Patrimonio bélico Comunidad de Teruel: La última defensa: El Portachuelo de Escorihuela y Castelfrío, en la Sierra de El Pobo
En esa zona se arrojaron más de 5.000 proyectiles durante nueve días de bombardeos en el mes de mayo de 1938Por Ismael Villalba, Amable García, Javier Ibáñez, Rubén Sáez & Laurentiu Covaci
22 de abril de 1938. Han pasado dos meses de la Batalla de Teruel. Tras la caída de sucesivas posiciones, la 28ª División republicana ha conseguido fijar una nueva línea de contención. Para ello han aprovechado las alturas próximas a Corbalán, desde el vértice Lepos hasta los cerros más cercanos a la ermita de Santa Bárbara. Desde este enclave, la línea defensiva continuaba por esta margen del río en dirección a Escorihuela, teniendo como puntos destacados las alturas de Cabigordo, Castelfrío y la Sierra de El Pobo. Forman parte de este conjunto defensivo dos de las posiciones incluidas en el reportaje anterior (Cerro del Pino Redondo y base de Cabigordo)
Durante unas semanas, la actividad militar en esta zona fue escasa. Más al Norte, se combate encarnizadamente en la conocida como “Ofensiva de Aragón”, con la que el ejército nacional consiguió llegar hasta el mar Mediterráneo (19 de abril), rompiendo el frente republicano y dejando aislada a Cataluña.
Pero el día 23 se rompe la relativa calma en esta zona, al iniciarse la ofensiva franquista sobre el Levante, con un primer avance en dirección a la línea Aliaga-Jorcas. Los combates tienen lugar bajo un fuerte temporal de agua, nieve y granizo, lo que dificulta el avance de la 15ª División nacional. El día 25, la 5ª División marcha sobre la Muela de Camarillas, Aguilar del Alfambra y Ababuj. Dos días después, la 85ª División ocupaba Escorihuela y el vértice Batiosa, en el extremo Norte de la Sierra de El Pobo.
La defensa republicana pivotará ahora sobre el sector de Castelfrío. Dado lo difícil que era capturar las numerosas cotas que jalonaban este sector del frente, los mandos sublevados optaron por un bombardeo a gran escala de las posiciones. Los defensores no tendrían ninguna opción para repeler este ataque. No obstante, las adversas condiciones meteorológicas (con incluso una nevada el 5 de mayo), fueron retrasando la ofensiva. El 11 de mayo, tras nueve días de bombardeos continuados en los que se arrojaron más de 5.000 proyectiles, las fortificaciones de Castelfrío fueron conquistadas. El Gobierno de la República otorgó la Medalla al Valor a la diezmada 28ª División, por la tenaz defensa de estas posiciones.
Una vez capturada esta línea defensiva, el ejército franquista estaban en condiciones de poder avanzar desde el Norte en dirección a Alcalá de la Selva y Mora de Rubielos. Otro tanto harían desde Teruel hacia el Puerto de Escandón, siguiendo en este caso la carretera de Valencia. El frente se alejó definitivamente de esta zona de la Comarca Comunidad de Teruel, para discurrir durante un tiempo por el Maestrazgo y la Sierra de Gúdar. Aún quedan más de 10 meses para el final de la guerra.
El Portachuelo (Escorihuela).
La posición de El Portachuelo se encuentra encaramada en un cerro cercano a Castelfrío, situado a media altura (1.343 m.s.n.m.) entre el valle del Alfambra (que en ese sector se encuentra a unos 1.000 m.s.n.m.) y las cumbres más altas de la Sierra del Pobo y Castelfrío (entre 1.700 y 1.760 m.s.n.m.); lo que le otorga un buen control visual sobre el valle, siendo significativamente inferior sobre otros espacios de su entorno inmediato, cubiertos desde otras posiciones situadas a mayor altura.
Para comprender la elección de este emplazamiento, debemos fijarnos en la red de caminos que ascendían desde el Alfambra a los llanos de El Pobo. Aunque en esas fechas aún no existía la carretera TE-V-8002, que discurre desde Escorihuela al puerto de Castelfrío, había distintos caminos (más o menos intrincados) que desempeñaban esa función, y que podían ser utilizados por la infantería enemiga. Uno de esos caminos era el del Portachuelo, que, tras pasar por la masía homónima, enlazaba con el camino de Escorihuela a Cedrillas. Durante los poco más de dos meses que median desde la Batalla del Alfambra y el 11 de mayo de 1938, esta posición fue clave en la estabilización del frente.
Las fortificaciones del Portachuelo presentan una cierta complejidad. El sector en el que se ha intervenido arqueológicamente cuenta con dos líneas defensivas, protegidas con parapetos realizados mediante piedra seca, de buena factura. Se sitúan a diferentes alturas, una en lo alto del cerro y otra a media ladera; de este modo, se intenta evitar dejar ángulos muertos a lo largo de todo su frente.
La línea superior presenta una trinchera principal con banco corrido para tiradores, que facilita el disparo. También cuenta con una posición para ametralladora en una ubicación estratégica, que permitía batir a cualquier enemigo que se aproximara.
La línea inferior también incluye una trinchera principal con varios puestos de tirador, pero de diferente tipología; los parapetos tienen una traza semicircular y carecen de banco corrido. La posición también cuenta con un puesto para ametralladora, en el flanco contrario al que se sitúa la del nivel superior. A contrapendiente, y aprovechando la presencia de un cortado rocoso, se localizan varios espacios de vida. Tienen forma cuadrangular y un reducido tamaño (menos de 4 m2).
Materiales
Los materiales arqueológicos en toda esta posición han sido escasos, no habiéndose localizado apenas vainas de munición disparada. Es interesante el hallazgo de un pico, muy desgastado por el uso, que seguramente fue empleado por los soldados encargados de excavar las trincheras en la dura caliza mesozoica.
De la secular importancia estratégica de esta posición, da idea la presencia de una estructura turriforme de época medieval. Se sitúa en el punto más elevado de la posición y de ella tan sólo se conserva su base.
En el monte contiguo, a unos 400 m. de distancia y en una cota unos 40 m. más elevada, hay otra posición republicana. Ambas se prestarían apoyo mutuo con su fuego, pudiendo batir de forma simultánea a cualquier atacante que se adentrara desde el valle.
En este enclave también se aprecia una extensa línea de trincheras, con un planteamiento defensivo muy similar al de la anterior. Cuenta con una doble línea de trincheras, pozos de tirador y posiciones para ametralladora, así como sus correspondientes espacios de vida y otros de mayor tamaño, que quizás pudieran identificarse como puestos de mando.
Castelfrío y refugios
Las posiciones republicanas jalonan las laderas y la cumbre del Cerro de Castelfrío. Al igual que las fortificaciones de la zona de El Portichuelo, las trincheras, pozos de tirador y puestos de ametralladora se encuentran mayoritariamente protegidos por parapetos de piedra seca, técnica que también se utiliza para los chozos y casetas utilizados como zona de vida. En el sector septentrional de la cumbre se encuentra la posición de mejor factura, en la que se empleó mortero de cemento para trabar la mampostería, además de una cubierta de hormigón.
En la parte Noroccidental del cerro se encuentra el extenso saliente de La Corraliza situado a 1.587 m.s.n.m. Tiene un magnífico control visual, que incluye zonas de las laderas que no se pueden batir desde la cumbre del cerro; y a los pies discurre el antiguo camino de Peralejos a El Pobo, potencial vía de penetración de la infantería enemiga.
A contrapendiente de este saliente se conserva un interesante conjunto de casetas de piedra seca, cubiertas mediante falsas cúpulas por aproximación de hiladas, en las que el Proyecto Atrinchérate 2022-23 realizó labores de consolidación.
Estas construcciones son parecidas a las realizadas para apoyo a la explotación agropecuaria, en distintas zonas de la provincia (especialmente en el Maestrazgo, Gúdar-Javalambre y Matarraña). Se localizan en la parte meridional, la mejor resguardada de los combates y de los rigores meteorológicos. Aunque menos vistosas que las aparatosas fortificaciones que jalonan este cerro, estas humildes estructuras de habitación y refugio nos recuerdan las duras condiciones de vida en le frente
En mayo de 1938, hace muy poco más de 85 años, cesó definitivamente el fragor de la contienda en esta posición.