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La restauración de una fíbula de Bronchales muestra que tiene incrustaciones en plata
Se trata de una pieza elaborada en tres metales y con similitudes a otra localizada en DarocaLa Fundación Santa María de Albarracín ha iniciado ya la restauración de los metales hallados en el yacimiento celtibérico de Bronchales y los primeros resultados muestran un gran avance en la investigación, puesto que una de las fíbulas está realizada en bronce, hierro y con incrustaciones en plata. Se trata de una pieza que el responsable de la investigación, el arqueólogo Francisco Burillo, calificó de “excepcional” porque, además, muestra una convergencia con otra hallada en la necrópolis celtibérica de La Umbría, en Daroca.
Se trata de fíbulas de tipo cabujón, que se denominan así porque el extremo de la misma presenta una cazoleta donde estaría incrustada una piedra preciosa o pasta vítrea que, sin embargo, no se ha localizado en ninguno de los ejemplares hallados.
Burillo destacó de la fíbula de Bronchales que se va a recuperar toda la decoración, que estaba oculta por la suciedad acumulada con el paso del tiempo y el deterioro del metal. “Lo importante en ella es que normalmente suelen ser de un solo material, las hacía un artesano fundiendo o recortando los elementos que las componen”, pero en este caso es más complejo, con incrustaciones de plata “que son milimétricas y que implican una importante complejidad artesanal”, detalló el experto. Además, recordó que en su origen el bronce daría un aspecto dorado a la pieza que, combinado con la plata, sería de un “acabado resplandeciente”. En opinión del arqueólogo este tipo de elementos muestra que los trashumantes traían objetos preciados.
Burillo planteó que los restos de las dos fíbulas halladas en Bronchales y Daroca se complementan perfectamente, por eso en la musealización que se haga en la Sierra de Albarracín se incluirá el original de la turolense y una reproducción de la hallada en la localidad zaragozana, para que al visitante le resulte más sencillo conectar ambas.
Otro de los elementos únicos en el conjunto de la península ha sido la aparición de restos de madera de avellano en la parte inferior del regatón de una lanza, cuya punta apareció doblada.
Los materiales encontrados en las excavaciones de Bronchales son “excepcionales” y además presentan, en la mayor parte de los casos, una conservación óptima por lo que los trabajos en los talleres de la Fundación Santa María se limitarán a la limpieza de muchas piezas, aunque en otros casos sí habrá que realizar procesos de restauración y conservación, con el fin de que adquieran sus características primitivas. La previsión es intervenir en unas 20 o 30 piezas, que son las que peor están.
También el gerente de la Fundación Santa Maria, Antonio Jiménez, que se está ocupando de las labores de recuperación, hizo hincapié en el “alto grado de conservación” así como en la “minuciosidad decorativa y de las piezas”, dijo.
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Para la realización de estos trabajos, que se están llevando a cabo a la par que los del Torico y se prolongarán durante un par de meses, el Centro de Restauración de Albarracín cuenta con tres especialistas que están supervisadas por la experta en metales María Méndez.
Otro de los elementos destacados de este ajuar recuperado es un cinturón cuyo origen hay que situar en el siglo V antes de Cristo y que es el primer que inicia la serie de los broches ibéricos de tipo rectangular, sin paralelos hasta la fecha, según concretó Burillo.
También se limpiarán y se colocarán en un maniquí los pectorales hallados, así como las tijeras de esquilar porque, como destacó el profesor Francisco Burillo, “lo importante de este trabajo es valorar a esa sociedad celtibérica y las relaciones de esos ganaderos trashumantes con la zona del Alto Guadalquivir”.
La restauración de esas piezas se enmarca en el proyecto del Museo de la Celtiberia, que estará en Bronchales y que gestiona el Ayuntamiento. La inversión la va a realizar el Gobierno de España, que ya incluyó 800.000 euros en los presupuestos del año 2023 para ese centro expositivo.
El alcalde, David Hernández, indicó que en esta primera fase se ha incluido la compra y rehabilitación del edificio, así como su restauración y la de las piezas. A ello se ha añadido el proyecto de musealización. En la segunda, cuyo presupuesto todavía no conocen, se amueblará el edificio y se prepararán las vitrinas expositoras, para lo que esperan contar con apoyo del Gobierno de Aragón. Además, desde el consistorio van a habilitar una partida para seguir excavando el yacimiento, concretó el regidor municipal.
Del yacimiento de Bronchales se han extraído también múltiples restos cerámicos que se están restaurando en el Laboratorio de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza. Se trata de numerosas piezas que están “muy fragmentadas y alteradas” y que se intentarán recomponer para, entre otras cosas, “interpretar el proceso de evolución desde el momento del enterramiento hasta la etapa actual”, especificó Burillo.
Relató que uno de los problemas a los que se enfrentan es a que, aunque se trata de una zona de enterramientos, no ha aparecido ninguna de las urnas completas que empleaban los celtíberos para depositar los huesos del difunto cuyo cuerpo era incinerado y el osario lavado para enterrarlo en una urna junto al ajuar. “Es muy probable que estén tan fragmentadas porque se situaron en la parte superior de los túmulos”, especificó Burillo.