Los Giles, un barrio de Olba que se mantiene gracias a los nuevos pobladores
La mitad de la población trabaja, viven tres niñas y faltan viviendas ante la demanda existenteOlba cuenta con casi una veintena de barrios rurales entre habitados y deshabitados. Uno de ellos es el barrio de Los Giles, paradigmático de lo que ocurre en el valle del Mijares a su paso por el término de Olba. Gracias a los neorrurales se mantiene Los Giles, donde la mitad de la población trabaja, desplazándose a otros municipios o realizando teletrabajo. En el barrio hay tres escolares y faltan viviendas para alquilar o comprar. El problema más grave que se padece es la falta de agua para regar los huertos que proporcionaba la acequia de El Diablo cuando se cerró en diciembre pasado la compuerta de la presa de Los Toranes. Presa que tiene una orden de derribo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica. Los vecinos hacen acopio de agua de lluvia que guardan para poder regar los pequeños huertos en estío.
La vecina de Los Giles y pionera de los neorrurales, Cristina Leralta, manifestó que el barrio es paradigmático de otros barrios de Olba con una población que se está incrementando gracias a los nuevos pobladores que vienen de fuera. Olba y su barrios sufrió una fuerte inmigración en los años sesenta del siglo pasado y que tuvo como principal destino Barcelona.
A lo largo del valle, se distribuyen agrupaciones de casas. La más grande es el núcleo de Olba. Pero también están los siguientes barrios o aldeas: Los Lucas, Los Ibáñez Bajos, la Tosca, los Ramones, los Pertegaces, los Villanuevas, los Giles, Casa Bolea, el Casucho, la Artiga, los Ibáñez Altos, la Hoya Ramos, los Tarragones, los Tarrasones, los Moya, los Villagrasas, la Peñablanca, el Barranco del Lobo... entre otros. Como ejemplo de lo que está ocurriendo en Olba y sus barrios es que en la escuela hay 49 niños-as con dos escuelas abiertas. Tres niñas viven en Los Giles.
Gracias a los neorrurales en Los Giles, donde viven durante todo el año 16 vecinos, la mitad de ellos son población activa, desplazándose a trabajar a otros municipios, incluso a Valencia y a Teruel, o teletrabajando, por lo que se asegura el futuro del municipio. Los Giles no está mal servido. El panadero se desplaza de Albentosa tres veces por semana por los barrios. Internet funciona bien.
La venta ambulante, sobre todo en verano, de congelados también da servicio a Los Giles como el butano, que lo hace cada dos semanas. No hay servicio médico, por lo que los vecinos tienen que ir a Olba o a los barrios más grandes como Los Pertegaces, aunque si se les llama van a Los Giles. También se reclama un mejor servicio de transporte público de horarios o se tiene que llamar a un taxi, comentó la vecina Sofía Esteban, quien añadió que con las pensiones existentes no se puede hacer dispendios. En Los Giles piden también un mejor servicio del tren, que se toma en La Venta del Aire y que hubiese una fiscalidad especial para ayudar a establecerse en el medio rural a autónomos.
Otro problema que se tiene en Los Giles es la falta de viviendas ante la demanda de neorurales que quisieran vivir en un valle con un microclima tan singular como el de Mijares a su paso por el término de Olba. “Aquí se valora la tranquilidad, el aire e incluso la comida que ofrecen los huertos y la naturaleza con los bosques tan próximos a las localidades”, se reseña.
Precisamente en este punto, Cristina Leralta alertó del peligro de incendios forestales que tiene el término de Olba con los pinares tan próximos y en un valle cerrado.
“Olba es uno de los municipios o el más de Aragón de mayor peligro de incendios forestales. Hasta ahora los pequeños incendios que ha habido se han podido apagar en sus inicios. Estamos rodeados de pinares y hay un alto riesgo de incendios”, alertó. En esta línea dijo que una posibilidad de trabajo que tiene el valle del Mijares por el término de Olba es la limpieza de los montes.
Pero la principal preocupación que está teniendo en Los Giles en los últimos meses es la falta de agua como consecuencia del cierre de la presa de Los Toranes, que ha cortado el suministro a la acequia de El Diablo y sus derivaciones.
Conflicto
La vecina de Los Giles y ex alcaldesa de Olba, Cristina Leralta, recordó que desde 1993 la acequia de El Diablo, cuando se derrumbó y se anuló el trazado original, depende de la presa de Los Toranes cuya agua se enganchó con el sobrante del canal. “Desde el 2 de diciembre pasado no discurre agua por el canal, con lo que no se puede regar y evitar incendios. El agua genera además más biodiversidad”, apuntó, defendiendo “y somos mayoría en el valle” la continuidad de la central hidroeléctrica “porque ya está hecha” y la reapertura de la compuerta para que discurra el agua por la acequia de El Diablo. “La presa no tiene un impacto tan grande” y añadió que quienes defienden el derribo de la presa de Los Toranes quieren el trazado original de la acequia de El Diablo pero para ello se necesita mucho dinero.
Los defensores de la demolición de la presa de Los Toranes y la liberación del río Mijares señalan que “hay alternativas técnicas y financiación pública para volver a tener el agua de riego para la acequia del Diablo, tomándola del mismo río, y a la vez liberando al mismo de la espiral de daños ecológicos de una obsoleta presa que corta el río, impide que tenga un caudal ecológico suficiente y mata su biodiversidad”.
Del puente de la Fuenseca a Olba por el cañón del Mijares
Esta ruta senderista comienza en el puente de la Fonseca (y se concluye en la población de Olba, transcurriendo siempre por las inmediaciones del río Mijares, recorriendo la primera parte por encima de una antigua y en desuso acequia, que regaba los campos de cultivo hasta Olba. Posteriormente se pasa por algunos barrios de Olba (Los Giles y Los Pertegaces), antes de terminar allí. El itinerario queda compuesto en dos partes, la primera, sin señalización y más complicada de seguir. La segunda sin dificultades, trazada sobre el PR-TE129, la Ecosenda del Puente del Cantal al Acueducto de la Salud y una pequeña parte de la Ecosenda Puente de la Fonseca a las cuevas de la Hoz. Se está ante una ruta lineal con escasa longitud y desnivel acumulado, pero en la que se encuentran sectores muy solitarios y a veces con cierta complicación, más incentivada para los que tienen vértigo. Hay que atravesar el barranco Linares, donde se debe hacer algún que otro destrepe, perfectamente salvable en seco para los habituados senderistas, pero posiblemente se tornaría más complicado en mojado, con lo que se evitará tajantemente las lluvias. La primera parte del itinerario es recomendable solo para senderistas, montañeros habituados a caminar por incómodos ambientes y gusten de un toque de aventura.