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Ana Rajadel, responsable de comunicación de festivales y grupos de música: “El músico que no esté ahora en las redes, dentro de unos meses no estará sobre los escenarios” Ana Rajadel, responsable de comunicación de festivales y grupos de música: “El músico que no esté ahora en las redes, dentro de unos meses no estará sobre los escenarios”
La turolense Ana Rajadel, durante las pruebas de sonido de un concierto de Zoo Posse en el Palau de Sant Jordi. Xepo W.S.

Ana Rajadel, responsable de comunicación de festivales y grupos de música: “El músico que no esté ahora en las redes, dentro de unos meses no estará sobre los escenarios”

La turolense está sufriendo en carnes propias la cancelación de giras, conciertos y festivales por el Covid-19, pero es optimista en cuanto al futuro
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Ana Rajadel es una turolense afincada en Madrid que combina sus dos grandes pasiones, la comunicación y la música, trabajando para Dodeka Comunicación, filial de Asalto Sonoro que lleva la prensa y comunicación de varios festivales de música por toda España. Además se encarga de la comunicación de bandas como Ciudad Jara, el nuevo proyecto de Pablo Sánchez –La Raíz– o los valencianos Zoo Posse. Conoce bien el mercado de la música y los problemas que la pandemia le está generando, pero apuesta por una filosofía clara: adaptarse al presente y no perder de vista que hay que seguir planificando el futuro.

-Estos días nos estamos agarrando a la música como a un clavo ardiendo...

-¡Siempre digo que la música cura! Consigue que tu estado de ánimo cambie muy rápido, más que ningún otro arte, y está siendo una gran compañera durante este encierro. Solo hay que ver la cantidad de música que estos días se comparte por la red, escuchas en streaming, visualizaciones de conciertos online...

-El Covid-19 se ha cargado muchas giras en marcha, muchos festivales, y no se sabe lo que pasará este verano. ¿Cómo está complicando la vida a los músicos?

-Mucho. No hay que olvidar que esto es una crisis global que nos afecta a todos, pero para la industria musical y del directo ha sido un palo muy gordo. Va a costar mucho reponerse, quizá sea la última en hacerlo. Y es importante decir que no solo sufren los músicos (que son la cara más visible del sector), sino que hay toda una infraestructura detrás que ha visto su trabajo y su actividad parada: técnicos, managers, promotores, periodistas musicales, gente dedicada al audiovisual o a la comunicación, como es mi caso...

-¿Cómo le está afectando a usted?

-Pues con festivales que se han aplazado (con el retraso de entrada de ingresos que eso conlleva), incertidumbre y dudas sobre futuras cancelaciones y grupos que no giran... Que una gira se paralice lleva consigo la necesidad de recalcular toda la hoja de ruta que tenías prevista. Todo el material que pretendías tener a estas alturas (vídeos de directos, feedback del público y promotores, fotos, público nuevo...) ya no existe, y hay que planificar todo de nuevo. Pero en ese sentido, mi trabajo sigue existiendo. Ahora más que nunca es esencial comunicar, y comunicar bien, con naturalidad, transparencia y calma. Al fin y al cabo, la comunicación es el único medio que un artista tiene para mantener el contacto con el público y promocionar su trabajo. Si una banda deja de comunicar durante estos 2 o 3 meses, será muy difícil remontarlo después. Estos días tu público necesita compañía, y si no estás ahí con ellos, no existes. Tenemos que tener en cuenta que esto pasará, que habrá un futuro normal. Todavía no sabemos cuándo, pero cuando llegue no nos puede pillar desprevenidos. Todo tiene que estar pensado. 

-¿Alguno de los festivales que se están cancelando se irán para no volver?

-Creo que es inevitable que festivales pequeños mueran o, al menos, no puedan realizar una próxima edición en 2021, al no haber recaudado nada este año. Los peces gordos podrán remontar, pero en algunos casos van a tener pérdidas millonarias.

- ¿Cree que los festivales de música, lo mismo que otros espectaculos multitudinarios, recuperarán la normalidad más tarde que otros ámbitos de la sociedad? 

-Sí, definitivamente creo que, junto al turismo y la hostelería, serán los que más tarden en recuperar la normalidad. Aunque este confinamiento acabe y podamos salir a la calle y trabajar en la oficina, no creo que el Gobierno vaya a permitir que se    realicen eventos con un aforo elevado. Además, aunque personalmente yo no lo sienta así, es probable que haya miedo y la gente no quiera estar en contacto con otras personas de manera tan masiva. Ese miedo social también ralentizará su resurgimiento.

-Hablemos de los festivales que mejor conoce… Vintoro se aplazó de junio a finales de agosto, el Alterna de El Bonillo llega en julio, y Juerga’s Rock a primeros de agosto… ¿Corren peligro? 

-El público de Vintoro recibió el comunicado del aplazamiento con mucho cariño y comprensión. Ahí se ve la importancia  del acompañar. Si hubiésemos cerrado las redes desde el inicio del estado de alarma y un mes después emitimos este comunicado la recepción por parte del público habría sido muy, muy distinta... Respecto al Alterna y el Juerga’s Rock, de momento siguen en pie en las fechas previstas (10 de julio y 6 de agosto), pero la incertidumbre está ahí. Por ahora, todo continúa según lo previsto, pero la decisión la toma el Gobierno, y nosotros deberemos hacer lo conveniente. 

-¿Están predominando las cancelaciones o los aplazamientos, como el caso del Viña Rock? ¿Qué cree que es lo más inteligente?

-Creo que, si se puede, es mejor aplazar. Es una situación complicada, porque como te decía, supone que los ingresos que tu esperabas tener en dos meses, ahora los vas a tener en cuatro o en más...y eso es difícil de sostener si no cuentas con inversión pública o patrocinios que te ayuden. En general, la mayoría de los festivales están aplazando las fechas, solo se están cancelando festivales muy, muy pequeños, con aforos de menos de 500 personas. Pero ojo, hay que ser muy inteligente y valorar mucho las opciones para una nueva fecha. Ahora el otoño va a ser el nuevo verano, y todos los festivales están moviéndose a fechas en torno a principios de octubre y el puente del Pilar, por lo que hay que tener cuidado con eso para que tu festival no coincida con otros, y mucho menos con monstruos como el Viña Rock o el Arenal Sound.

-A ese Viña Rock inédito de octubre acudirá, entre otros, Ciudad Jara, a quien la pandemia le ha pillado a punto de empezar su gira con ‘Donde nace el infarto’. ¿El Covid-19 ha cortado de raiz su progresión?. 

-Tenían previsto haber empezado el 19 y 20 de marzo en Joy Eslava de Madrid, con todas las entradas vendidas desde hace meses a pesar de que solo habían adelantado un tema del disco. Fue un palo muy duro para todo el equipo. Había una gira por delante con más de 40 fechas, donde la banda iba a estar en grandes festivales como el Viña Rock, el Arenal Sound o el Sonorama... y ahora todo pende de un hilo. Después de reponernos del golpe empezamos a replantear toda la estrategia para impedir que el proyecto muera, que pierda la fuerza con la que nació. Anunciamos nueva fecha para el concierto en Madrid, ahora el 1 de octubre en La Riviera, y empezamos a crear contenidos para que Ciudad Jara siga viva en las redes. Ahora todas las bandas compartimos un escenario virtual enorme detrás de la pantalla. Tenemos que tomar un espacio y hacerlo nuestro.

-¿Los músicos van a poder seguir obteniendo ingresos a través de la venta de discos, ahora que la música en directo está parada? ¿O esa industria ya estaba muerta y enterrada antes de que el Covid-19 apareciera en escena?

-La mayor parte de los ingresos que reciben los artistas viene de las escuchas en streaming en plataformas digitales como Spotify, Applemusic, Youtube y demás...También se venden discos, pero la proporción comparada con el streaming es de risa. Además, no todos los músicos reciben esos ingresos. Hay algunos que forman parte de bandas, pero que cobran únicamente por actuación (no reciben porcentajes de derechos de autor o royalties) o músicos de estudio, que participan en grabaciones de discos que ahora, lógicamente, no se dan... Con lo cual, en general, a no ser que seas un artista muy reconocido con millones y millones de escuchas digitales, los ingresos se han caído.

-Lo de “la industria discográfica ha muerto y ya nadie puede vivir de los discos que vende”, ¿es un mantra, un tópicazo, o realmente es verdad?

-Creo que esa frase solo tiene sentido si se compara con el pasado y con las cifras de ventas de hace diez años. Y eso ya no es realista, ni útil. Antes se vendían cientos de miles de discos, y ahora puedes ser el disco más vendido de España habiendo vendido mil unidades. También es verdad que, para compensar, se generan ingresos que antes no existían, que son los royalties producidos por escuchas en streaming. Solo había que adaptarse al nuevo medio, reestructurar y sobrevivir. Más o menos lo que está pasando ahora.

-¿Quizá esta crisis sirva para que volvamos a comprar discos físicos, aunque sea por solidaridad hacia los músicos? ¿O es demasiado tentador pagar 10 o 15 euros al mes a una plataforma para tener casi toda la música del mundo?

-Sinceramente no creo que esto afecte a la venta de discos. Creo que beneficiará más al directo que a la venta de álbumes. Cuando todo pase de verdad, sin restricciones sanitarias y sin miedos, la gente querrá ir a conciertos, festivales y disfrutar de la música en compañía. 

-¿Qué opina de las plataformas tipo Spotify o Deezer? ¿Los músicos acaban obteniendo rentabilidad económica con ellas, o solo ganan dinero las bandas consagradas?

-Si eres Rosalía o J Balvin, ganas mucho más, desde luego, pero actualmente es la principal fuente de ingresos para un artista. Esa y los directos... ¡así que imagínate lo que supone el streaming ahora!

- Estas semanas están proliferando los conciertos y festivales online… ¿Qué opina de ellos? ¿No deberían obtener alguna compensación económica los artistas por entretener a la sociedad?

-Tengo sentimientos encontrados, la verdad. Cuando vi el primer cartel del #YoMeQuedoEnCasaFestival me emocioné muchísimo. Me pareció algo maravilloso. Música en estado puro, con el único fin de entretener y difundir cultura. La panacea. Pero es cierto que con el paso del tiempo empezó a generarme bastante angustia. Tenía las redes literalmente llenas de guitarras, micros y directos. No podía ver un concierto, porque me coincidía con otro, miles de posts, videos, stories...Me generaba ansiedad y vi que todo se iba un poco de las manos. Salían festivales de debajo del sofá, literalmente. La misma burbuja que tanto se comenta de los festivales del verano, pero llevada a la red. Me sigue pareciendo un acto bonito y solidario, aunque no puedo evitar ver cierto canibalismo y consumismo en él. En cuanto a lo de rentabilizarse económicamente, no creo que sea conveniente. A no ser que fuese una recaudación benéfica en favor de la investigación del Covid-19, el público se echaría encima y el festival moriría antes de vender una sola entrada virtual.

-Si empezamos a consumir masivamente la música en directo –aunque sea online– gratuitamente, ¿no corremos peligro de que llegue el día en el que prefiramos un festival gratis en el ordenador que uno pagando en vivo?

-No lo creo. Esta es una situación excepcional, y lo que no puede hacerse es actuar como antes, como si esto no estuviera pasando. Creo que la forma de difundir y consumir cultura que se dé estos días no afectará a como se haga en un futuro. Estamos confinados, y tanto necesita crear el artista, como necesita disfrutar el público. Ahora la única forma que tenemos de hacerlo es por internet, en las redes sociales y de manera gratuita. Pero cuando esto pase, todo volverá a la normalidad, al menos en lo que respecta a la difusión de la cultura.

-Dígame si está de acuerdo o no con la siguiente afirmación: “Las redes sociales introducen más ruido que información, hacen que las cosas que nos interesan se diluyan en un océano de interferencias, y estar al día en todas las plataformas genera más problemas, stress y ansiedad que ventajas. Las redes no dejarán de existir nunca, pero hoy por hoy estamos en una versión ‘beta’ de ellas. Faltan bastantes años hasta que las redes sociales sean realmente útiles, cómodas y beneficiosas”. 

-Antes de empezar a trabajar en esto tenía una relación de amor-odio con las redes sociales. Más tirando hacia el odio que hacia el amor, no te lo voy a negar. Pero ahora puedo decirte que las redes sociales son lo que nosotros queramos/hagamos que sean. Las redes sociales son un instrumento, una herramienta, y como tal dependen de quién la usa y de cómo las usa. Si las llenas de ruido, te darán ruido; si las llenas de programas amarillos, te darán desinformación; si las llenas de artistas vacíos, te darán cultura vacía... pero todo depende del usuario. Cualquier herramienta que le dé tanta libertad de elección al usuario, para mí siempre será beneficiosa. 

- El 31 de marzo el Gobierno incluyó al sector musical en el Real Decreto Ley con medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto economico del Covid-19, con “tratamiento específico” a los sectores con gran volatilidad en el ámbito del empleo, entre los que incluyó la música. ¿Cree que son apropiadas o suficientes?

-No las conozco tan en profundidad como para saber si realmente son adecuadas o no. Recuerdo que el 9 de abril la Asociación de Actores Española convocó un apagón cultural para el 10 y el 11 de abril ante la insuficiencia de las medidas tomadas por el gobierno y el discurso público del Ministro de Cultura en la que negaba que esta fuese una crisis cultural. Creo que esa especie de huelga virtual convocada con horas de antelación fue un acto horrible. La cultura no puede apagarse nunca, y menos ahora. Además hablar en su nombre para callarla es egocéntrico y violento, en mi opinión. El apagón acabó desconvocándose y hubo mucho debate en las redes durante las horas que estuvo convocado. Muchos artistas de distintos ámbitos se unieron a ella ante el aluvión de imágenes y posts que empezaron a llenar las redes y después recapacitaron y se echaron para atrás. Aun así respeto a quien, con todo el derecho, lo secundó. Pero hay que tener cuidado con unirse a la corriente sin tener clara tu propia opinión. En ese sentido las redes sociales pueden ser peligrosas...

-¿Esta crisis cambiará la industria de la música en algún sentido? 

-A nivel económico creo que habrá salas que cerrarán y festivales que se cancelarán, algunos para no volver hasta pasados unos años o nunca. Muchas oficinas de management y producción tendrán que reducir sus plantillas y mucha gente se quedará sin trabajo, aún cuando hayan vuelto los directos y las giras... Se volverá a trabajar con lo mínimo imprescindible para poder sacar adelante el trabajo y que el negocio sea rentable. Respecto a los músicos, creo que esta crisis va a suponer un antes y un después, tanto para la banda y su percepción del público, como para el público y su percepción de la banda. Cuando esto pase, los promotores y salas que tengan que programar conciertos y contratar artistas se fijarán en todo lo que las bandas han hecho estos meses: si han crecido (o no), si tienen una base de fans potente, cuánta gente los escucha en streaming y si tienen movimiento en sus redes. Va a ser el único termómetro que los promotores van a tener para medir el potencial y el éxito de una banda. Al no haber directos en los que ver al grupo tocar, Internet será la única fuente de información a la que puedan acudir. Por eso la necesidad de no desaparecer. Si no estás ahora en la red, quizá en unos meses tampoco estés en los escenarios.