, en lo que ocurrirá la semana que viene”.
En ese tema, Jiménez se muestra tajante: “El día que Albarracín sea un parque temático habremos dejado de pensar en el futuro”. Los expertos en patrimonio y arte del encuentro de la UIMP se mostraron de acuerdo con esa valoración, aunque en general siguen teniendo la sensación de que nadan contra corriente. Según Jiménez, Santander ha sido ejemplo de masificación turística a través de grandes eventos, “que te traen obras, inversiones y grandes cifras... ¿pero y mañana? Yo siempre he creído en la lluvia fina, en las intervenciones progresivas y ordenadas”.
Según la opinión del gerente de la Fundación Santa María Albarracín no se libra de este potencial peligro de que la ciudad se convierta en una sucesión de restaurantes, hoteles y tiendas de recuerdos. “Llevamos años advirtiéndolo. En Albarracín ya hay 1.300 plazas hoteleras, quizá 1.500 si sumamos los apartamentos turísticos, y acaban de comprar el Convento de los Dominicos para construir un hotel”, afirma. “Eso es una barbaridad, y o la detenemos o nos pasará factura. Genera empleo y todo lo que tú quieras, pero cuidado no matemos a la gallina de los huevos de oro”.