La batalla del Alfambra de febrero de 1938 dejó un territorio jalonado de posiciones fortificadas
Entre las estructuras están la Serretilla de Argente, el Cerro de la Mina de Camañas y el Alto del Capón, en AlfambraPor Rubén Sáez, Javier Ibáñez, Ismael Villalba, Amable García & Marc Ballarín
Febrero de 1938. Durante buena parte de la Guerra Civil, el Altiplano y el valle del Alfambra ha servido de retaguardia de la primera línea defensiva gubernamental, situada en la Sierra Palomera y sus inmediaciones. Este territorio se encuentra jalonado de posiciones fortificadas, destinadas tanto a cerrar el paso a posibles incursiones enemigas, como a proteger las comunicaciones de las posiciones republicanas del entorno de Teruel con las Cuencas Mineras.
Pero la relativa tranquilidad existente en la zona se ha truncado con la Batalla de Teruel, que ha multiplicado su importancia estratégica. Además, entre los días 25 y 29 de enero este territorio sirve de punto de partida para una incursión republicana contra Singra, con el fin de interrumpir las comunicaciones de los sublevados en el frente de Teruel. Este ataque lleva a los mandos franquistas al convencimiento de que, para asegurar su ofensiva sobre Teruel, es necesario destruir las posiciones gubernamentales de la Sierra Palomera y avanzar hasta el valle del Alfambra. El día 5, parte de la 5ª División de Navarra rompió el frente republicano en los montes de Argente, iniciándose lo que se ha dado en llamar la Batalla del Alfambra.
A lo largo de la jornada siguiente, la 1ª División de Caballería, compuesta por 3.000 jinetes al mando del General Monasterio, cargó sobre las llanuras del Campo de Visiedo. Parte de los jinetes avanzaron sobre Lidón y Visiedo por la izquierda, mientras el resto hacía lo propio por la derecha sobre Argente y Camañas. Pero la resistencia republicana a la altura de Lidón, les obligó a modificar sus planes y reorientar su ofensiva: avanzarían contra Argente y Visiedo, para a continuación concentrarse sobre Lidón y Camañas.
Esta rápida por parte de los sublevados arrolló las defensas republicanas que encontraron en su camino, alcanzando la línea Alfambra - Perales del Alfambra. Lo que permitió a la caballería nacional aislar y tomar de revés a las fuerzas que guarnecían Sierra Palomera, que quedaron copadas. Parte de los batallones republicanos destacados en ese sector del frente se retiraron precipitadamente hacia la retaguardia. Eso no impidió que fueran hechos prisioneros 3.000 hombres (otras fuentes hablan de 1.600), además de capturar 3.600 fusiles, 60 ametralladoras y 5 piezas de artillería.
El 7 de febrero la ofensiva del Alfambra ya había concluido. El bando sublevado había conquistado un extenso territorio que incluía 14 localidades que habían permanecido fieles a la República desde el estallido de la guerra. Las tres posiciones a las que nos referiremos a continuación, fueron conquistadas por las tropas franquistas durante esta ofensiva.
La Serretilla - Mascarón
El ataque de la 5ª División y de la caballería nacional partió de Rubielos de la Cérida, en el flanco noroccidental de este territorio. En ese sector se encuentra el Alto de la Serretilla, cerro de considerable altura; desde él se controlan algunos de los pasos que cruzan la parte septentrional de la Sierra de Palomera, en la zona de contacto de ésta con la Sierra de Lidón. En la actualidad, al pie de este amplio relieve discurre la carretera que une Monreal del Campo con Argente, pasando por Bueña; y también el ramal que, partiendo de la misma, se dirige a Rubielos de la Cérida. Su estratégica ubicación, había hecho de este enclave una de las principales posiciones fortificadas republicanas de la zona, sobre las que pivotaba buena parte de la defensa gubernamental, que debía frenar cualquier ataque sublevado desde Rubielos de la Cérida y Bueña.
El conjunto de las posiciones republicanas constituía un frente de más de 4 kilómetros de longitud e incluían, al menos, 16 enclaves fortificados. Aunque con el proyecto Atrinchérate 2022-23 se han realizado algunas labores de mantenimiento, la mayor parte del trazado de esta larga línea defensiva se encuentra parcialmente colmatado por el derrumbe de los parapetos, pendiente de que en el futuro se realicen excavaciones arqueológicas que permitan recuperarla.
Las trincheras se encuentran protegidas por parapetos de piedra seca, que en algunos casos alcanzan los casi 2 metros de altura, con presencia de puestos de tirador cada cierta distancia. Poseen un trazado en zig-zag y estaban orientadas hacia las potenciales vías de aproximación que podían seguir las fuerzas franquistas en caso de ataque.
A pesar del considerable esfuerzo que supuso su construcción, la rápida ofensiva nacional impidió que se pudiera optimizar su rendimiento en combate, al llevarse a cabo una maniobra envolvente que hizo imposible que las fuerzas que las estaban protegiendo, plantaran cara al ataque que se estaba produciendo.
El Cerro de la Mina
Pero el ataque no sólo se produjo desde el norte. Desde la zona de Villarquemado avanzó la 83ª División, que el día 5 ocupaba la Loma de Patagallina (Celadas) y se aproximaba al Cerro de la Mina (Camañas). Este último enclave se alza sobre el barranco de Villarrosano, que desciende desde el Altiplano hasta el curso alto del Jiloca, cruzando la parte meridional de la Sierra de Palomera. La elevación se encuentra enfrente del amplio collado por el que actualmente discurre la carretera que une Santa Eulalia con Alfambra, y de la que parte un ramal con dirección a Camañas. Se trataba, por tanto, de una posición clave para controlar las comunicaciones entre el Alto Jiloca, ocupado por los rebeldes y el Altiplano, fiel a la República.
Las trincheras existentes en esta posición se extendían a lo largo de todo el cerro, siguiendo un trazado en zig-zag, que llegaba a rodear casi por completo su cima. Estaban compuestas por parapetos de piedra seca, con pozos de tirador y otras posiciones de mayor tamaño, quizás para ametralladoras. Actualmente está rehabilitada aproximadamente la mitad de la extensión total del conjunto, desde el que se dispone de una privilegiada visión del territorio circundante.
En el momento de la ofensiva nacional del Alfambra, la posición estaba defendida por la 59ª Brigada Mixta. El día 6, fue conquistada por el Tabor de Caballería Mehala de Gomara. De forma simultánea, la 83ª División se dirigió hacia la localidad de Camañas, tomando las alturas de los Mases, y la 84ª, que ya había ocupado la zona de Las Majadillas (entre Alfambra y Celadas), giraba hacia el Sur y atacaba los vértices Calorina y Corral Blanco.
El Alto del Capón
El Alto del Capón es una loma en la divisoria de los barrancos del Tolmo, las Santanillas y la Covacha, todos ellos cursos intermitentes de agua que confluyen en el río Alfambra. A diferencia de las dos posiciones anteriores, se encuentra muy próxima a Alfambra, y su función era la defensa del valle y de las vías de comunicación que lo recorren. Las posiciones defensivas tenían más de 1 kilómetro de longitud, enlazando con las de Cerralba. El sector objeto de la intervención arqueológica ocupa un estrecho espolón, rodeado por una trinchera perimetral y cortado por una trinchera transversal, que enlaza las dos laderas.
Asociados a la trinchera principal, hay varios refugios excavados en la roca, que aprovechan la alternancia de niveles de arcillas muy blandas, con otros de calizas tableadas, sensiblemente más duras. Los abrigos se excavaron en las arcillas, utilizando como techo los niveles de calizas; pero la escasa consistencia de las paredes arcillosas y el escaso espesor y fisuración de las calizas, han favorecido los desprendimientos y el colapso de parte de las obras. Se ha intervenido arqueológicamente en la boca de entrada de dos de estos refugios, pero no en su interior, al no reunir las necesarias condiciones de seguridad.
En uno de ellos, se ha identificado una precaria perforación en la roca, a modo de chimenea, destinada a facilitar la salida del humo de generado por las hogueras que se hicieran cerca de la puerta de acceso; este detalle nos recuerda las precarias condiciones con las que los soldados republicanos destacados en esta posición debieron hacer frente a los rigores del invierno de 1937-38. Otros abrigos inmediatos tienen sus antiguas bocas de acceso tapadas por la caída de grandes bloques de piedra de la cornisa superior.
Las estructuras se prolongan más allá del espolón, al otro lado de la pista, con más líneas de trincheras y cuevas auxiliares excavadas en la roca. También es posible apreciar la presencia de estructuras cuadrangulares, que podrían corresponderse con espacios de vida.
En el momento de la ofensiva nacional, la posición se encontraba protegida por la 39ª División del Ejército Republicano, que nada pudo hacer por evitar su conquista, en un contexto de derrumbe generalizado de todo este sector del frente.
En el mismo municipio de Alfambra, existen otras posiciones fortificadas, generalmente situadas en cerros o pequeñas muelas, algunas muy próximas a la estudiada, como la situada encima del Corral de Cabigordo. También se conserva una gran estructura rectangular de hormigón, situada a la salida de la población por la carretera TE-V-1008, frente al cementerio; tiene unos 100 m2 y se utilizó como refugio, puesto de mando y polvorín.