La donación de Alcalá de la Selva a la abadía de Selva Mayor cumple su 850 aniversario
La mayor parte del Patrimonio Cultural de la Selva Mayor conservado en España se encuentra en este municipioEn 1174, la situación en las despobladas tierras turolenses era especialmente complicada. Hasta hacía tres años, por este territorio discurría la frontera entre el Reino de Aragón y el Reino Taifa de Valencia. Pero en 1171 había fallecido el monarca valenciano Muhámmad ibn Mardanís, conocido por los cristianos como el “Rey Lobo”; y los almohades (“los que reconocen la unidad de Dios”), habían depuesto a su heredero, integrando la taifa en su poderoso califato, que controlaba todo el territorio andalusí hispano, además de Marruecos, Argelia, Túnez y parte de Libia. Un enemigo muy poderoso, dispuesto a recuperar las tierras perdidas de al-Ándalus, y frente al cual el reino aragonés tan apenas podía oponer unas escasas posiciones defensivas situadas en un territorio casi deshabitado.
Ante el riesgo de invasión almohade, Alfonso II decidió reforzar el flanco meridional del Reino con todos los medios a su alcance. Uno de sus principales recursos fue la entrega de importantes territorios para su defensa y repoblación a nobles, obispos y órdenes militares; el otro, la formación de una villa de repoblación, Teruel, a la que otorgó un ventajoso Fuero (1177).
Fue en este contexto en el que el joven monarca recurrió incluso a los monjes de la Selva Mayor de Gascuña, congregación religiosa gala que no tenían el estatus de orden militar. Esta agrupación religiosa había sido creada casi un siglo antes (1079) por Fray Gerardo de Corbie, con la Regla de San Benito. El lugar elegido para la instalación de su abadía fue una extensa zona boscosa situada en las cercanías de Burdeos, conocida como Silva Maioris, de la que procede su nombre; pronto se transformó en un hito del Camino de Santiago dentro de territorio francés.
Pocos años después de su fundación, el rey Sancho Ramírez (bisabuelo de Alfonso II) le otorgó distintas posesiones en la zona de las Cinco Villas y Monzón, aunque sin que los monjes tuvieran la necesidad de desempeñar funciones militares.
Pero el perfil de la congregación religiosa cambió sustancialmente tras la concesión del castillo de Alcalá con todas sus pertenencias (febrero de 1174); en ella se citaba expresamente como uno de los fines la “destructionem Sarracenorum” y se otorgaba la exención del deber de pagar al monarca la quinta parte del botín obtenido en el saqueo del territorio musulmán. Los otrora pacíficos frailes benedictinos, se transformaron en monjes guerreros en la frontera aragonesa con el califato almohade. El hecho de que sucesivos monarcas les donaran otras posesiones, como las Cuevas de Domingo Arquero para su repoblación (1208), indica que los miembros de esta congregación consiguieron desempeñar bien su cometido en esta primera línea defensiva.
El vínculo entre Alcalá y la Selva Mayor se mantuvo durante dos siglos y solo se rompió a consecuencia del arrasamiento de esta fortaleza por los castellanos, durante la Guerra de los Dos Pedros. Una vez concluido el conflicto, los monjes decidieron vender su señorío a los Fernández de Heredia (1375). Y abandonaron definitivamente las tierras turolenses, en las que se habían transformado en monjes guerreros; nunca más volvieron a desempeñar actividades bélicas.
El legado de la Selva Mayor
Inevitablemente, los seis siglos y medio transcurridos han tendido a diluir el legado de los monjes de la Selva Mayor. Aún así, sobreviven cuatro relevantes construcciones que se remontan a ese periodo, y de las que eran sus titulares.
Posiblemente, la más visible sea el Castillo. Anteriormente había sido una fortaleza andalusí, incorporada al Reino de Aragón por Alfonso I y perdida tras su muerte. Las excavaciones arqueológicas han permitido diferenciar las estructuras de la fortaleza conventual, de las escasas construcciones andalusíes conservadas y de la importante reforma realizada por los Fernández de Heredia. El edificio de la Selva Mayor se erigió a medidos del siglo XIII, lo que implica que los monjes ocuparon durante décadas el primigenio castillo andalusí. La fortaleza conventual se adaptaba al estrecho espolón rocoso, dejando un alargado patio central, flanqueado por dos edificios, al Norte y al Sur, y por la torre del homenaje (al Sureste); en este patio había un pequeño aljibe andalusí y en el extremo occidental otro gran aljibe tallado en la roca.
En torno al patio se dispondrían las dependencias conventuales (sala capitular, refectorio y estancias de los freires), distribuidas en dos edificios; el edificio meridional contaba, además, con unos amplios almacenes o bodegas semisubterráneas. La monumental torre del homenaje, que sobresalía en planta y en altura, aún resulta perfectamente reconocible.
Los dos recintos amurallados que protegían la villa de Alcalá también están vinculados a la etapa de la Selva Mayor. El más antiguo, que aprovecho en su flanco oriental un afloramiento rocoso que dividía en dos el espolón, debió ser utilizado ya en época andalusí. Posteriormente, se creó un segundo recinto, del que se conserva un importante tramo en la parte meridional, que pese a su considerable alzado, resulta difícil de diferenciar por el caserío anexo; también se mantiene un pequeño portal, contiguo a la oficina de turismo.
Dentro del segundo recinto, junto a la subida al Castillo, también se conservan los restos de otra importante construcción perteneciente a los monjes de la Selva Mayor: la antigua iglesia parroquial de San Simón y San Judas. Construida a finales del siglo XII o en las primeras décadas del XIII, mantiene la portada románica más meridional de Aragón, que posee indudables puntos en común con la de la iglesia de San Jacobo de Ruesta, que también perteneció a la Selva Mayor. El templo era de tres tramos y coro alto, y su cabecera absidial estuvo integrada en el recinto amurallado.
Por último, la fase más antigua del Santuario de la Virgen de la Vega también se encuentra relacionada con la congregación de origen galo. Construido sobre las ruinas de una antigua villa altoimperial romana, se trata de un edificio de fechas avanzadas del siglo XIII o ya de principios del XIV. Fue descubierto en las excavaciones arqueológicas realizadas en 2009 y parte de las estructuras se pueden ver gracias a las “ventanas arqueológicas” cubiertas con cristales pisables. El templo, de considerables dimensiones, es de una nave, con tres tramos más el presbiterio y cubierta de madera sustentada mediante arcos diafragma; contaba con dos puertas, una abierta en el lateral meridional y otra a los pies. La talla de la Virgen data también de este momento.
Celebración
Durante los meses de julio a diciembre está previsto conmemorar esta efeméride con distintas actividades. Uno de los actos principales será la representación de la entrega del castillo a los monjes de la Selva Mayor. Este acto recreacionista se realizará con la colaboración de la Asociación Batalla de Cutanda, que cuenta con una dilatada experiencia y cuyo trabajo es sinónimo de rigor y calidad.
Los actos conmemorativos estarán acompañados por varias charlas y por exposiciones, como la de “Castillos de Teruel” de ARCATUR. La Sociedad Filatélica de Zaragoza Gregorio Sierra, editará un sello de Correos dedicado a la efeméride. También está previsto dar una amplia difusión a la Historia y el Patrimonio Cultural de Alcalá de la Seva, otorgando especial protagonismo al heredado por los dos siglos de presencia de la Selva Mayor. Para ello, se publicarán distintos reportajes en las revistas Verde Teruel y La Magia de Viajar por Aragón. Se editará un cómic sobre la Historia de Alcalá de la Selva, aprovechando la versatilidad de este tipo de publicaciones y la atracción que ejercen en un amplio segmento de la población. Y en la revista Castillos de Aragón se publicará un artículo monográfico sobre el papel que desempeñó la fortaleza de Alcalá de la Selva durante la Primera Guerra Carlista.
Igualmente, se quiere aprovechar este 850 aniversario para completar la musealización del Castillo, una de las mejores muestras de la arquitectura fortificada de la provincia. Además de ser el referente del Patrimonio Cultural de Alcalá de la Selva, este singular edificio también puede convertirse en el principal “escaparate” del municipio, en el que mostrar su Historia, tradiciones y recursos turístico-culturales y paisajísticos.
Retomar la relación
Por último, se pretende retomar la relación de Alcalá de la Selva con la Sauve-Majeure, perdida hace casi 650 años. La vieja abadía, hoy en ruinas, se encuentra en la comuna de La Sauve, en el departamento de Gironda, siendo uno de los hitos inscritos en el listado del Patrimonio Mundial de la Unesco dentro de los Caminos de Santiago de Compostela en Francia.
Sin duda, este 850 aniversario constituye un excelente momento para venir a disfrutar del patrimonio de Alcalá de la Selva y sus excelentes paisajes. No dejemos pasar esta oportunidad.