La Asociación Española de Arboricultura conoce el Parque Cultural del Chopo Cabecero
La expedición de la AEA, sorprendida por las dehesas de estos árboles a orillas del río AlfambraUna expedición de la Asociación Española de Arboricultura recorre desde el jueves el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra para conocer un poco más la forma en la que tradicionalmente se ha explotado este cultivo y cómo, desde esta institución, se ha recuperado el patrimonio cultural que suponen los más de 20.000 árboles trasmochos que hay censado en esta parte de la provincia de Teruel y solo suponen una quinta parte de los que hay en el territorio.
Hasta Aguilar del Alfambra se desplazaron el secretario de la Asociación Española de Arboricultura, Sergio Salort; Enrique Conde, secretario técnico de la AEA; Ángel Sastre, socio y colaborador en distintas comisiones y también en la Revista Cultura del Árbol que edita la Asociación; e Ignacio Piedrafita, socio de la AEA y arboricultor. Los cuatro estuvieron acompañados de Chabier de Jaime, quien hasta hace unos meses era director gerente del Parque Cultural y que les hizo de cicerone explicándoles los pormenores de este cultivo de ribera que es un importante refugio de la biodiversidad.
En un paisaje digno de una postal, con la vega del río Alfambra a su paso por Aguilar cubierta de un manto blanco, la primera parada de la expedición visitó la dehesa fluvial del Hontanar, que se extiende a las faldas de la Ermita de la Virgen de la Peña, construida en el Siglo XV aprovechando las ruinas del castillo, y a la que se accede desde el PR-199 que recorre el cauce del río en un monumental recorrido de 50 kilómetros.
Interés
Enrique Conde explicó que parte del interés que ha manifestado la Asociación Española de Arboricultura por este tipo de bosque busca “ampliar conocimientos y sobre todo porque dentro de la asociación se promueven una serie de certificaciones, que son reconocimientos profesionales de ámbito privado, tanto del arbolista, digamos más de ámbito urbano, como de una nueva certificación, que es la certificación de árboles veteranos, sin ser un árbol urbano, tampoco es realmente un árbol silvestre”.
De las dehesas de chopo y sauces cabeceros, Conde destacó que tienen “intervención, es una explotación realmente económica del árbol”. Sin embargo, la caída de la rentabilidad de estos ejemplares como proveedor de material de construcción le dejó relegado al olvido durante décadas.
Desde su puesta en funcionamiento, el Parque Cultural del Chopo Cabecero ha podado más de un millar de ejemplares.
El secretario de la AEA, Sergio Salort, se mostró sorprendido por cómo se realizaban en la vega del Alfambra los trabajos de desmoche. Mientras que en otros lugares, como Inglaterra, la práctica apunta a dejar unos “muñones” al cortar la viga de “unas cinco veces el diámetro”, en el Alto Alfambra se corta raso. Sin embargo, Salort pudo comprobar cómo las ramas de los chopos en Teruel sí crecen rectas y vigorosas.
Convivencia
De Jaime explicó a sus visitantes la convivencia de las plantaciones de chopos en las riveras de los ríos se realizaban en las zonas inundables en caso de crecida, dejando el terreno de labor a salvo de las avenidas.
Una de las paradas de la mañana sirvió para visitar el ejemplar del Remolinar, que participó en el concurso Árbol Europeo del Año (European Tree of the Year) en el año 2015 y que terminó clasificándose en la tercera posición. Maravillados por la potencia de ese ejemplar, en el que han prosperado gruesas vigas “naturalizadas”, al no haber sido podado dentro del ciclo de 10 o 12 años de poda. Los miembros de la Asociación se sorprendieron de la “potencia” de las vigas y debatieron sobre la conveniencia o no de realizarle trabajos de poda que, si bien serían coherentes con al finalidad del árbol, le restarían toda su majestuosidad.
Tras su estancia ayer en Aguilar del Alfambra, hoy está previsto que visiten las choperas de Galve.
Los paisajes que generan las choperas del Parque Cultural serán protagonistas de los próximos números de la Revista Cultura del Árbol que edita cuatrimestralmente la asociación, que se interesó también por la Fiesta del Chopo Cabecero que se celebra en octubre.