Utrillas ve la luz tras diagnosticar en un solo mes la mitad de los casos de toda la pandemia
Se han realizado más de un millar de pruebas, la mayor parte de ellas con los pacientes en el interior del cocheUn total de 12 casos se diagnosticaron este viernes en la zona de salud de Utrillas, lo que la sitúa entre las cuatro con más positivos de la provincia de Teruel y, sin embargo, marca la tendencia a la baja de los últimos días, algo que también confirman desde el centro de salud, donde precisan que “se empieza a ver la luz”, y eso que el viernes la cola de coches para hacer el PCR era larga. El área de salud ha notificado desde el 4 de enero, justo en el último mes, un total de 347 contagios, lo que supone un 45% del total de la pandemia, situado en 755 casos.
El coordinador del área de salud, Luis Fernando Marín, indica que durante el último mes se han hecho más de 1.000 pruebas de diagnóstico “y con un elevado porcentaje de positivos”, concreta. Exactamente, según los datos recogidos en la plataforma Datacovid del Gobierno de Aragón, son 347 en el último mes y contrastan con los 30 contabilizados en diciembre.
Reuniones familiares
Aunque la localidad más afectada en la zona es Utrillas, también ha habido muchos casos en Escucha, Montalbán y Martín del Río, el resto de las poblaciones grandes, y Marín achaca el intenso brote –con días de más de medio centenar de positivos– a las relaciones sociales de las fiestas navideñas. “Nos hemos relajado, nos hemos reunido y estas son las consecuencias”, especifica el médico, para añadir que ha habido personas que han dado hasta 18 contactos al diagnosticarles Covid. El brote es de tipo familiar, asegura Marín, quien añade que se ha producido porque no se han tomado medidas en el interior de las casas.
Las cifras del área de salud de Utrillas del último mes hablan por sí solas con 56 casos confirmados por cada 1.000 habitantes, la cifra más alta no solo de Teruel, sino de todo Aragón. Detrás de Utrillas están las zonas de salud de Calamocha y Alhama de Aragón, en Zaragoza, con un total de 50 por cada 1.000 habitantes. Desde el inicio de la pandemia, el total de casos por mil habitantes en Utrillas es de 121, una cifra solo superada por Báguena, donde se eleva a 124 casos.
La cara buena de esta tercera ola en Utrillas es la tasa de letalidad, que es del 0,6%, muy por debajo del 3,6% para el conjunto de la pandemia, en la que las muertes son 43 por 10.000 habitantes.
Durante las pasadas semanas en la localidad llegaron a hacer hasta 120 PCRs al día y la cifra de citados rondaba el medio centenar, muchos de ellos porque la prueba anterior no había sido concluyente. “Hemos hecho entre 60 y 70 pruebas cada día durante 15 días”, relata el coordinador médico, quien matiza que todo ello ha supuesto una sobrecarga de trabajo a un centro de salud ya de por sí bajo mínimos.
Una plantilla muy mermada
El área de salud debería de tener 7 médicos con asignación de cartillas y 2 de refuerzo, pero solo tiene 5, que deben distribuirse a todos los pacientes, y 2 para reforzarlos. “Estamos 7 en una plantilla que debería ser de 11”, detalla el coordinador, que añade que la plaza de médico que había salido a concurso no se ha cubierto porque nadie la ha elegido.
El alcalde de Utrillas, Joaquín Moreno, aún confía en que se ocupe y en la próxima sesión plenaria está previsto aprobar la cesión de una vivienda por un alquiler muy económico con el fin de que sirva de incentivo a los profesionales de la medicina para elegir Utrillas como destino.
Mientras, el personal del centro de salud de Utrillas no para ni un minuto. Los pacientes hacen cola para ser atendidos en la puerta a primera hora; después es el turno de las vacunaciones, y el viernes les tocaba a las auxiliares de ayuda a domicilio de la Comarca Cuencas Mineras, que ya tienen puestas las 2 dosis. Para rematar la jornada, a partir de las 13:30 horas entre 3 enfermeros hacen medio centenar de PCRs a los conductores u ocupantes de los vehículos que esperaban turno desde media hora antes. “Es muy rápido y además así ni siquiera entran al centro de salud”, explicaba una enfermera con un palito en la mano que acababa de sacar de las fosas nasales de un paciente. Este sistema, que algunos vecinos llaman el McAuto porque, al igual que en la comida para llevar de McDonalds nadie baja de su vehículo, se comenzó a realizar ya en el mes de diciembre, apunta Luis Fernando Marín.
Muy cerca del centro de salud estuvo durante buena parte de la mañana una pareja de la Guardia Civil para constatar que no hubiera, al menos en público, comportamientos incorrectos que puedan poner en riesgo la salud pública. En el último mes y según las cifras facilitadas por la propia Guardia Civil se han puesto 12 denuncias por incumplir el máximo de personas que podían reunirse. El alcalde confirma los comportamientos inadecuados, que contrastan con los de otra parte de la población. Precisamente en algunos casos han sido los propios vecinos los que han alertado de reuniones y fiestas ilegales.
Aunque esta tercera ola ha sido la que más ha afectado a los vecinos de Utrillas, en la localidad hubo enfermos ya en las anteriores. Es el caso de María Pilar y Antonio, que con 49 años que tiene llegó a estar ingresado y remontó gracias a que le inyectaron plasma procedente de personas que habían superado el coronavirus, según relata su mujer. “Empezó a trabajar hace dos días, pero tiene muchas secuelas, está muy cansado”, comenta la mujer, que se encuentra muy bien aunque reconoce que ella no tuvo síntomas tan fuertes. Ellos han vivido en sus propias carnes la cara oscura de la enfermedad, pero apuntan a que hay gente que no es consciente de lo dura que puede ser.
Antonio Muñoz es el encargado del supermercado Plaza Día y señala que aunque en torno al 10% de la población está confinada, no afecta a las compras. “La gente sigue sus costumbres de siempre”, comenta, para añadir que solo se nota en que a partir de las 6 de la tarde, que es cuando cierran los bares y los comercios no esenciales, apenas queda nadie por la calle. Indica que él está muy pendiente de que nadie de los que sabe que están confinados acceda al supermercado, aunque agrega que, por el momento, no ha ocurrido.
Ana, que es cajera en el supermercado Eroski, sí ha notado una gran diferencia estos días y asegura que en su tienda “no hay aglomeraciones” pero además “las calles están vacías”. Una de sus clientas, Salvadora, de 72 años, lamenta la situación del pueblo y los comportamientos de mucha gente, pero sobre todo que la pandemia le haya robado un año de vida: “Y al paso que vamos serán dos”, matiza. A ella le hicieron también la prueba PCR, pero no por estar en contacto con nadie, sino porque cogió frío “fregando la escalera”, indica.
Tercera prueba en 7 días
Ricardo, de 63 años, estaba haciendo cola para hacerse el tercer PCR en una semana. Confía en que el resultado finalmente sea negativo porque no hay ningún infectado entre su familia y porque dice que han tenido todas las precauciones desde que se inició la pandemia. Relata que les hacen la prueba porque se ocuparon de sus sobrinos cuando su cuñada y su hermano se fueron a dar a luz su tercer bebé y, en la PCR que le hicieron antes del parto, dio un resultado positivo. Desde que se desató la pandemia generada por el coronavirus apenas han salido de casa, salvo para la boda de su hermano: “Les animamos a que, con el tercer hijo a punto de nacer, firmaran papeles y fuimos 5 minutos al Ayuntamiento, ese fue el único contacto con mi cuñada, que es la que ha dado positivo”, especificaba mientras esperaba en su coche a que le hicieran, de nuevo, la prueba.
También Manuel repetía por un resultado no concluyente y, sin ningún síntoma que indique que está contagiado, lamenta lo mucho que ha afectado el coronavirus a Utrillas, con un gran número de contagiados y otros muchos confinados. Señala que en su empresa no hay demasiadas personas de baja, pero sí en otras cercanas.
La guardería reabre el lunes
La guardería de Utrillas abrirá de nuevo sus puertas el lunes 8 de febrero después de que el 21 de enero tuviera que cerrar porque de las 11 PCRs que se realizaron solo una dio un resultado negativo, otras 7 fueron positivas y 3 indeterminadas.
Mari Carmen García es la directora del centro educativo y una de las que dio positivo, aunque fue asintomática. Asegura que con niños tan pequeños es normal tal grado de contagiosidad porque el contacto es inevitable. “Salió un niño positivo y nos hicieron la prueba a todos, yo en ese momento ya me aislé y mi marido y mi hijo dieron negativo”, explica.
El lunes recuperará la actividad laboral en un intento del Ayuntamiento porque la normalidad regrese a la localidad de Utrillas, según confirma el alcalde, Joaquín Moreno. El primer edil especifica que será el primer servicio en reabrir porque se considera esencial, “sobre todo para conciliar la vida laboral y familiar”, señala.
La idea es que, ya a la siguiente semana, se puedan recuperar otros servicios municipales, como el gimnasio, la piscina o la biblioteca.
De momento, los operarios del Ayuntamiento siguen desinfectando las zonas más transitadas y las entradas al centro de salud, los centros educativos y las residencias, tanto la de ancianos como la de Atadi. Todas esas desinfecciones se traducen en un gasto semanal de unos 6.000 litros de agua con lejía diluida, según detalla Emeren Lara, que es operario del Ayuntamiento. “Todos los días salimos por la mañana e intentamos llegar tanto a todos los sitios del pueblo como a las barriadas, estamos toda la jornada laboral haciendo desinfección”, puntualiza.
Aunque creen que lo peor ha pasado, en Utrillas no pueden bajar la guardia porque sus cifras desvelan que el Covid-19 sigue muy presente.
Quienes también están a días de recuperar un poco la tranquilidad son las auxiliares de ayuda a domicilio de la Comarca Cuencas Mineras, que el viernes por la mañana hacían cola para ponerse la segunda dosis de la vacuna. “Nos va a dar mucha tranquilidad porque estamos todo el día con gente mayor, aunque ellos todavía no se la han puesto”, relata Pilar Catalán, que es una de las que esperaba turno para recibir la ansiada segunda dosis.
Junto a ella, su compañera Adelia Lahoz, recuerda que es 5 de febrero, festividad de Santa Águeda, y lamenta cómo ha cambiado su vida en el último año. La fiesta de Santa Águeda fue para ella la última de 2020: “En Escucha, donde vivo, estuvimos hasta las 6 de la mañana por ahí. Desde entonces no hemos celebrado ninguna fiesta, ni siquiera los cumpleaños de la familia”, se resigna.