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Una plaga de conejos devasta los sembrados y horada los taludes de la A-23 y de la línea férrea en el corredor del Jiloca Una plaga de conejos devasta los sembrados y horada los taludes de la A-23 y de la línea férrea en el corredor del Jiloca
En la imagen, una finca de Santa Eulalia en la que se aprecia como los conejos han ido avanzando en el sembrado

Una plaga de conejos devasta los sembrados y horada los taludes de la A-23 y de la línea férrea en el corredor del Jiloca

Los agricultores alertan de las consecuencias económicas y del peligro potencial para las infraestructuras públicas
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Cruz Aguilar

Centenares de madrigueras perforan los taludes tanto de la A-23 como de la línea del tren a su paso por el Jiloca y los conejos que viven en ellas se están comiendo todos los sembrados que hay en las inmediaciones. Los agricultores se quejan de las pérdidas que ocasionan en los cultivos sin que nadie haga nada y alertan del riesgo de desprendimientos, porque estos mamíferos han hecho túneles en los taludes, aprovechando que es tierra removida y les resulta menos trabajoso, y atraviesan de lado a lado tanto la autovía como la vía del tren por el subsuelo.

Los agricultores están muy molestos por los daños que producen estos animales, cuyo número ha ido en aumento en los últimos años, según confirman algunos de los afectados. El problema lo han comunicado en los ayuntamientos y a los sindicatos agrarios, aseguran, sin que “de momento nadie haya hecho nada”, especificó Santiago Hernández, que es agricultor de Santa Eulalia.

Las infraestructuras viarias donde los conejos han hecho sus madrigueras son responsabilidad del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible y fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Teruel reconocieron ser conocedoras de una situación, que, aseguraron, “no afecta a la seguridad de la vía”. Indicaron que aunque los taludes son estables y no aprecian un problema urgente, sí se va a crear un equipo de trabajo para analizar el problema en el que estarán integrados la propia administración, agricultores y cazadores de la zona.

Tierra menos apelmazada

El presidente de la Sociedad de Cazadores de Villafranca del Campo y propietario de varias fincas afectadas por el saqueo, Joaquín Ibáñez, argumentó que los conejos eligen estos taludes de la autovía y de la vía del tren porque la tierra está menos apelmazada que la natural y “tienen opción a hacer mejor sus cañerías”. Allí se encuentran seguros puesto que está prohibido disparar en las zonas colindantes de las infraestructuras varias: “El terreno está abonado a que los conejos se instalen allí y proliferan de tal manera que están ocasionando numeroso daños”, lamentó.

Se trata de una especie muy prolífica, que puede tener varias camadas al año y alumbrar en cada una entre 6 y 10 gazapos, lo que posibilita un crecimiento exponencial en muy poco tiempo.

“Los sufridores de los daños somos los propietarios de las fincas colindantes con estas infraestructuras”, aseguró Joaquín Ibáñez, para añadir que “la reprimenda” se la llevan los cazadores, a quienes sus vecinos les reprochan que no hagan nada.

El cazador recalcó que una forma de frenar la plaga es la captura con hurones. Han solicitado permiso para ello al Ministerio de Transportes,  pero hasta el momento no han recibido respuesta. El presidente de los cazadores de Villafranca relató que el método del huroneo consiste en introducir hurones por los cados o madrigueras, de forma que se obliga a salir a los conejos, que son atrapados con redes y trasladados al monte, donde ahora apenas se encuentra esta especie cinegética. “Queremos sacar los conejos de ahí no para matarlos, sino para trasladarlos al monte y en unos años poder cazarlos”, explicó Joaquín Ibañez, quien lamentó que a fecha de hoy no han recibido respuesta a sus solicitudes.

Agustín Alegre, que es de Villafranca pero vive en Santa Eulalia, confirmó que en ambas poblaciones el problema es muy grave y están atados de pies y manos. “El talud está todo hueco por debajo y es un gran peligro”, relató, para añadir que la plaga ya se ha comido más de dos hectáreas del sembrado de cebada de su finca.

Los seguros, para quienes los tienen, cubren una parte de las pérdidas por daños de fauna, pero reducen la compensación si los daños son reiterados.

Como plantea Santiago Hernández, los conejos comen “al corte”, es decir, que avanzan de forma paulatina por la parcela, comenzando por la zona más cercana a su madriguera, lo que posibilita que, como apunta Alberto Escura, del sindicato UAGA, “se puedan cuantificar perfectamente las hectáreas comidas”.

Ayudas directas

Los sindicatos exigen que sean las administraciones las que concedan ayudas directas a la zona del Jiloca para los daños a la fauna silvestre. Escura apuntó que ellos reclamaron ya la pasada campaña que estos espacios devastados y que son perfectamente identificables, se computen en el ecorrégimen de biodiversidad como zona de no cosechado.

Desde Asaja, José Manuel Cebollada indicó que las compensaciones por daños de fauna es un tema que ellos tienen presente en cada una de las negociaciones: “Siempre transmitimos a la administración que esto se tiene que solucionar, no puede ser que los agricultores tengan que dar de comer a toda esa fauna”, sentenció. Añadió que los conejos también están provocando graves daños en la zona de Andorra, mientras que en otras zonas, como la Sierra de Albarracín, son los corzos y las cabras los que destrozan los cultivos y, además, por su tamaño, provocan accidentes de tráfico y problemas sanitarios y de transmisión de enfermedades, sobre todo las cabras portadoras de sarna.