La compleja tarea de cuidar a las personas mayores en tiempos de Covid: “Hacemos las mismas actividades de memoria o fisioterapia, pero separados”
La residencia de Albarracín del IASS, en alerta por el positivo de una trabajadoraJosé Sáez se paseaba con su bastón por el jardín de la residencia del IASS de Albarracín, miraba con nostalgia la calle y reconocía que lo que más echa de menos es salir a pasear por el pueblo e ir un rato a su casa, ya que él es de Albarracín, algo que ahora no puede hacer por culpa del coronavirus, pero aseguraba que está contento en el que es su hogar desde hace 14 años. José es uno de los 56 mayores que viven en este centro asistencial del Instituto Aragonés de Servicios Sociales que tiene 61 plazas. El cuidado de los ancianos válidos y asistidos se ha complicado con la pandemia y el martes surgía la alarma por el positivo de la fisioterapia.
La directora de la residencia de Albarracín, Carmen Lozano, gestionaba desde primera hora de la mañana todo el proceso tras confirmarse el positivo de esta trabajadora. Se ha declarado un brote y ahora Salud Pública será la que decidirá las medidas a seguir. Ya hubo otro caso similar con un trabajador hace tiempo y se saldó sin contagios entre los mayores. “Es complicado gestionar todo, tenemos un plan de contingencia que se aplica según cada momento”, recordó y añadió que ahora hay que cerrar el centro tanto para las visitas de los familiares como para que los residentes salgan.
La directora de la residencia reconoce que ahora se hace más largo para los mayores que durante el confinamiento porque “entonces nadie salía” y también porque son muchos meses pendientes de la crisis sanitaria.
Carmen Lozano asegura que “en general” las familias lo toman bien aunque para ellas es muy duro no poder visitar a sus seres queridos.
Los trabajadores también llevan meses haciendo un esfuerzo extraordinario para dar los mejores cuidados a los residentes como Alfredo Escaso, técnico de cuidados auxiliares de enfermería, que señaló que “si hay aislamientos la cosa se complica porque hay que hacer muchos cambios de ropa y epis”. También coincidió en que para los mayores no poder salir es lo peor y no poder estar con sus familiares.
Sin embargo, los residentes tratan de adaptar se lo mejor posible a esta situación. “No queda más remedio y al final te acostumbras. Yo paseo por el jardín y hacemos las mismas actividades de memoria o fisioterapia que hacíamos, eso sí más separados”, relató Juan Manuel Berges que es de Orihuela y lleva dos años en la residencia de Albarracín.
Lo cierto es que los usuarios de este centro también se muestran tranquilos porque por ahora no ha habido contagios entre los mayores y se adaptar a esta realidad, como todo el mundo, recuerdan con sus mascarillas en el rostro y sus bastones en la mano para hacer sus paseos, con un recorrido más corto pero convencidos de que pronto podrán volver a recorrer las calles de Albarracín.