Albarracín es bonito, sabe y huele bien y tiene una “identidad sonora especial”
Siete investigadores sonoros participan en la estancia creativa del proyecto europeo SonotomíaQue Albarracín es bonito nadie lo duda y los turistas también aprecian los aromas a pan recién hecho o lo bien que saben allí los platos típicos de la Sierra. Pero la ciudad también tiene una identidad sonora particular que, hasta ahora, había pasado desapercibida para la mayor parte de sus visitantes. Según algunos de los profesionales que participan en el proyecto Sonotomía, suena a territorio rural, a un espacio-tiempo dentro de la propia España, a pasado y a fauna. Los puntos de vista de cada uno de los asistentes a la estancia creativa sonora varía y es que, entre todos, han recopilado horas y horas con las notas musicales no solo de las calles, las gentes y la cotidianeidad de Albarracín, sino también de los alrededores y de la fauna que, visible o invisible, puebla cada uno de los rincones.
La coreografía sonora que saldrá del proyecto Sonotomía incluye espacios como el río de Bloques de Orihuela del Tremedal o la sima de Frías, pasando por los pinares del Rodeno o Guadalaviar. También la “identidad sonora especial” que hay en lugares como la muralla o la Catedral. Pese a esta riqueza acústica que, según los expertos, tiene el patrimonio, el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, reconocía ayer no haberse parado a pensar sobre el tema. “Lo asociamos a músicas puntuales, como las campanas, los mayos o el órgano de la catedral, pero nunca me lo había planteado como un elemento tan particular del patrimonio y que lo estamos dañando continuamente”, especificó.
A juicio del responsable de la institución, estamos “sumergidos en un Albarracín visual, estético, olfativo… Todo eso lo entendemos, pero del sonido no somos conscientes”, dijo, para añadir que la “paz y sensación de sosiego” con las que se identifica la ciudad “se pierde continuamente por los aluviones turísticos”. Para evitar esa carencia, planteó tratar el sonido como un elemento más del patrimonio. En este sentido, la creadora Úrsula Bravo, que es diseñadora e investigadora en artes sonoras, abogó por incorporar el sonido “en la composición de la realidad”. Añadió que se trata de un pueblo “muy silencioso siempre que se extraiga de la ecuación a los turistas”, y por eso las grabaciones, que tenían que ser en plena temporada alta, han tenido lugar horas con poca afluencia, como las primeras de la mañana.
Úrsula Bravo y David Albanés forman el grupo encargado de la recopilación de los sonidos de la ciudad y se están ocupando de elaborar una cartografía sonora de Albarracín. En ella estará presente el campanario de la plaza, que “es un elemento que destaca y conecta pasado y presente”, pero también sonidos propios de la vida actual de Albarracín que se han colado entre los micrófonos, como el recuento monetario de un establecimiento hostelero del centro antes de abrir a la clientela.
En total participan siete creadores, todos ellos con formación musical pero procedentes de diferentes disciplinas como la ingeniería, la neurología o la arquitectura. La responsable del proyecto en la Fundación Santa María, Mónica Busquets, comentó que se divide en tres apartados, por un lado está el conocimiento del lugar, por otro la formación tecnológica con el aprendizaje de las herramientas y, por último, el proceso creativo. “Uno de los objetivos de la residencia es la cocreación artística, para lo que se ha dividido a los participantes en equipos”, detalló Busquets. La división se ha realizado en función de las sinergias y motivaciones con el resto de los asistentes a partir de la propuesta de proyecto sonoro que ellos mismos enviaron de manera previa.
Los creadores han trabajado en la obtención de sonidos a través de grabaciones de campo que integrarán una biblioteca sonora de Albarracín. La biblioteca, junto a las creadas en las estancias de Alentejo, en Portugal, y Budapest, en Hungría, estará disponible y libre en internet de forma que podrá ser utilizada como banco sonoro por músicos e investigadores.
Otro de los equipos se ha centrado en analizar la música y los géneros de Albarracín desde sus primeros pobladores hasta la actualidad. Además, en su proyecto se hace especial hincapié a la “corrosión que han causado las distintas personas que han pasado por la ciudad y que se representa a través de la música”, detalló Kim Hernández, que es neuróloga, música y artista de performance. La creadora cuestiona “¿qué sería de Albarracín de eso?” y ella misma responde a su pregunta asegurando que “tan solo un monte, sin nada especial”. Comentó que todas las músicas tienen sus raíces en el pasado y es precisamente eso lo que están investigando en el marco del proyecto Sonotomía. “Es normal que se inspiraran en el impresionante paisaje de aquí a la hora de componer”, aseguró.
La participante describió que le ha impactado la corrosión y destrucción de Albarracín, “que los habitantes han mantenido” como queda patente en las restauraciones que perpetúan “esas formas imperfectas y torcidas, dando valor a lo desgastado”. La creadora sonora vinculó este apego por la corrosión con las técnicas de meditación, en las que se utilizan sonidos de viento y agua, que son precisamente los que causan esa destrucción.
En cuanto a las diferencias sonoras de Albarracín con otros lugares, Kim Hernández declaró que hay sonidos que se reproducen por toda España, como el de los platos que se retiran tras el servicio en un restaurante o el traslado de las botellas de cerveza. Sin embargo, hay otros particulares, como el acento de la gente de Albarracín o el cariño con el que se hablan, “que en otros lugares también se da, pero con otro acento”.
Impacto en las construcciones
El proyecto más innovador de los tres es en el que están trabajando Alberto Quintana, que es investigador en el área de arquitectura y acústica; Pedro Vián, experto en música electrónica, y la compositora y artista musical Jamie Man, que ya participó en la estancia creativa de Portugal realizada hace unos meses. Los tres están investigando sobre el impacto que tiene el sonido sobre el material de las construcciones de la ciudad y en cómo afecta al patrimonio. En este sentido, Vián describió que también abordan cómo ha evolucionado ese impacto a lo largo de la historia.
Alberto Quintana desveló que sobre la piel de yeso rojo y rodeno que cubre la ciudad hay un importante impacto tecnológico porque el patrimonio está lleno de cables que causan sobre él y sobre el paisaje un efecto.
Todo ello, avanzó Jamie Man, “no es bueno ni malo” y, aunque en muchas ocasiones el ser humano no es ni siquiera consciente del efecto, sí produce un cambio en el entorno. En este sentido matizó que cuando se construyó la ciudad no había electricidad, que se incorporó después y se convirtió “en una segunda piel invisible que está dentro de muros y paredes”. En opinión de Man “no es necesariamente” positivo o negativo, pero sí afecta hacia el futuro.
Jamie Man y Alberto Quintana destacaron la necesidad de concienciar de que existe sonido más allá de lo que los humanos tienen capacidad de oír, “más allá de nuestra percepción, otras especies sí los escuchan”, relató Quintana.
Practicar la conciencia sonora
Por su parte Úrsula Bravo planteó la importancia de “practicar” la conciencia sonora, dejar “nuestro mundo interno” para ir “más allá de ese yo y conectar con otras humanas y otras especies”, dijo, para añadir que con ello se desarrolla tanto la solidaridad como la empatía y, como agregó su compañero de equipo, el compositor David Albanés, “la conciencia ambiental”.
Según especificó Mónica Busquets, el proyecto Sonotomía no se quedará en la mera estancia creativa sino que se pretende que tenga un desarrollo posterior. La idea es que el trabajo que se está haciendo estos días en Albarracín se utilice en el futuro bien tal cual está o desarrollándolo con posterioridad. Antonio Jiménez planteó en este sentido que una posible opción es incluir una selección de estos sonidos para que puedan ser escuchados por los visitantes de los museos.
Por otro lado, se ha creado, aunque actualmente está en fase muy primitiva, una comunidad online de aristas sonoros de forma que “siga viva más allá del proyecto europeo”, manifestó Busquets.
Los participantes en la estancia de Albarracín destacaron lo enriquecedora que ha resultado, principalmente porque han aportado ideas desde diferentes ángulos y “hemos visto la ciudad desde distintos puntos de vista”, comentó Kim Hernández, que es una de las participantes. Úrsula Bravo incidió en las sesiones formativas que se impartieron a comienzos de la estancia sobre ecología sonora y arcoacústica, que le resultaron muy interesantes para poder avanzar en la construcción de la guía pedagógica sobre paisajes sonoros que está trabajando actualmente. Los resultados del trabajo se presentarán el sábado por la mañana en el Museo Diocesano de Albarracín.
Un proyecto de Europa Creativa
La residencia artística sonora Sonotomía 2.0 es un proyecto de Europa Creativa que se desarrollará en Albarracín del 28 de agosto al 4 de septiembre de 2021. Está cofinanciado por Europa Creativa y en él participan siete personas con el objetivo el conocimiento del entorno y el patrimonio para elaborar una biblioteca sonora de Albarracín.
El programa incluye formación en la tecnología 4DSOUND, talleres sonoros, conferencias, conciertos, actividades de teambuilding y de coach orientados al estímulo de la creatividad y la cocreación, que tendrán lugar en las instalaciones de la Fundación Santa María de Albarracín.
Sonotomía es un proyecto desarrollado por Pedra Angular (Portugal), Spatial Sound Institute (Budapest), 4DSOUND (Ámsterdam) y la Fundación Santa María de Albarracín (Teruel) y tiene como propósito vincular el patrimonio material e inmaterial de forma innovadora.
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