Recreación de una batalla para la toma del Castillo en Peracense
Peracense vive la historia entre el realismo de los grupos recreacionistas y la curiosidad del público
El castillo rojo regresa al siglo XIII mientras el pueblo se sumerge en la fiesta con su mercado medieval
Víctor Nadal vive tanto la historia como recreacionista, que durante dos noches ha dormido en un jergón con paja en el castillo de Peracense, a pesar de que no han sido cálidas precisamente sino más bien frías. Así ha experimentado lo que hace ocho siglos sintieron las gentes que habitaron esta fortaleza en la Comarca del Jiloca. Le han acompañado alrededor de cuarenta personas que han hecho regresar el castillo al siglo XIII, entre la mirada curiosa de los visitantes que desde el viernes pasado han sentido que viajaban en el tiempo al encontrarse la fortaleza poblada por gentes del Medievo, no solo guerreros sino artesanos y otras clases sociales de la época.
Grupos de recreación de distintos lugares lo han hecho posible un año más gracias a la iniciativa que tuvo Fidelis Regi en 2007, y que salvo durante la pandemia no han faltado a este encuentro, en el que la fortaleza medieval de Peracense cobra vida con lo que le falta el resto del año, las gentes que la poblaron en su día.
Desde el viernes y hasta este domingo, el castillo se puebla de recreacionistas para participar en un encuentro del que se beneficia el municipio, ya que atrae numerosos visitantes para poder disfrutar del lugar como si estuviese habitado. Como afirmaban dos de los visitantes que acudieron a verlo, Rafael y Emiliana, es un “lujo” poder visitarlo así puesto que era como si hubiesen hecho un viaje en el tiempo hasta el siglo XIII.
Los recreacionistas, provenientes de distintas partes de España, explican a la gente cómo se vivía entonces, desde las propias vestimentas que portan y que han sido recreadas al detalle, hasta las actividades cotidianas que desarrollaban. “Es curioso que duerman aquí por la noche y que hagan la vida aquí durante todo el fin de semana”, comentaba Emiliana. Ella y Rafael era la primera vez que acudían y consideraron que era una forma “distinta”, a la vez que “entretenida”, de conocer el patrimonio histórico.
El objetivo de los grupos de recreación es ese, divulgar, dar a conocer el patrimonio y la historia de Aragón entre la gente interactuando con ella como si fuese una jornada normal en el castillo hace ocho siglos. les explicaban la historia de la fortaleza, lo que ocurría dentro de ella y cómo se organizaban quienes la habitaban. Interactúan con el público explicándoles todo, lo que permite que quien visita el lugar no se quede solo con la imagen de sus patios y construcciones sino con lo que pasaba entre sus muros.
Las escenificaciones que se hacen se amoldan también a la historia y a las características del sitio. Así, recrearon por la mañana que el castillo era tomado por huestes del señor de Azagra aprovechando que la mayoría de los soldados habían partido a auxiliar al conde de Bear. Como el lugar está probado que históricamente ha sido inexpugnable, la toma del sitio se hizo por añagazas, metiendo las armas escondidas entre la paja y envenenando a uno de los guardias. Tras el golpe de mano por la mañana, por la atarde acudió la compañía de Daroca para recuperarlo.
Hace 17 años se celebró el primer encuentro que tiene lugar dentro de la fortaleza, mientras que desde hace una década el Ayuntamiento de Peracense organiza en las calles del pueblo un mercado medieval con puestos de venta y actividades de todo tipo como actuaciones y juegos.
El alcalde de la localidad, Manuel Bugeda, aseguró que la gente del pueblo había respondido “muy bien” y que estaba acudiendo gente de fuera. “El ambiente es muy bueno y esto nos viene bien para promocionarnos y seguir dando a conocer el castillo”, explicaba, puesto que supone un “aliciente para que la gente acuda”.
Bugeda estimó que entre las visitas al castillo y al mercado medieval serán más de mil personas las que pasen por el pueblo este fin de semana. Sonia Górriz, gerente de la empresa Acrótera que gestiona las visitas a la fortaleza, estimó en las mismas cifras el número de visitantes que pueden pasar este fin de semana. Se remitió a los datos del año pasado cuando fueron 1.042 las que visitaron la fortaleza, de las cuales más de la mitad, 596, lo hicieron el sábado.
“Es un apoyo grandísimo al castillo y al pueblo de Peracense, porque los das a conocer”, comentó la gerente, quien destacó la importancia de este tipo de iniciativas ya que ayudan a que el número de visitas vaya en aumento. “Cada vez tiene más impacto y cada año vamos a más”, precisó.
Jesús Jambrina, vicepresidente de Fidelis Regi, incidió en que con este tipo de recreaciones y encuentros se pretende poner en valor el Reino de Aragón puesto que a través de los mismos la historia “cobra vida”. “Lo interesante es poner en valor todo este patrimonio arquitectónico y verlo además con la actividad que tuvo en su momento”, indicó el recreacionista, ya que ello supone “dar un salto temporal de 800 años”.
Ellos viven durante los tres días prácticamente como lo hacían hace ocho siglos. Recrean sus ropas al detalle. Por más que haga calor o frío se visten como lo hicieron en ese momento aquellas personas y experimentan así lo que pudieron sentir aquellos antepasados.
Algunos optan por dormir en sacos por la comodidad, pero otros como Víctor Nadal lo hacen tal como lo hacían entonces, en jergones con paja. Nadal es de Alcoy (Alicante) y forma parte del grupo recreacionista Aliger Ferrum, del que es su secretario. se metió en la piel del almocadén, el capitán de los soldados que custodiaban la fortaleza y que cae por la mañana a manos del señor de Azagra. Comentó que experimentar la historia así es como vivirla, porque se siente lo que tuvieron que sentir aquellos individuos.
Jesús Jambrina precisa que aquella vida era “muy dura”, y Nadal lo corrobora después de haber pasado la noche durmiendo sobre la paja con una temperatura bastante baja. Jambrina añade que con el trabajo que hacen “puedes recrear un tejido, pero lo que no puedes recrear es el pensamiento de la época”.
Los recreacionistas consideran que existen muchos clichés en torno al pasado, pero que a través de iniciativas así se están desmontando, como que las espadas eran muy pesadas cuando apenas superaban el kilo o kilo y medio.
A través de su trabajo se pretende compensar también esa imagen guerrera que existe de la época, puesto que había civiles y había vida más allá de los combates. Por eso en el castillo había más civiles que guerreros, entre ellos artesanos como David Cuevas, que recrea piezas de la época, desde bordones (bastones de peregrinos reconstruidos a partir de los dibujos que aparecen en las cantigas), hasta peines, farolillos o incluso lentes.
Entre los recreacionistas hay quienes desdoblan también su personalidad entre el personaje del presente y el individuo al que encarnan en el pasado. Es el caso de Héctor Polite, de Zaragoza y perteneciente a la asociación El Viejo Reino, que asumió la personalidad de Pero (Pedro en aragonés), un civil de un pueblo, no un guerrero, que tocaba la lira o las flautas para amenizar la jornada.
Héctor, en su personaje de Pero, durmió en el castillo y aseguró que había sido una “noche mágica al calor de los compañeros bajo las estrellas”. No lo hacen al raso, sino en los habitáculos con que cuenta la fortaleza y en los pabellones medievales (tiendas) que instalan y que recrean con suma fidelidad de acuerdo con la documentación histórica que manejan. “Este es un castillo monumental y vivir aquí como lo hacemos estos días es sentir lo que sentirían ellos, aunque entender cómo pensaban es complicado porque la mentalidad de la época era distinta”, aclara.
Susana Tejedor, de Zaragoza y miembros de la Asociación Batalla de Cutanda, lleva ocho años acudiendo a este encuentro de recreacionistas y ahora lo hace ya con su hijo de 7 años. Considera que es una fortuna poder hacerlo así sobre todo para el niño, porque aprende de esta manera historia vivida a partir de la experiencia que se lleva.
Tejedor destacó que de esta forma su hijo se está acercando a hechos históricos que no se enseñan, como la propia Batalla de Cutanda, que pese a su importancia “es de las más desconocidas” y que a través del recreacionismo se le está dando difusión.
“Vivir el fin de semana aquí como lo hacían ellos te permite apreciar cómo podían sentirse ellos en aquel momento, cómo vivían con las cosas justas y adaptarte a las limitaciones que tenían como vivir solo con la luz natural”, comentó Tejedor, que argumentó que con esta forma de conocer la historia “disfrutas muchísimo”, puesto que además se reencuentran con recreacionistas de otros lugares que solo ven en este tipo de eventos.
Ramón Valero, de Alfajarín (Zaragoza) y miembro de la asociación Mesnada Tres Estrellas cuyos socios son de varias provincias, no ha faltado a un solo encuentro recreacionista de los celebrados en Peracense desde el primer año. Considera que recrear la historia en un lugar como este es “espectacular” y una “oportunidad única” que se brinda pocas veces. Pasar la noche con otros recreacionistas como lo hicieron hace ocho siglos las gentes que habitaron este castillo es un privilegio, argumenta.
Por la noche aguantan rato hablando hasta que se acuestan en sus jergones, sin la comodidad que nos brindan hoy los colchones, solo acostados sobre un puñado de paja y arropados con las mismas prendas del siglo XIII para combatir el frío que, al menos durante la primera noche del encuentro, fue intenso. Pese a ello sostienen que es “un privilegiado poder disfrutar de esto y poder vivir una experiencia así”, afirma Valero.
Este recreacionista incide en que de esta forma se muestra a la gente mucho más de lo que fueron las batallas, porque la imagen que se tiene de la Edad Media es guerrera, pero aparte estaba la población civil con su forma de vida. “Aquí se ven desde las vajillas que se utilizaban a los juguetes de los niños, lo que hacían las mujeres o el uso de telares”, explica, todo ello reproducido con rigor a partir de lo que aparece en las ilustraciones de la época como las Cantigas de Alfonso X El Sabio o en los capiteles de las columnas. “Nosotros todo lo documentamos y replicamos solo lo que hemos visto previamente”, precisó este recreacionista. Por ello, visitar estos días Peracense (el encuentro y el mercado duran hasta hoy) es como viajar en el tiempo entre gentes de hoy que han sabido captar el espíritu de hace ocho siglos.
Grupos de recreación de distintos lugares lo han hecho posible un año más gracias a la iniciativa que tuvo Fidelis Regi en 2007, y que salvo durante la pandemia no han faltado a este encuentro, en el que la fortaleza medieval de Peracense cobra vida con lo que le falta el resto del año, las gentes que la poblaron en su día.
Desde el viernes y hasta este domingo, el castillo se puebla de recreacionistas para participar en un encuentro del que se beneficia el municipio, ya que atrae numerosos visitantes para poder disfrutar del lugar como si estuviese habitado. Como afirmaban dos de los visitantes que acudieron a verlo, Rafael y Emiliana, es un “lujo” poder visitarlo así puesto que era como si hubiesen hecho un viaje en el tiempo hasta el siglo XIII.
Los recreacionistas, provenientes de distintas partes de España, explican a la gente cómo se vivía entonces, desde las propias vestimentas que portan y que han sido recreadas al detalle, hasta las actividades cotidianas que desarrollaban. “Es curioso que duerman aquí por la noche y que hagan la vida aquí durante todo el fin de semana”, comentaba Emiliana. Ella y Rafael era la primera vez que acudían y consideraron que era una forma “distinta”, a la vez que “entretenida”, de conocer el patrimonio histórico.
El objetivo de los grupos de recreación es ese, divulgar, dar a conocer el patrimonio y la historia de Aragón entre la gente interactuando con ella como si fuese una jornada normal en el castillo hace ocho siglos. les explicaban la historia de la fortaleza, lo que ocurría dentro de ella y cómo se organizaban quienes la habitaban. Interactúan con el público explicándoles todo, lo que permite que quien visita el lugar no se quede solo con la imagen de sus patios y construcciones sino con lo que pasaba entre sus muros.
Las escenificaciones que se hacen se amoldan también a la historia y a las características del sitio. Así, recrearon por la mañana que el castillo era tomado por huestes del señor de Azagra aprovechando que la mayoría de los soldados habían partido a auxiliar al conde de Bear. Como el lugar está probado que históricamente ha sido inexpugnable, la toma del sitio se hizo por añagazas, metiendo las armas escondidas entre la paja y envenenando a uno de los guardias. Tras el golpe de mano por la mañana, por la atarde acudió la compañía de Daroca para recuperarlo.
Hace 17 años se celebró el primer encuentro que tiene lugar dentro de la fortaleza, mientras que desde hace una década el Ayuntamiento de Peracense organiza en las calles del pueblo un mercado medieval con puestos de venta y actividades de todo tipo como actuaciones y juegos.
Ambientación en el pueblo
El alcalde de la localidad, Manuel Bugeda, aseguró que la gente del pueblo había respondido “muy bien” y que estaba acudiendo gente de fuera. “El ambiente es muy bueno y esto nos viene bien para promocionarnos y seguir dando a conocer el castillo”, explicaba, puesto que supone un “aliciente para que la gente acuda”.
Bugeda estimó que entre las visitas al castillo y al mercado medieval serán más de mil personas las que pasen por el pueblo este fin de semana. Sonia Górriz, gerente de la empresa Acrótera que gestiona las visitas a la fortaleza, estimó en las mismas cifras el número de visitantes que pueden pasar este fin de semana. Se remitió a los datos del año pasado cuando fueron 1.042 las que visitaron la fortaleza, de las cuales más de la mitad, 596, lo hicieron el sábado.
“Es un apoyo grandísimo al castillo y al pueblo de Peracense, porque los das a conocer”, comentó la gerente, quien destacó la importancia de este tipo de iniciativas ya que ayudan a que el número de visitas vaya en aumento. “Cada vez tiene más impacto y cada año vamos a más”, precisó.
Jesús Jambrina, vicepresidente de Fidelis Regi, incidió en que con este tipo de recreaciones y encuentros se pretende poner en valor el Reino de Aragón puesto que a través de los mismos la historia “cobra vida”. “Lo interesante es poner en valor todo este patrimonio arquitectónico y verlo además con la actividad que tuvo en su momento”, indicó el recreacionista, ya que ello supone “dar un salto temporal de 800 años”.
Ellos viven durante los tres días prácticamente como lo hacían hace ocho siglos. Recrean sus ropas al detalle. Por más que haga calor o frío se visten como lo hicieron en ese momento aquellas personas y experimentan así lo que pudieron sentir aquellos antepasados.
Jergones con paja
Algunos optan por dormir en sacos por la comodidad, pero otros como Víctor Nadal lo hacen tal como lo hacían entonces, en jergones con paja. Nadal es de Alcoy (Alicante) y forma parte del grupo recreacionista Aliger Ferrum, del que es su secretario. se metió en la piel del almocadén, el capitán de los soldados que custodiaban la fortaleza y que cae por la mañana a manos del señor de Azagra. Comentó que experimentar la historia así es como vivirla, porque se siente lo que tuvieron que sentir aquellos individuos.
Jesús Jambrina precisa que aquella vida era “muy dura”, y Nadal lo corrobora después de haber pasado la noche durmiendo sobre la paja con una temperatura bastante baja. Jambrina añade que con el trabajo que hacen “puedes recrear un tejido, pero lo que no puedes recrear es el pensamiento de la época”.
Los recreacionistas consideran que existen muchos clichés en torno al pasado, pero que a través de iniciativas así se están desmontando, como que las espadas eran muy pesadas cuando apenas superaban el kilo o kilo y medio.
A través de su trabajo se pretende compensar también esa imagen guerrera que existe de la época, puesto que había civiles y había vida más allá de los combates. Por eso en el castillo había más civiles que guerreros, entre ellos artesanos como David Cuevas, que recrea piezas de la época, desde bordones (bastones de peregrinos reconstruidos a partir de los dibujos que aparecen en las cantigas), hasta peines, farolillos o incluso lentes.
Entre los recreacionistas hay quienes desdoblan también su personalidad entre el personaje del presente y el individuo al que encarnan en el pasado. Es el caso de Héctor Polite, de Zaragoza y perteneciente a la asociación El Viejo Reino, que asumió la personalidad de Pero (Pedro en aragonés), un civil de un pueblo, no un guerrero, que tocaba la lira o las flautas para amenizar la jornada.
Héctor, en su personaje de Pero, durmió en el castillo y aseguró que había sido una “noche mágica al calor de los compañeros bajo las estrellas”. No lo hacen al raso, sino en los habitáculos con que cuenta la fortaleza y en los pabellones medievales (tiendas) que instalan y que recrean con suma fidelidad de acuerdo con la documentación histórica que manejan. “Este es un castillo monumental y vivir aquí como lo hacemos estos días es sentir lo que sentirían ellos, aunque entender cómo pensaban es complicado porque la mentalidad de la época era distinta”, aclara.
Susana Tejedor, de Zaragoza y miembros de la Asociación Batalla de Cutanda, lleva ocho años acudiendo a este encuentro de recreacionistas y ahora lo hace ya con su hijo de 7 años. Considera que es una fortuna poder hacerlo así sobre todo para el niño, porque aprende de esta manera historia vivida a partir de la experiencia que se lleva.
Tejedor destacó que de esta forma su hijo se está acercando a hechos históricos que no se enseñan, como la propia Batalla de Cutanda, que pese a su importancia “es de las más desconocidas” y que a través del recreacionismo se le está dando difusión.
Sentir lo que sentían ellos
“Vivir el fin de semana aquí como lo hacían ellos te permite apreciar cómo podían sentirse ellos en aquel momento, cómo vivían con las cosas justas y adaptarte a las limitaciones que tenían como vivir solo con la luz natural”, comentó Tejedor, que argumentó que con esta forma de conocer la historia “disfrutas muchísimo”, puesto que además se reencuentran con recreacionistas de otros lugares que solo ven en este tipo de eventos.
Ramón Valero, de Alfajarín (Zaragoza) y miembro de la asociación Mesnada Tres Estrellas cuyos socios son de varias provincias, no ha faltado a un solo encuentro recreacionista de los celebrados en Peracense desde el primer año. Considera que recrear la historia en un lugar como este es “espectacular” y una “oportunidad única” que se brinda pocas veces. Pasar la noche con otros recreacionistas como lo hicieron hace ocho siglos las gentes que habitaron este castillo es un privilegio, argumenta.
Por la noche aguantan rato hablando hasta que se acuestan en sus jergones, sin la comodidad que nos brindan hoy los colchones, solo acostados sobre un puñado de paja y arropados con las mismas prendas del siglo XIII para combatir el frío que, al menos durante la primera noche del encuentro, fue intenso. Pese a ello sostienen que es “un privilegiado poder disfrutar de esto y poder vivir una experiencia así”, afirma Valero.
Este recreacionista incide en que de esta forma se muestra a la gente mucho más de lo que fueron las batallas, porque la imagen que se tiene de la Edad Media es guerrera, pero aparte estaba la población civil con su forma de vida. “Aquí se ven desde las vajillas que se utilizaban a los juguetes de los niños, lo que hacían las mujeres o el uso de telares”, explica, todo ello reproducido con rigor a partir de lo que aparece en las ilustraciones de la época como las Cantigas de Alfonso X El Sabio o en los capiteles de las columnas. “Nosotros todo lo documentamos y replicamos solo lo que hemos visto previamente”, precisó este recreacionista. Por ello, visitar estos días Peracense (el encuentro y el mercado duran hasta hoy) es como viajar en el tiempo entre gentes de hoy que han sabido captar el espíritu de hace ocho siglos.
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