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Mosqueruela recuerda en una muestra el tornado que arrasó en el año 1999 un total de 365 hectáreas de pinar Mosqueruela recuerda en una muestra el tornado que arrasó en el año 1999 un total de 365 hectáreas de pinar
Imagen tomada desde el aire y que ahora se exhibe en la exposición sobre cómo quedó el monte tras el paso del tornado

Mosqueruela recuerda en una muestra el tornado que arrasó en el año 1999 un total de 365 hectáreas de pinar

El 28 de agosto se cumplieron 20 años del paso de uno de los torbellinos más fuertes que han ocurrido en Teruel
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Cruz Aguilar

Las condiciones orográficas y climáticas de Teruel la convierten en una zona proclive a los tornados y dentro de la provincia es Mosqueruela la que ostenta, con un total de tres, el dudoso honor de haber registrado más fenómenos de este tipo.  El pasado 28 de agosto se cumplieron 20 años de uno de los tornados más virulentos que se han registrado en el territorio turolense, que se llevó por delante 365 hectáreas de pinar y ahora los vecinos lo recuerdan con una exposición. 

Catalogado como F3 –vientos entre 218 y 266 kilómetros por hora-, únicamente provocó daños materiales en el monte y en una masía deshabitada, de la que arrancó el tejado. Tuvo un recorrido de unos 14 kilómetros que se inició en el término municipal de Fortanete y concluyó en el de Villafranca del Cid, ya en la provincia de Castellón, muy cerca del casco urbano. 

La localidad recuerda estos días el aniversario del huracán de 1999 con una exposición en la que se muestran tanto los recortes de prensa con las noticias que se publicaron en la época como con imágenes tomadas después del suceso tanto desde un helicóptero como a pie de monte. En ellas se aprecian los daños sufridos en los pinares, con en torno a 400.000 ejemplares de pino silvestre arrancados en un total de 365 hectáreas. 

La muestra, organizada por los forestales de la zona en colaboración con el Ayuntamiento, se inauguró el 28 de agosto, fecha en la que se cumplían dos décadas del fenómeno meteorológico, y se podrá visitar en la Sala de la Villa durante este fin de semana y también al próximo. La alcaldesa, Alba Lucea, especificó que acudió a la misma mucha gente interesada, “sobre todo personas más mayores que trabajaban en el monte en la época”. 

Las zonas afectadas por el torbellino están ahora todas prácticamente restauradas porque “se hicieron limpiezas de forma rápida e inmediata”, para poner a la venta la madera según indicó Lucea.

Sin embargo, el de 1999 no ha sido el único huracán que dejó huella en Mosqueruela, donde el 19 de septiembre de 1992 se produjo un F2 (entre 178 y 217 kilómetros por hora) y unos tres kilómetros de recorrido. Recientemente, el 23 de julio de 2015 tuvo lugar un nuevo huracán que tocó tierra en una zona llana y sin árboles, por lo que no se pudieron apreciar daños graves. Aunque no es el más fuerte, sí se convirtió en uno de los más vistosos de la provincia de Teruel ya que de él existen fotos e incluso vídeos porque fue visible desde el propio casco urbano de Mosqueruela. 

Los tornados son consecuencia del choque entre masas de aire caliente y frío. Teruel es la provincia de España donde más tormentas se producen. Algunas de ellas son supercélulas, una clasificación que incluye a las de vientos fuertes, granizos de gran tamaño y tornados asociados. 

En julio, agosto y septiembre

La intensidad de los torbellinos que tienen lugar en Teruel ha sido hasta la fecha de nivel 3 en la Escala Fujita. Van acompañados de vientos de hasta 266 kilómetros por hora, muy lejos de los hasta 450 que se han alcanzado en los fenómenos que se dan en el denominado callejón o corredor de los tornados de Estados Unidos, que abarca las grandes llanuras situadas sobre los estados de Texas, Oklahoma, Kansas y Nebraska.

Los meses en los que más tornados se producen en la provincia de Teruel son los de julio y agosto, de hecho dos tuvieron lugar el 23 de julio en Valdealgorfa y Mosqueruela pero con doce años de diferencia (uno fue en 2003 y otro en 2015). Casualmente también el 28 de agosto se registraron dos tornados en años y lugares diferentes. El primero fue entre Fortanete y Mosqueruela en 1999 y el otro en Corbalán en 2004. Tampoco septiembre se ha librado de los tornados y de hecho uno de los más fuertes, que tuvo lugar en Ojos Negros en 1986, se registró el día 23.

La mayoría de los tornados  en España ocurren a campo abierto y son muy difíciles de medir. Por eso el análisis se centra en los desastres que quedan a su paso y es importante acudir enseguida a la zona dañada y buscar datos, como por ejemplo ver hacia dónde se han tumbado los árboles.

La prensa hablaba de medio millón de pinos caídos y 305 millones de pesetas en daños

DIARIO DE TERUEL se hizo eco de la noticia algunos días después y cifraba en medio millón los pinos abatidos entre Fortanete y Mosqueruela. El redactor Mariano Javier Esteban se desplazó hasta el lugar del tornado y, acompañado por el entonces alcalde y forestal, Rufino Marín, recorrió los lugares por los que había pasado el torbellino: “El panorama es espectacular. Árboles arrancados de raíz, otros tienen el tronco partido y los hay tumbados unos sobre otros como fichas de dominó. Entre ellos, los más pequeños y los más fuertes permanecen intactos”. Así se iniciaba la noticia, que incluía imágenes muy ilustrativas sobre la situación en la que quedó el monte de Mosqueruela. 

Uno de los mejores puntos para ver el desastre era el paraje de Las Cañadas, a unos 12 kilómetros de Mosqueruela, en la pista forestal que comunica esta localidad con Cantavieja. Pese a que habían pasado dos días de los vientos huracanados, en el lugar había numerosos vecinos que se acercaron a conocer cómo había quedado la zona, según se explica en la información. 

Varios días más tarde, el periódico reflejaba la falta de apoyo económico para reparar los daños causados: “La DGA no contempla ayudas para hacer frente a catástrofes como el tornado de Mosqueruela”. La información recogía la reunión mantenida por Rufino Marín con el responsable del Servicio Provincial de Agricultura, José Ramón Anadón, y varios técnicos del departamento.

El informe emitido por Medio Ambiente cifraba los daños en  305 millones de pesetas. El documento recogía que se habían visto afectadas un total de 365 hectáreas, “con un volumen de madera aproximado de 31.000 metros cúbicos y en torno a 400 árboles abatidos en cada hectárea”.  En la reunión con los técnicos se planificó la retirada de la madera, prevista a corto plazo con el objetivo de que no se depreciase.