Josefina, la grulla más famosa de Gallocanta, es avistada en Córdoba tras no pasar este año por la laguna
Debido a su avanzada edad, 21 años, se temía por su vidaJosefina es la grulla más famosa de las miles y miles que recalan cada año por la Laguna de Gallocanta. Es la mascota del Centro de Interpretación de la Laguna de Gallocanta, ubicado en Bello, porque fue la primera ave anillada de este tipo que se avistó. Ahora tiene 21 años, una edad avanzada, y este año no llegó a la laguna de Gallocanta puntual en el inicio de la migración, como suele hacer, por lo que se temió por su vida ya que, además, su familia sí pasó por el humedal. Sin embargo, el pasado 3 de diciembre fue localizada en Los Pedroches, en Córdoba, donde pasa siempre los inviernos, para alegría de todos sus seguidores.
Y es que Josefina no es una grulla cualquiera sino la encargada, en su formato de peluche, de recibir a las decenas de personas que cada año pasan por el Centro de Interpretación de la Laguna de Gallocanta. También les acompaña en su visita por la laguna, aunque este año, y a consecuencia del coronavirus, está confinada, según explica Carmina Franco, que es guía en el humedal. Comenta que aunque hay grullas que han llegado a los 30 años, los 21 que tiene Josefina son ya muchos para un ave de esta especie.
Josefina es tan mayor que los colores de sus anillas, colocados en 1999 en Finlandia, cuando era polluelo, se están apagando, pero aún así es fácil reconocerla. Las anillas amarilla-blanca-amarilla de su pierna izquierda indican que se trata de una grulla finlandesa y las negra-blanca-negra de la derecha son las que permiten saber que se trata de Josefina, un ave a la que bautizaron en Gallocanta los miembros de la entonces incipiente Asociación de Amigos de Gallocanta. “Josefina es conocida internacionalmente, y eso que su nombre no se lo pusieron los que la anillaron”, declara Carmina Franco, quien explica que fue la primera grulla que observaron que llegaba anillada desde el norte de Europa.
En paradero desconocido
Josefina se traslada cada año desde Finlandia a Gallocanta a comienzos de la migración y después se muda a Córdoba para pasar el invierno. Este año todos los grulleros esperaban su tradicional llegada con ansia, porque cada año es más mayor, y al ver llegar a su sin ella se temieron lo peor. “Nos preocupaba que hubiera llegado su familia y ella no”, matiza Carmina Franco. El avistamiento en Córdoba constituyó toda una alegría para los aficionados turolenses, pero también para los de otros lugares de España y Europa porque Josefina es conocida internacionalmente. La mítica ave no siempre para en el humedal situado entre las provincias de Zaragoza y Teruel, pero sí lo hace casi todos los años y, lo que aún es menos común, es que llegara su familia sin ella.
Durante muchos años y hasta el año pasado, no se sabía dónde estaba Josefina durante los meses más fríos. Juanma Sánchez, aficionado a la ornitología, la fotografió en enero de 2020 en Los Pedroches (Córdoba) y, al colgar su foto en Ibergrus, la red que comparten los amantes de estas aves, los grulleros de Gallocanta descubrieron, por fin, dónde se escondía Josefina. que precisamente ese año tampoco había sido vista en el viaje de ida. “Nos dimos cuenta de que invernaba allí y no lo hacía sola, sino con toda su familia”, relata Carmina Franco.
No es la única de la familia que tiene nombre ya que una de sus hijas se llama Manuela, nombre que le pusieron los aficionados cordobeses, que también bautizaron a otra grulla estona del mismo grupo, con el nombre de Sara. La colaboración entre los aficionados a la observación de las aves es de gran importancia para conocer sus comportamientos y hábitos.
Al repasar fotos antiguas, Sánchez comprobó que Josefina invernaba en la comarca de Los Pedroches al menos desde la temporada 2017-2018. Para los aficionados a la ornitología de la provincia de Teruel fue todo un descubrimiento saber, por fin y tras dos décadas recalando por Gallocanta, dónde pasaba el invierno.
En esas observaciones se pudo comprobar que Josefina viajaba el año pasado acompañada de su pareja, que es una grulla sin anillar, y un polluelo, “lo que indica su capacidad de reproducción a sus 20 años de edad”, según recoge Juanma Sánchez en una historia que él mismo redactó sobre esta ave para las II Jornadas Nacionales sobre Grulla Común celebradas en Añora (Córdoba) en febrero del pasado año.
En el último censo realizado en Gallocanta el pasado jueves día 3 de diciembre se contabilizaron un total de 25.227 grullas entrando al dormidero, pero los responsables del conteo matizan que esa misma mañana habían continuado su camino hacia el sur en torno a 3.000 aves migratorias.