Las huestes del Campeador hacen kilómetros y amigos por las tierras de Teruel
Un total de 40 personas han tomado parte en la ruta organizada por la Asociación Mío Cid de El Poyo
A caballo o a pie, pero siempre por caminos que recorrió Rodrigo Díaz de Vivar y partiendo de El Poyo. Así son las Correrías del Cid que este lunes culminaron su IX edición en la capital turolense después de 83 kilómetros por las tierras del Jiloca.
En total los caballistas y senderistas disfrutaron de tres jornadas en contacto con la naturaleza organizadas por la Asociación Cultural Mío Cid. En cada sesión tomaron parte unas 25 personas, algunas de ellas hicieron únicamente tramos concretos por lo que, en conjunto, hubo más de 40 participantes.
Entre ellos había tanto amantes de la naturaleza como aficionados a la Edad Media, según explicó José Manuel Lázaro, que es el responsable de comunicación de la Asociación Cultural Mío Cid. Sin embargo, el punto en común entre todos ellos es que “buscan vivir una experiencia nueva”. Y desde luego lo lograron y no solo por el camino sino también por el recibimiento que tienen en cada uno de los municipios donde llegan ataviados con sus ropajes del medievo y tocando dulzainas y tambores. Especialmente vistosa fue la entrada en la plaza del Torico el lunes por la tarde, en la que había una decena de caballistas y alrededor de 20 personas a pie.
Los participantes califican la experiencia de muy bonita aunque coinciden en que es dura puesto que cada jornada hacen aproximadamente unos 30 kilómetros y “tienes que tomártela en serio”, matiza Lázaro.
A los caminantes y caballistas les sirve para conocer un poco más los alrededores y también para “hacer grupo y compañeros” puesto que pasan todas las horas de día juntos.
Es la IX edición de las Correrías del Cid y cada año recorren entre 80 y 90 kilómetros que siempre tienen El Poyo del Cid como punto de partida. En esta ocasión la llegada ha sido a la capital turolense, un destino que hasta ahora no se había alcanzado. José Manuel Lázaro comenta al respecto que buscan recorridos que resulten atractivos, aunque matiza que, como siempre se hace en primavera, los paisajes suelen ser muy vistosos.
En anteriores ediciones han tenido como meta el Monasterio de Piedra o Molina de Aragón, entre otros.
