Los bomberos ya han llevado este año más agua a los pueblos por la sequía que en todo 2023
Han suministrado a una docena de municipios y en agosto, si no llueve, se agudizará la situaciónUn total de 2.826.000 litros de agua se han suministrado a doce localidades turolenses a consecuencia de la sequía. Una cifra que, a fecha de 1 de agosto y teniendo por delante el mes más caluroso y con más gente en los pueblos, ya supera en 600.000 litros los 2.204.500 litros distribuidos en el conjunto del año pasado.
Los datos, facilitados por la Diputación de Teruel, corresponden a los suministros realizados hasta el 1 de agosto y entre ellos destaca la cantidad de agua llevada a algunas poblaciones, como La Iglesuela del Cid, donde hasta el pasado 22 de mayo se transportaron más de 1,1 millones de litros. A partir de ese momento, comenzó a funcionar el sondeo realizado por el Ayuntamiento con apoyo de la Diputación en la Rambla de las Truchas y, por ahora, cuentan con abastecimiento para la población.
Aunque la mayor parte de los suministros han sido motivados por la sequía, los bomberos también han llevado cubas a causa de averías o por la turbidez de las aguas. En total, los litros abastecidos son 4.369.000 en 23 municipios, una docena de ellos a causa de los problemas de suministro por la ausencia de precipitaciones en los últimos meses.
El grueso de los abastecimientos de agua por parte de bomberos se produce durante el mes de agosto. Así, de los 94 servicios realizados entre los meses de julio y septiembre de 2023, más de la mitad se hicieron en agosto, donde además el volumen de litros transportados superó el millón, frente a los casi 400.000 de julio y los 500.000 de septiembre.
Este pasado viernes los bomberos llevaron 60.000 litros a Cantavieja; 48.000 a Mirambel; 42.000 a Libros; 36.000 a Bádenas; 14.000 al barrio de El Paúl, en Manzanera, mientras que en las pedanías calamochinas de Nuevos y Valverde descargaron 24.000 y 12.000 litros, respectivamente.
Los pueblos más altos del Maestrazgo son los que más problemas tienen por la sequía. Mirambel y Cantavieja están recibiendo suministro desde esta misma semana poder llenar los depósitos mientras sus ganaderos se buscan la vida para dar de beber a sus reses ante la sequía de la mayor parte de manantiales y fuentes de la zona.
En ambas localidades las piscinas municipales están cerradas, al igual que las de Mosqueruela, donde también están bajo mínimos.
En Tronchón el jueves cortaron el agua que llega hasta las explotaciones agrarias puesto que la demanda para dar de beber a las 600 vacas y 500 ovejas que hay en el municipio era tan elevada que ponía en peligro el agua de boca vecinal.
El alcalde, Roberto Rabaza, explicó que el manantial del que bebe el pueblo, que es el nacimiento del río Palomita, a 1.600 metros de altitud, no se ha visto apenas mermado por la sequía, pero sí las fuentes y pozos que tienen los propios masoveros, que en los últimos meses consumían mucha más agua del depósito municipal que de sus balsas privadas. El manantial del río Palomita es suficiente para el abastecimiento de la población, pero se queda escaso si tiene que suministrar también a todas las masías.
Los ganaderos de todos estos pueblos deben llevar el agua en cubas hasta sus explotaciones, por lo que a la ausencia de pasto por las lluvias y el gasto que supone la alimentación adicional se suma también el precio del transporte del agua. Una situación difícil para una zona como las sierras del Maestrazgo y Gúdar, donde el peso de la economía lo lleva el ganado extensivo.
Rafael Náger es propietario de una explotación de 70 vacas en extensivo en Mirambel y, a sus 59 años, se plantea quitarse la mitad de los animales porque, aseguró, está trabajando “a pérdidas”. Sólo en alimento cada vaca consume 2,48 euros al día y ahí tiene que sumar el gasto de llevarles en agua en cubas, algo que no sabe lo que costará porque todavía no lo ha pagado. Cuando le toca el turno –porque los ganaderos de Mirambel se alternan para llenar– recarga el agua en las fuentes y el resto se la transportan desde La Cuba.
Reconoció que los ganaderos están muy afectados tanto económica como moralmente con una situación sin precedentes en el Maestrazgo. Planteó que la Unidad Militar de Emergencia (UME) debería ayudarles al igual que hace en otras catástrofes naturales, que es como él definió la situación. Náger vive en una masía y señaló que, al igual que los bomberos abastecen de agua de boca a los vecinos de los pueblos, también deberían llegar hasta las masadas.