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Los romeros de Mosqueruela entonan antiguos cánticos en su camino hacia la Estrella Los romeros de Mosqueruela entonan antiguos cánticos en su camino hacia la Estrella
Los cantores entonan el “Oh Vere Deus” en el "Enebro los borrachos”

Los romeros de Mosqueruela entonan antiguos cánticos en su camino hacia la Estrella

Tradición y modernidad se mezclan en unos versos que se recitan en latín pero se ensayan vía Whatsapp
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Mosqueruela celebró durante los días 25 al 30 de mayo las esperadas Fiestas de la Caridad en honor a la Virgen de la Estrella. A pesar de que la lluvia estuvo presente en muchos de los actos y con especial encono en la Rogativa, durante varios días pudieron disfrutar de numerosos actos festivos: vaquillas y toros embolados, orquestas y conciertos, carreras populares, campeonatos de frontenis, pádel, petanca, guiñote y brisca, rondallas, chocolatadas y parque infantil. Este año, como novedad, la noche del sábado tuvo lugar la I Edición del Mosquerock, donde actuaron los grupos Ni Zorra y Rock Ladies, con tributos a AC/DC, Iron Maiden, Metallica y Guns n’ Roses. 

Pero sin duda el plato fuerte de las fiestas es la Rogativa al Santuario de la Virgen de la Estrella, donde los protagonistas, de alguna manera, son los cantos que se dirigen a la Virgen y aquellos que los entonan. 

Los actos en torno a la Rogativa comienzan el viernes con el amasado de rollos de la Caridad y su bendición, y con la Ofrenda de flores a la Virgen  de la Estrella el sábado, momento en el que los cantores de la Virgen entonan el Magnificat, un canto que proviene del evangelio según San Lucas y reproduce las palabras que María dirige a Dios cuando visita a su prima Isabel. Es solo el primero de un buen número de cantos de tradición culta que se han trasmitido durante siglos y muchos de ellos, como el Magnificat, todavía se cantan en latín. Sin duda la participación en los actos del grupo de cantores es imprescindible, son el alma de la Rogativa. El domingo y el lunes fueron días intensos para ellos. Comenzaron a las 5 de la mañana con el canto de la Aurora por las calles de la Villa. Este canto de  melodía antigua se entona en pocos sitios y su finalidad es despertar a los vecinos para que acudan a rezar el rosario, que tiene lugar a las 8 de la mañana, seguido de la misa y del canto de los Gozos a la Virgen de la Estrella, de nuevo un género poético de raíz medieval que donde se alaban las excelencias de la Virgen. 

El momento más esperado fue la salida de la de la Rogativa desde Mosqueruela hasta el Santuario. Tuvo lugar a las 14 horas y la encabezó la Cruz seguida de la bandera y los estandartes, San Pedro de Verona y La Virgen de la Estrella, párroco y autoridades, abanderado de los Cantores y el resto de peregrinos. En ese momento los cantores entonan el Ave Maris Stella hasta llegar a la ermita del Loreto, donde tiene lugar la despedida de la Rogativa y el canto de la Salve Regina, otra vez dos cantos a la Virgen, donde el primero de ellos es una invocación para que la Virgen guarde a los devotos de todo peligro. 

Apenas salieron de la Ermita del Loreto y, mirando en dirección a los cementerios se rezó la Oración de los difuntos y comenzó el camino que, tras aproximadamente 17 kilómetros llegó al Santuario. Durante el mismo fueron varias las paradas para entonar el Oh vere Deus y Oh Virgen María: al terminar las callejas, en la Hoyica Mor, al avistar la Fuente Aparicio, en la misma Fuente, en el alto de la Muela Cerrada, en el “enebro los borrachos”, en el Peirón al llegar a la Estrella y ya hasta que llegaron al Santuario, y siempre el inicio del canto está precedido de los tres toques de campana que realiza el campanero de los cantores.  

La llegada a la Fuente Aparicio siempre es esperada, ya que se recoge el rollo y el huevo de la Caridad y se descansa alrededor de media hora, de manera que se reponen fuerzas para renovar la marcha. 

En esta segunda parte, a la altura del  Peirón de San Juan, se realizó, como es tradición, una parada y el párroco relató la Conmemoración de la degollación de San Juan Bautista y, al iniciar el pronunciado y sinuoso descenso que lleva a la rogativa hasta el enlace de los ríos Majo y Puertomingalvo, fue el momento del rezo de la Letanía. La finalización de esta coincidió con la llegada al peirón de la cuesta donde el grupo de cantores entonaron solemnemente el Magnificat.

Al llegar a La Estrella la Rogativa se encontró con la procesión que salió a esperarla y se dirigieron juntas al Santuario,  donde el cura dio la bienvenida a los romeros y finalizó la Rogativa con el canto de la Salve a la Virgen de la Estrella.

Por la noche los romeros cenaron las populares judías y en la entrada de la Casa vieja se bailó hasta altas horas. 

Los cantores fueron los más madrugadores ya que a las 9 de la mañana deben acudir al Rosario y, al mediodía, cantar la misa. La Rogativa de vuelta a Mosqueruela salió a las 16 horas y prácticamente repitió el esquema de la ida con pequeños cambios hasta que llegaron a la Villa, recibidos por todos los vecinos, con el camino iluminado por la luz de las teas y la alegría de los fuegos artificiales.

 

Los cantores

Sin duda los cantores cubren un importante papel en el desarrollo de la fiesta. Se desconoce su origen pero se supone que nacerían cuando la rogativa comenzase a tener fuerza. Tampoco se sabe si desde el principio el ritual ya era el actual o hay cantos que se introducen a lo largo de los siglos, pero el que todavía muchos de ellos se canten en latín es un indicio de su antigüedad. Quizá su evolución más clara fue a finales de los años 60 y principios de los 70. Hasta entonces los cantores eran trece, doce y el que llevaba la campana. En aquellos años se acordó que podía ser cantor todo aquel que lo desease, ascendiendo inmediatamente el número a veinticinco o treinta y, a finales de aquella década, se permitió también formar parte del grupo a las mujeres. Su distintivo durante la romería es la banda verde con una estrella roja, y el campanero banda roja con estrella verde. 

En la actualidad son alrededor de treinta el grupo de cantores, de los cuales las mujeres no llegan a diez.  Mercedes Gargallo y Milagros Gil son cantoras y fueron de las primeras que entraron “cuando aprendimos nosotras había un cura que le gustaba mucho cantar y empezamos por él, antes eran solo los hombres. Él nos enseñó y  ensayábamos mucho. Entonces entramos muchas chicas pero cuando se fueron casando lo fueron dejando” comentan. “Siempre hemos tenido a alguien que sabía un poquitín más y nos dirigía, pero tampoco ha sido de forma continuada” comenta Lauro  García, que  también empezó hace casi 40 años, “luego ensayábamos solos y nos dábamos cuenta si íbamos muy altos o  muy bajos, pero no teníamos ni idea, hacíamos un poco como nos parecía”.

Desde el año 2009 les ayuda con los ensayos Beatriz Pedrega que, conforme se acerca la fecha, viene cuando puede a ayudarles y les da algunas pautas,  les da los tonos, les ha enseñado algunas canciones para la misa y colabora en todo lo que puede. “Cuando me pidió mi tío Nacho, que era cantor, que les echara una mano pensé, menuda responsabilidad, porque yo me dedicaba a la música pero no a esto. Al principio costó un poco, porque hay unas pautas ya marcadas y unas costumbres difíciles de cambiar” comenta Beatriz, que después de nueve años se coordina muy bien con ellos, de hecho, prepara previamente las canciones y se las envía para cada tono vía whatsapp, para que en los pocos ensayos que realizan juntos salga todo a la perfección.  “Ha sido una chica valiente, porque empezó a dirigirnos con solo 18 años, pero desde el primer momento supo organizarnos, se nota que es muy buena profesora de música” concluye Lauro. 

Aunque cuesta mucho que entre gente joven al grupo de cantores, este año están de enhorabuena porque ha habido dos incorporaciones. Uno de ellos es Pablo Pitarch, que ha vivido con mucha emoción su primera rogativa como cantor porque hacía ya años que le llamaba la atención y quería incorporarse.  Uno de los que más años lleva, aunque no es el más mayor del grupo, es José Solsona, que empezó con 12 años “porque mi hermano Pascual, que era el cantor, se fue a la mili y tuve que sustituirle, pero no me quedé, sí que volví a cantar a los 20 años y hasta hoy, que tengo 74”, explica José, que sigue participando en todos los actos y, aunque la rogativa tenga que hacerla en coche por motivos de salud, le acercan a muchos de los puntos donde se canta. Para el los dos encuentros con la Virgen son los momentos más emocionantes “en la Estrella me emociono más, pero aquí, como hay más gente, parece que gritamos más (risas)”. Este año estaba especialmente contento porque sus dos hijos menores fueron los portadores de los estandartes, y también porque había entrado gente joven a cantar, “lo importante es que asimilen el sentimiento” aseveró.