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La pésima campaña de la trufa en Italia y Francia hace que el 80 por ciento del total mundial se coja en Teruel La pésima campaña de la trufa en Italia y Francia hace que el 80 por ciento del total mundial se coja en Teruel
Miembros de Atruter, canifando de trufa en el mercado de Javalambre. C. I.

La pésima campaña de la trufa en Italia y Francia hace que el 80 por ciento del total mundial se coja en Teruel

La producción ha caído un 30 por ciento, lo que ha provocado que los precios hayan alcanzado máximos históricos
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Cruz Aguilar

Gúdar-Javalambre ha sido, un año más, el punto hacia el que han mirado productores, distribuidores y consumidores de Tuber melanosporum a nivel mundial. De aquí ha salido más del 80 por ciento del total recolectado puesto que, como señalan los truficultores turolenses, en Francia e Italia apenas ha habido y en el resto de España la campaña también ha sido muy mala. En Teruel se ha cogido entre un 20 por ciento y un 30 por ciento menos que el año pasado, lo que se ha traducido en que los precios han sido los más elevados de la historia y han alcanzado durante varias semanas encadenadas una media de entre 900 y 1.000 euros por kilo en el mercado de la Estación de Mora, donde se comercializan a granel y hay trufas de mayor calidad con trozos y otras imperfectas.

La campaña de la trufa se cerrará el 15 de marzo y este año se ha notado un gran descenso en los kilos recogidos en las últimas semanas, según confirmaron algunos truficultores. Ricardo Igual, que es el secretario de la Asociación de Truficultores y Productores de Trufa de Teruel (Atruter), precisa que la temporada en general ha sido “mala” en lo que respecta a la trufa silvestre a consecuencia de las elevadas temperaturas de los meses estivales y de la escasez de lluvias. “En lo que se refiere a explotaciones también ha sido una campaña con baja productividad, exceptuando las plantaciones con riego y ya consolidadas”, comentó Igual, quien cifró la caída de la producción entre un 20 por ciento y un 30 por ciento con respecto a la campaña anterior.

El precio ha sido elevado desde el comienzo de la campaña puesto que en Fitruf, en Sarrión, ya alcanzó a principios de diciembre los 1.100 euros, una cifra que no se había registrado en los 17 años de historia de la muestra. Los precios se han mantenido altos durante toda la campaña puesto que la demanda ha sido muy importante y en la Feria de Abejar, en Soria, que se celebra a mediados de febrero, el coste por kilo de Tuber melanosporum llegó a los 1.400 euros. Se trata en ambos casos de trufas de primera categoría, como aclaran los productores quienes, sin embargo, reconocen que el precio de toda la campaña ha sido en torno a un 30 por ciento superior al de la temporada pasada, especificó Ricardo Igual. “La baja producción unida a la demanda en alza y a las campañas mediocres de Francia e Italia han hecho que la cotización se haya mantenido muy elevada durante toda la temporada”, recalcó el secretario de Atruter.

Manuel Doñate, que es truficultor en Sarrión, lamentó que estos “desorbitados precios” no animan al consumo en España, donde apenas hay cultura de trufa y el coste hace que las compras en fresco se retraigan. “Es difícil que aquí crezca el consumo porque aunque es cierto que cada vez piden más, cuando le das los precios se asustan, apenas conocen el producto y con estos precios es difícil introducirla, no compran”, dice.

Gúdar-Javalambre es referente en el mundo de la Tuber melanosporum: “Se nos conoce en todas partes y eso hace que tanto consumidores como comerciantes sepan dónde buscar si quieren comprar”, sentenció Doñate.

No es la primera vez que la trufa roza los 1.000 euros en el mercado de la Estación de Mora, que es donde se concentran todos los sábados productores y distribuidores, pero sí es el primer año, comentan los productores, que ese elevado precio se ha mantenido durante semanas. 

Teruel ha sido un año más la potencia trufera gracias a que cuenta con más hectáreas con riego que otras zonas de España, Italia o Francia. Pero aún así, Manuel Doñate, que es presidente de la Comunidad de Regantes de Sarrión, aseguró que las instalaciones que ahora tienen la mayor parte de los productores son “totalmente precarias”. Así, “mucha gente se ha buscado la vida, pero se está echando una lágrima de agua”, aseguró. En ocasiones los agricultores tienen que regar y no lo hacen porque o bien no llega el servicio o es muy costoso, ya que hay muchos que tienen que transportar el agua con cubas desde la balsa de la Comunidad de Regantes hasta sus fincas, donde se han instalado pequeñas balsas portátiles.