La I edición del Festival Mute de Torres enciende de aplausos la Sierra de Albarracín
Centenares de personas acudieron al estreno de un evento cultural que tendrá continuidadLa Sierra de Albarracín no está muda y para prueba, el Mute, la primera edición del Festival de Música y Teatro que llenó de aplausos, alegría y buen ambiente Torres de Albarracín. Porque contra la despoblación también –y sobre todo– se lucha desde la cultura y para decenas de familias de Teruel y otras provincias cercanas que son asiduas a los festivales, desde ayer Torres de Albarracín tiene voz propia y un importante hueco en el mapa y en calendario.
El Festival Mute está dirigido a un amplio sector del público que, como explica Felipe Fuertes, presidente de la Asociación La Chinchinera y uno de sus principales impulsores, va desde los 0 a los 100 años. A esa amplia horquilla llegaron ayer con juegos experimentales para bebés, teatro, pasacalles, talleres y, sobre todo, mucha música ya durante la tarde-noche.
La multitudinaria asistencia desbordó todas las previsiones y las 150 comidas que barajaban dar a través de un cáterin local se convirtieron en 300, mientras los establecimientos de restauración de la localidad también llenaban sus mesas. “Estamos teniendo una respuesta muy buena a la propuesta”, reconocía Fuertes.
La mañana estuvo dedicada principalmente al público familiar con el taller de juego y la obra de teatro de la compañía MarzoMayea La Boda, una divertida comedia que implicó al público durante toda la representación y a la que acudieron vecinos de Torres de las edades más variopintas. Después, los cabezudos y dulzaineros El Tío Gato de Albarracín hicieron un guiño a la música tradicional de la sierra, aunque eso sí, con temas de lo más actuales y llenaron la plaza de ambiente festivo.
El responsable de la organización indicó que entre las propuestas musicales se escogió un variado elenco de grupos que van desde el ska hasta la rumba el rock aragonés para acabar con un Dj ya de madrugada.
Las encargadas de animar la sobremesa fueron Las Liantas, dos actrices bajoaragonesas cuyo bingo musical no dejó a nadie sentado. Después fue el turno de la cumbia y la fusión latina de La Tom Son y a ellos siguió El Rompe Récords. Entre los grupos que desfilaron por el escenario montado en la plaza también estaba El Vicio del Duende, un referente del rock aragonés con una amplia trayectoria y que, además, tiene entre sus integrantes a Daniel San Emeterio, que es de Torres de Albarracín y que fue acogido calurosamente por sus vecinos. La animación y las tablas de Asesinos de la Rumba, que han participado en festivales de la trascendencia del Viña Rock, dieron paso al ska rural de los valencianos pero “con alma aragonesa”, según ellos mismos especificaron, La Kies Pa’ Tú, ya por la noche. Dj Traktor cerró el elenco musical de la primera edición del Mute.
El festival ha contado con dos vías principales de financiación, por un lado el apoyo de las administraciones públicas, especialmente la Diputación Provincial de Teruel, y de las empresas de la zona y, por otro, la venta de camisetas y comida, ya que todas las actividades fueron gratuitas.
Las actuaciones y el taller de pintura de bolsas de tela se completaron con varios puestos artesanales que comercializaron en las calles de Torres de Albarracín desde bisutería a miel, pasando por cosmética, juguetes de madera o elementos de decoración.
El Mute comenzó a gestarse hace un año y Felipe Fuertes reconoce que se inspiraron en los grandes de Teruel, como Poborina o Tamborile. “Les planteamos a la gente que no había nada parecido en la Sierra de Albarracín, salvo el Carabolas en Bronchales, y sentíamos que no estábamos cogiendo esas ayudas que nos dan para luchar culturalmente contra la despoblación”, dijo.
Mute es el acrónimo de Música y Teatro, pero la palabra va más allá porque significa silencio en inglés y, “aunque parezca contradictorio”, el festival es “un grito de alegría, un alarido de teatro y música para llenar de aplausos toda la sierra”, detalló Fuertes. Su compañera Marta Maya tiene claro que Torres de Albarracín no estará nunca más en silencio porque Mute ha llegado para quedarse. Tal vez le den una vuelta a las fechas de celebración, aunque ayer quedó claro que el primer fin de semana de septiembre es un buen momento para irse de festival.
Entre el público que había ayer se encontraba Soledad Aguirre, una anciana que estaba encantada de ver el pueblo lleno de gente: “A mí me gusta el bullicio”, aseguró. Su hija, Carmen Romero, destacó que la iniciativa ha servido para atraer a gente al pueblo fuera del verano y aseguró que le agrada “que haya actividades distintas a los toros de siempre”, dijo.
La provincia de Teruel es ya un territorio de festivales y hay familias que han visto nacer a varios y ahora sus hijos crecen con ellos a ritmo de artes escénicas y música de todo tipo. El público de este tipo de eventos es cada vez más numeroso y, aunque no suele tener mucho que ver con el que acude a las fiestas populares tradicionales, sí resulta muy rentable para el sector hostelero puesto que muchos de ellos almuerzan, comen e incluso pernoctan en estos sitios, como ayer explicaba Felipe Fuertes, quien detalló que entre el público y los propios artistas llenaron todos los alojamientos disponibles.
Las actividades para bebés atraen a un público falto de propuestas innovadoras
El gancho para que llegaran hasta Torres de Albarracín las parejas con hijos fueron los talleres de juego en familia previstos para niños de entre 0 y 6 años. La escasa oferta de actividades para bebés unida al prestigio profesional de sus organizadoras, Marta Maya e Isabel Gómez, hizo que en torno a 60 pequeños participaran.
Materiales sencillos como pintura, flores, agua, masa de pan o utensilios de madera de uso culinario hicieron las delicias de los asistentes, que no dudaron en experimentar con texturas y colores.
Isabel Gómez, responsable de la instalación, explicó que se trata de “materiales de la vida cotidiana expuestos de una manera estética para llamar la curiosidad innata de los niños”. En diferentes estaciones pudieron disfrutar padres e hijos porque, como aclaró Gómez, el objetivo fundamental es que “las familias pasen un tiempo de juego de calidad juntos”. En este sentido, detalló que los papás dan seguridad con su presencia a los pequeños, para que ellos “puedan desplegar su juego en toda su esencia”.
Maya recalcó que buscaban llegar a ese público de niños muy pequeños, que no suelen tener actividades específicas para ellos en festivales y otros eventos culturales y lúdicos. La respuesta fue masiva y superó totalmente las expectativas que tenían, ya que lograron reunir a unos 60 pequeños, en torno a 20 de ellos vinculados a Torres de Albarracín.
Isabel Gómez destacó que con la apertura del festival con este taller se logró “atraer a las familias ya desde la mañana y que se queden a disfrutar del resto de los espectáculos”.
Clara es de Torres de Albarracín y ayer estaba disfrutando mucho junto a su hija Abril de las propuestas para bebés que les ofreció el Festival Mute. “No es habitual que haya actividades para críos tan bebés y además me dan ideas para luego estimularla en casa”, dijo. Pero además de por pasar tiempo junto a su pequeña, ayer Clara estaba feliz de ver tanta animación en su pueblo: “Nunca ha habido tantos niños”, especificó, aunque señaló que actualmente hay un babyboom en la localidad y desde la covid han nacido una docena de niños que, aunque no todos residen allí, sí acuden los fines de semana.
Yolanda acudió con la pequeña Zoa porque “sabía quién la organizaba” y sus altas expectativas se cumplieron con creces: “Está todo muy bien preparando y son actividades muy creativas para todo el desarrollo infantil”, aseguró.