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Tenebrismo y color recuperan su esplendor bajo el auspicio del curso de restauración Tenebrismo y color recuperan su esplendor bajo el auspicio del curso de restauración
Un total de diez alumnos participaron en el curso de restauración realizado por la Fundación Santa María de Albarracín

Tenebrismo y color recuperan su esplendor bajo el auspicio del curso de restauración

Tres lienzos y varias tablas de la Catedral de Albarracín han sido las piezas rehabilitadas
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Cruz Aguilar

El Curso Superior de Restauración de pintura de caballete, que concluyó este viernes en la Fundación Santa María de Albarracín, ha recuperado un San Jerónimo de tanta calidad artística que pasará de estar sepultado entre enseres en el almacén de la Catedral a exponerse. Bajo una gruesa capa de suciedad acumulada por el paso de los años y la degradación de los barnices, los alumnos, dirigidos por la experta en restauración María José Félix, han descubierto una pintura tenebrista de estilo barroco. Fue realizada en el siglo XVII y muestra un marcado claroscuro y una figura humana de la que emana una potente luz, según explicó la docente.

Se trata de un cuadro de gran formato, al igual que otro que muestra el éxtasis de María Magdalena y que presenta la peculiaridad de que tiene detalles que están inacabados, algo poco habitual en las obras pictóricas. En este sentido, Félix reconoció que resulta “curioso” ver zonas sin terminar, como la mano de un angelito o un tarro de ungüento del que solo se muestra la silueta.

El tercero de los cuadros intervenidos es un santo agustino del que aún falta por determinar su iconografía. Muestra un hábito negro y una cadena en la mano con la figura de un demonio en la parte inferior. “Estaba muy oculto por la capa de barnices oxidados, ennegrecido”, comentó la profesora del curso, quien recalcó que bajo esa capa de suciedad “han aparecido grandes calidades en el cielo y en el paisaje, ha sido otra sorpresa”.

Los alumnos también han concluido la restauración de un cuadro que ya se abordó en la pasada edición del curso pero que no se terminó por falta de tiempo. Los anteriores participantes habían consolidado el soporte textil y los de este año han limpiado, estucado y reintegrado cromáticamente la obra.

Antonio Jiménez, gerente de la Fundación Santa María, que es la promotora de los cursos, adelantó que la pintura de San Jerónimo se expondrá en próximas fechas puesto que ha sido todo un descubrimiento. Muestra al santo en su celda pero con los atributos de padre de la Iglesia y es una obra de gran tamaño, de en torno a un metro de ancho por uno y medio de alto.

Amplio abanico de materiales

Para que los asistentes a la actividad formativa tuvieran oportunidad de manejar diversos materiales  y practicar un amplio abanico de intervenciones, se han ocupado también de la restauración de varias tablas del retablo de la capilla de la Circuncisión, que fue la que se descubrió durante la restauración de la Catedral de Albarracín.

En este sentido, la profesora especificó que los asistentes han trabajado tanto con lienzo como con tabla para así conocer los diversos materiales a los que se pueden enfrentar a lo largo de su vida profesional. En total participaron diez alumnos procedentes de diversas Comunidades Autónomas como Extremadura, Asturias, Andalucía o la Comunidad Valenciana, entre otras. Todos ellos son profesionales de la restauración que buscan en los cursos de la Fundación Santa María de Albarracín especializarse sobre materias específicas que apenas se abordan en clase. Esta actividad se realiza gracias a la colaboración del Instituto Aragonés de Empleo (Inaem).

El primer paso a la hora de realizar una restauración de pintura de caballete es consolidar el soporte. La mayor parte de las veces hay que sustituir el bastidor, que es el armazón de madera sobre el que va sujeto el lienzo. En los siglos pasados solían utilizarse con las aristas de madera interiores vivas, que provocaban daños en la tela, según explicó María José Félix.

El tensado de la tela al nuevo bastidor no siempre es sencillo y a veces es necesario utilizar unas bandas de lino para no forzar la tela original. 

El siguiente paso fue la limpieza y eliminación de los barnices degradados. Los lienzos presentaban cortes, desgarros y pequeños agujeros, como precisó la docente, que se repararon con injertos y parches de tela con resinas especiales. Esas lagunas se tratan con un estucado a ase de cola animal y sulfato cálcico, que es un yeso fino. Ambos materiales eran habituales en la época en la que se realizaron las pinturas originales y se usan para alisar la zona donde falta pintura. “Sirve para rellenar la capa y disponer así de la superficie idónea para recomponer el color”, dijo la responsable de la acción formativa. 

Se trata de materiales reversibles, una características que también tienen los utilizados para la reintegración cromática. Así, suelen emplearse acuarelas –nunca óleo– y se colorea mediante las técnicas del puntillismo y el regatinos, que es una trama realizada a base de rayas muy finas. “Si te acercas puedes diferenciar lo que se ha reintegrado en la laguna con el resto del original”, matizó Félix.