La viruela ovina impide el regreso a Teruel de 8.000 ovejas desde tierras de Castilla-La Mancha
Los ocho rebaños trashumantes están en Ciudad Real y Toledo, donde hay limitación de movilidadLos ocho ganaderos trashumantes de la Sierra de Albarracín y el Maestrazgo que pasan el invierno en las dehesas de Ciudad Real y Toledo no pueden volver con sus reses hasta los pastos de verano debido a la enfermedad de la viruela ovina y caprina, que impide la movilidad de ganado en estas dos provincias y en las de Albacete y Cuenca, todas ellas en Castilla-La Mancha.
La medida afecta a más de 8.000 ovejas trashumantes que están en las provincias donde no están permitidos los movimientos y los ganaderos han mandado un escrito tanto al Gobierno de Aragón como a la Junta de Comundades de Castilla-La Mancha exponiendo su problemática y solicitando “que sea contemplada una excepción” y “se autorice el movimiento de retorno a las explotaciones de origen en Teruel”. En su escrito argumentan los perjuicios que la imposibilidad de traer su ganado hasta las sierras turolenses les acarrearía y se muestran dispuestos a adoptar las medidas que se determinen y aquellas adicionales que se consideren oportunas para poder llevar a cabo el movimiento pecuario.
Señalan que sus ovejas están ubicadas en zonas a más de 200 kilómetros de donde se han localizado los focos epidemiológicos y aclaran que la viruela ovina y caprina siempre se ha detectado entre animales estabulados, mientras que su ganado es extensivo y no está en contacto nunca con ovejas en intensivo. Por otro lado, aclaran que ellos transportan a sus ovejas en camión, por lo que en ningún caso pasarían cerca de las explotaciones afectadas por la epidemia.
Contacto permanente
Desde el Gobierno de Aragón explican que el director general de Calidad y Seguridad Alimentaria, Enrique Novales, está en contacto permanente por este tema tanto con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación como con los ganaderos afectados. Concretan que la administración competente para autorizar el regreso es el Ministerio, pero ahora mismo la Directiva Comunitaria impide cualquier tipo de movimiento de animales vivos en las zonas afectadas por el riesgo de expansión de la enfermedad.
Esas 8.000 reses pertenecen a tres ganaderos de Villar del Cobo, dos de Guadalaviar, uno de Frías de Albarracín y otro de Albarracín y todos ellos están en dehesas de Ciudad Real. A ellos se suma un propietario de reses de Allepuz que se encuentra en la provincia de Toledo.
Los afectados piden que se aplique un protocolo que permita, una vez pasado un periodo de cuarentena, transportar a su ganado hasta la Sierra de Albarracín y el Maestrazgo, unas medidas que ya se tomaron en el pasado con la enfermedad de la lengua azul. Sin embargo, desde el Gobierno de Aragón recalcan que no se pueden decretar los mismos requisitos porque en el caso de la viruela ovina “no existe vacuna”. Fuentes del departamento señalan que no se puede correr el riesgo de que entre la enfermedad en Aragón porque supondría un grave perjuicio para el conjunto de la cabaña ganadera y aclaran que, en cualquier caso, “los controles deben realizarse en origen, en Castilla-La Mancha, antes de producirse ningún movimiento, que por otra parte están ahora mismo prohibidos”, recuerdan.
Mensaje de esperanza
No obstante, ayer el director general Enrique Novales transmitió vía telefónica un mensaje de esperanza a los afectados, según relató José Blas Sánchez, ganadero de Frías de Albarracín y que se encuentra en Ciudad Real ahora, al explicarles que a finales de mes podría haber una nueva revisión del protocolo para flexibilizarlo en la medida de lo posible y siempre que no surjan nuevos casos hasta esa fecha. “La actitud ha sido siempre colaboradora dentro de la complejidad del tema”, asegura José Blas Sánchez, quien sin embargo reconoce que, a fecha de hoy, no tienen una solución y recuerda que se trata de animales migratorios para los que estar inmovilizados “afecta a su salud”.
El hecho de no poder mover al ganado constituye un importante incremento en el gasto ya que debido a la sequía tienen que alimentarlos con pienso y paja al estar los pastos totalmente secos. Sánchez indicó que en la ciudad de Guadalajara apenas han caído dos litros por metro cuadrado este invierno, que ha sido el más seco en los últimos 50 años.
Elías González, que es de Villar del Cobo y pasa el invierno en el valle de Alcudia, situado en Ciudad Real pero limítrofe con Andalucía y Extremadura, indica que las condiciones meteorológicas han sido este año extremas, tanto que han obligado a alimentar a las reses durante todo el año por la falta de lluvias. “Ayer me trajeron un camión de pienso, que son 5.000 euros y dura un asalto”, lamenta el ganadero de Villar del Cobo en referencia a los costes que supone alimentar a los animales cuando no hay pasto.
Por otro lado, recuerdan que se trata de animales cuyo metabolismo está acostumbrado a migrar y no hacerlo puede tener una grave repercusión para la salud de las reses: “Ellas están mal, hace mucho calor y se nota que quieren marchar”, constatan los ganaderos, quienes recalcan que en la zona de Ciudad Real en la que se encuentran encadenan varias jornadas con temperaturas por encima de los 40ºC.