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Los alumnos de la UVT contribuyen a sacar a la luz icnitas en el yacimiento de El Castellar Los alumnos de la UVT contribuyen a sacar a la luz icnitas en el yacimiento de El Castellar
La codirectora de la excavación, Ana González (tercera por la izquierda) da instrucciones a los alumnos sobre cómo continuar la excavación

Los alumnos de la UVT contribuyen a sacar a la luz icnitas en el yacimiento de El Castellar

El XXII curso Paleontología y Desarrollo pone el foco en la Carretera de las Huellas de Dinosaurios
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José Luis Rubio

El yacimiento del El Pozo, en El Castellar, tiene mucho material por ofrecer todavía al la Paleontología. Este manantial de información de la realidad de la vida en la tierra en los periodos Jurásico y Cretácico está siendo esta semana el escenario en el que los 29 alumnos del XXII curso de Paleontología y Desarrollo de la Universidad de Verano de Teruel se están enfrentando a la realidad del día a día de la búsqueda de respuestas a preguntas formuladas hace 200 millones de años.

“Este yacimiento era conocido por unas huellas saurópodas  de mano y pie y también había ornitópodas y un área de unos 4 metros cuadros en la que en 2013 se describieron los ornitópodos cuadrúpedos más pequeños del mundo”, recordó Ana González, mientras las conservadoras de la Fundación Paleontológica Dinópolis se esmeraban, una campaña más, en limpiar, ordenar y consolidar los restos de una enorme plaza fosilífera en la que habían marcado con tiza las huellas dejadas por un gran saurio.

La codirectora de la excavación destacó la relevancia de este yacimiento recordando que “la diversidad tanto de taxones como de especies de dinosaurios y de tamaños es tan grande que los estudios van a arrojar muchísimos datos  novedosos” por lo que, avanzó, “el yacimiento se está consolidando como uno de los más importantes del Jurásico Superior” aportando nueva información sobre la fauna y la flora permitiendo reconstruir “con precisión el ecosistema con todas las faunas que había, con distintas especies de dinosaurios con dinosaurios nuevos o e la misma especie pero de distintos tamaños” lo que, además, permitirá describir comportamientos como el gregarismo.

El yacimiento de El Pozo se encuentra en uno de los márgenes de la ruta La Carretera de las Huellas de Dinosaurios, que está siendo el eje neurálgico del curso de la UVT. “Lo que hemos hecho es dar mucho protagonismo a la Carretera de las Huellas de Dinosaurios, que es una marca que salió de la Fundación Dinópolis para integrar a muchos municipios que tienen riqueza paleontológica  y aquellos que tienen yacimientos habilitados para la visita”, matizó Alberto Cobos, director del curso y de la Fundación Dinópolis. Se trata de un círculo que parte de Teruel y que pasa por Cedrillas, El Pobo, Ababuj, Aguilar del Alfambra, Camarillas, El Castellar y Galve, siendo estos últimos dos municipios las referencias ya que son los que disponen demás recursos museográficos habilitados para la visita.   La ruta tiene una variante que se dirige a Miravete de la Sierra y  Aliaga hasta Cedrillas. “Hay tantos recursos que prácticamente podríamos estar haciendo  visitas durante toda la semana”, celebró Cobos.

Las conservadoras Pilar Castellano y Raquel Ferrer, en el yacimiento El Pozo

Pero el interés del alumnado por excavar en un yacimiento era irrefrenable y desde el miércoles los 29 alumnos se han repartido en dos grupos. Mientras una mitad se dedicaba a excavar en el yacimiento de El Pozo, porque un yacimiento de icnitas facilita el tener a un grupo grande trabajando, mientras que el resto se dedicaba a prospectar. “El miércoles encontraron dientes de dinosaurios ornitópodos, que son herbívoros, de dinosaurios carnívoros, de cocodrilos”, recordó el científico.

Para hacer que el curso resulte interesante a un alumnado tan diverso, la Fundación Dinópolis, Cobos apuntó que los investigadores tienen que “saber llegar a un chaval de 15 años  hasta a una persona que solo tiene interés para la paleontología”. Más de 700 personas han pasado por el curso de Paleontología y Desarrollo a lo largo de sus 22 ediciones.

Los alumnos de estos cursos han sido partícipes de la aparición de “huellas saurópodos muy grandes, de unos 20 metros, y de saurópodos muy pequeños, de apenas cuatro metros, huellas de ornitópodos de marcha cuadrúpeda e, incluso, pueden estar unas huellas producidas por el Oblitosaurus bunnueli, que aunque procede de Riodeva, la edad geológica es la misma”, recalcó el paleontólogo.

Excavando icnitas

La mitad del alumnado del XXII curso de Paleontología y Desarrollo estaba volcado (literalmente) sobre unas enormes placas de roca descubriendo, cepillo en mano, huellas de dinosaurio. El grupo de participantes es variado y mezcla a estudiantes universitarios con chicos menores de edad que buscan confirmar que la Paleontología es su verdadera vocación profesional.

Marco Antonio Losantos, de Valencia, está cursando un grado superior de Educación Ambiental y el próximo curso empezará los estudios de Geología. “Siempre me ha interesado la Paleontología, es lo que siempre he querido hacer, y estoy repitiendo este curso después de haber estado ya el año pasado”, explicó mientras se esmeraba en seguir un rastro dejado por un gran saurio hace más de 145 millones de años. “Tenemos aquí una mano derecha y creemos que la huella del pie debería estar por aquí”, señaló. “Es muy emocionante encontrar donde pisó un dinosaurio. Una cosa es verlo en un museo, pero estar en el sitio que fue el hábitat de laguna costera es muy emocionante”, explicó.

A sus 17 años, la abulense Ariadna Martínez lo tiene claro: “desde pequeña me quería dedicar a algo que se acercara a la Historia antigua pero al ir creciendo me di cuenta de que lo que más me gustaba era la Paleontología”, dijo. Y señaló la especialización de reptiles marino como su campo preferido. La joven, por ser menor de edad, ha acudido acompañada de su madre, Miriam Nieto, que fue la que encontró el curso. “Conocía Dinópolis pero no había podido venir, pero a Alberto (Cobos) le he leído un montón de veces”, explicó la joven a la que le encantó “prospectar, ir en busca de fósiles. Te llevan a un sitio en el que saben que puedes encontrar dientes o placas de tortuga o restos de cocodrilo. Encontré un diente de ornitópodo, que es como un iguanodón”, celebró.

Un habitual en el curso de la UVT es el turolense Daniel De Haro, que a sus 18 años ya ha participado en seis ediciones. “Desde pequeño me habían encantado los dinosaurios pero cuando me hice más mayor vi que me gustaba la Paleontología en general. Conocía los cursos desde  que tenía 10 años, pero cuando tenía 12 mi  madre se enteró de que podía participar acompañado de una persona responsable. Mi madre vino dos años y después, como ya me conocían, se hicieron cargo de mi”, relató. De Haro recordó que su debut en el curso de la UVT fue “el primer contacto con lo que podría ser el trabajo de campo real de un paleontólogo.

Conservación del yacimiento

Mientras los alumnos de la UVT trabajaban en el yacimiento del El Pozo para descubrir la capa fosilífera para descubrir nuevas icnitas, las conservadoras de la Fundación se afanaban en la consolidación de unos restos después de haber retirado la cobertera y eliminado la vegetación tanto de los alrededores del estrato como, sobre todo, la que crece en su interior. Además, tratan de limpiar bien todas las grietas  para poner freno a la erosión de la s icnitas, sellando las grietas para proteger la roca de los ciclos del hielo.

Como si de un puzzle de dimensiones colosales se tratara, las conservadoras de la Fundación Dinópolis Pilar Castellano y Raquel Ferrer intentan reconstruir un estrato que se ha quebrado con el tiempo y consolidarlo. “Es un bloque que ha aparecido muy revuelto. Hemos llevado a su sitio todas las piezas con icnitas que hemos podido encontrar, pero para poder llegar a eso primero hubo que quitar todo el sedimento y todas las hierbas que había encima”, relató Castellano en referencia a un rastro de un pequeño ornitópodo cuyas huellas están ahora perfiladas con tiza. “Al ser un rastro ha sido más fácil darle continuidad. No es una huella aislada, lo que hubiera sido mucho más difícil, pero al saber cómo van los pies, el derecho y el izquierdo, hemos podido saber cómo van los diferentes bloques”, explicó la conservadora.

Ariadna Martínez, de 17 años (izda.), busca icnitas junto a su madre

Los trabajos de conservación se prolongarán durante el mes de agosto.

El curso arrancó el lunes con una panorámica general impartida por Alberto Cobos en la que destacó la importancia de Teruel como territorio paleontológico y el caso único de Teruel en la utilización de los recursos paleontológicos  como factor  de desarrollo territorial, no solo a través de Dinópolis, que sería el buque insignia, sino a través de otros proyectos más pequeños y transversales. El martes Cobos y González, compartieron con los alumnos entornos y yacimientos habilitados para su visita turística como el Dino paseo o la Ruta del Dinosaurio en El Castellar. Los paleontólogos Eduardo Espílez y Diego Castanera mostraron el Safari por la Sabana Turolense de El Pobo y yacimientos de huellas en Ababuj y Galve. El miércoles, el paleontólogo Javier Verdú impartió la clase Los ornitópodos del Barremiense de la Península Ibérica y Diego Castaneda pronunció la conferencia Rastreando los dinosaurios del tránsito Jurásico - Cretácico ¿Qué nos dicen las icnitas turolenses.

Ayer fue el turno del paleontólogo de la Fundación Dinópolis Luis Mampel, que compartió la ponencia Dinosaurios del carbón de Ariño y Luis Miguel Sender habló de la Paleobotánica del Mesozoico turolense. Las charlas se celebraron en las horas centrales del día para esquivar los momentos más severos en la excavación.

Los participantes en el curso Paleontología y Desarrollo de la Universidad de Verano de Teruel reciben un kit básico  de excavador que consiste en un cubo, un cepillo, una brocha y una picoleta, además de destornilladores para poder trabajar “más fino”, explicó la codirectora de la excavación, la paleontóloga de la Fundación Dinópolis, Ana González. El objetivo es eliminar el sedimento  que hay por encima de la placa rocosa en la que se encuentras los restos  para llegar al estrato duro que es donde están las icnitas. “Y con mucho cuidado y poco a poco, cuando estamos muy cerca del estrato, dejamos la herramienta más grande y recurrimos a destornilladores y herramientas más finas”, dijo.