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Un estudio sobre los apodos de los vecinos de Báguena confirma la vigencia de los mismos en el siglo XXI Un estudio sobre los apodos de los vecinos de Báguena confirma la vigencia de los mismos en el siglo XXI
En Báguena hay más de trescientos apodos o motes. La población censada actual es de 275 vecinos

Un estudio sobre los apodos de los vecinos de Báguena confirma la vigencia de los mismos en el siglo XXI

El historiador David Pardillos recoge hasta 300 motes, fruto del ingenio popular
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El historiador y profesor del Instituto Valle del Jiloca de Calamocha, David Pardillos Martín, ha publicado un estudio en su último número de la revista Cuadernos de Etnología, que edita el Centro de Estudios del Jiloca sobre los motes o apodos en Báguena en el siglo XXI. El estudio se titula Dime de qué familia eres y te diré tu apodo. Los motes en Báguena (Teruel)  en el siglo XXI. David Pardillos recoge 300 motes de los que él tampoco se libra, “Malón”, ya que Báguena es su pueblo donde además reside. Báguena tiene 275 vecinos censados actualmente. Se tiene previsto que en un próximo anexo el número de motes de Báguena se incremente.

El profesor e historiador, David Pardillos explica que los apodos son fruto del ingenio popular  que siguen perdurando en el  medio rural y añade que quiere dejar bien claro que con su estudio en Báguena no ha tratado de faltar al  respeto a ninguna persona o familia que pueda identificarse con alguno de los apodos que publica. Destaca que el estudio lo ha hecho sobre el cariño y como un bien del patrimonio cultural inmaterial del pueblo que puede correr el riesgo de perderse con  la despoblación y la marcha de familias a las ciudades. “Es un trabajo que debería llevarse también en  otros pueblos para que no se pierdan  los apodos”, invita.

Sobrenombres

David Pardillos Martín explica que los apodos o motes son sobrenombres que se dan a las personas por determinadas circunstancias que pueden variar. “Muchos de ellos son fruto del ingenio aragonés que, como es bien sabido, es inagotable cuando ironiza y se ceba en una persona, familia o acontecimiento. Los motes son de lo más variado. Hay apodos que identifican a una familia, que la describen, que la critican o simplemente recuerdan una anécdota histórica vinculada a alguno de sus miembros. Son los apodos familiares o motes, esos que muchas veces buscan poner un toque de ironía, y que han pasado generación tras generación de padres a hijos”.

Añade que buscar el rigor científico, “en muchas ocasiones, es misión imposible pues la lejanía en el tiempo del origen de los apodos impide conocer su sentido o significado inicial, seguramente unido a alguna anécdota personal o familiar”. “Se vienen realizando y han visto la luz recopilaciones de apodos de diferentes pueblos aragoneses, en la provincia de Teruel merecen ser destacadas algunas como las de Blesa, o el trabajo de la propia ciudad de Teruel. En la Comarca del Jiloca se ha escrito sobre los motes calamochinos, los utilizados en el pueblo de Caminreal  o en el municipio de Lechago”.

Despoblación

El historiador y profesor Pardillos Martín reseña que el proceso de despoblación que sufre, como casi toda la provincia de Teruel, la localidad de Báguena no ha hecho menguar el uso de los apodos familiares. “Los apodos perviven y se usan de manera cotidiana entre los vecinos para identificarse. Todavía hoy en día puede darse la circunstancia de que al preguntar por alguien en el pueblo dando el nombre y los apellidos sus vecinos no sepan identificarle y, en cambio, si lo haces preguntando por el mote enseguida te den razón de él y es que, en muchas ocasiones, en el medio rural constituyen unos identificadores mucho más exactos y útiles que los patronímicos y los nombres oficiales”.

Afirma que la mayor parte de los vecinos de Báguena “no se incomodan cuando se les llama por su apodo, todo lo contrario, a muchos de ellos les gusta que se les designe con ellos pues imprimen carácter al que lo porta y son motivo de orgullo familiar. Sin embargo, también hay personas, no muchas la verdad, a las que no les gusta que se las llame por su mote. Y es que reconozcamos, en ocasiones, la socarronería y el sentido despectivo que llevan implícito puede molestar”.

“Si atendemos a la relación de apodos de Báguena veremos cómo algunos de ellos tienen un componente toponímico que, seguramente, hace alusión a la procedencia geográfica de los antepasados del que lo porta: El Andaluz, Anentero, Alba, Balconchanero, Bellero, Calmarza, Castejonero, Catalán, La Francesa, Luquero, Madriles, Malón, Manchonero, Molina, Mozota, San Martinero o Soriano”.

Ironía

Reseña en su estudio que “ironía, y algo de ganas de fastidiar, hay también en el origen de muchos apodos de caracterización moral o física. No se escapan ni las cualidades físicas ni los defectos personales y así encontramos motes como El Bajo, El Baldao, El Chato, Chupa Chups, El Cojo, El Gordito Ravera, El Guapo, El Manco, La Larga, Negro, Patapalo, El Pelao, El Quemao o El Royo”. Y es que muchas veces los apodos suelen ser despectivos pues gustamos de vernos influidos por el estereotipo de ver negativamente al vecino. Resignarse al apodo es casi siempre la opción que queda, pues cuanto más le fastidie a alguien que le digan un mote más se lo van a decir los vecinos. No siempre es malquerencia pero sí ganas de burlarse del vecino, así somos”.
 

De izquierda a derecha:  Jesús Sanz, apodado Aquilino; Ana Cristina Rillo (La Guapa), David Pardillos (Malón) y Pedro Soriano (El Chispas)


Añade que las profesiones desarrolladas por algún familiar han dado origen a que a sus sucesores se les denomine con tal término: Bodeguero, Bombero, Botera, Las Boticarias, Caminero, Carpintero, Cartero, Carretero, Chispas, La Churrera, Esquilador, Estanquero, Guardagujas, El Guardia, Herrero, Hojalatera, Hornera, Lechero, Lucero, Modista, Molinero, La Pastora, Pelletero, Pocero, Sastra, Tagonera, Tejero o Torero. Algunas de las especies existentes en el mundo animal han tenido extensa correspondencia en la asignación de apodos: Caracol, Gallina, El Gato, Mochuelo, Mona, Palomo, Pantera, Patico, Perreta, Piraña, Pollo o Zorrilla.

Testimonios

El propio autor del estudio, David Pardillos Martín, escribe sobre su apodo o mote. “Miguel Ángel Vicente Ramos llama Malón a mi padre, Jesús Pardillos Jaraba, y mi padre le llama a él Bartolo, porque a su madre Pilar Ramos Rubio y a su abuelo Paulino Ramos Fuertes ya así les llamaban, “los Bartolos”.

El vecino de Bárguena, Pedro Soriano Ramos, más conocido como el “Luquero” o el “Chispas”. Pedro explica que los motes le vienen porque su abuelo paterno era de la vecina localidad de Luco del Jiloca y por su profesión de electricista.

Confiesa que no le sabe mál que le llamen por el mote ni a él ni a sus hijos. “Es más, me gusta  que perdure el apodo porque forma parte del patrimonio cultural del pueblo que no se debe perder”.

Otro testimonio de apodo en Báguena es Jesús Sánz Sánchez, que fue alcalde de Báguena  y que le conocen de toda la vida como el “Aquilino”, un apodo que le viene de su bisabuelo, que se llamaba Pedro y se enteró de que se llamba Pedro el día del entierro al nombrarlo el sacerdote como Pedro.

Molestia

Confiesa también que no  le molesta que le  llamen “Aquilino” y que le gusta. “Soy apicultor y el nombre que pongo en la etiqueta de la miel que vendo es Aquilino”. Agrega que lamentaría que se perdieran los motes o apodos en los pueblos, ya que otorgan personalidad.”Yo particularmente me siento orgulloso y a mi hija tampoco le sabe mal”.

En la misma línea, Ana Cristina Rillo se expresa sobre su apodo “La Guapa”. Explica que viene de generariones anteriores de su familia. “Eran dos mellizos que para distinguirlos llamaron a uno el Guapo y de ahí vino el apodo a los descendientes. Los apodos en Báguena en general se llevan con  bastente orgullo todos ellos”.

David Pardillos comenta que en el caso de la familia de Ana Cristina Rillo el mote de “La Guapa” es para ella y que, sin embargo, para su hermana de la que se lleva poco tiempo el mote por la que la conoce es el de Rillo, el apellido del padre.

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