Joaquina Sánchez e Irene Pérez son las nuevas becarias de pintura de Albarracín
Las dos artistas disfrutarán de una estancia en los próximos meses para crear sus obrasJoaquina Sánchez Dato, de Murcia, e Irene Pérez Sánchez, de Madrid, son las dos nuevas becarias del curso de Pintura de Paisaje de la Fundación Santa María de Albarracín. Sus trabajos fueron seleccionados entre medio centenar de obras presentadas por los alumnos de la actividad formativa. Todos los cuadros que optaron a la ayuda se expondrán hasta octubre en la Torre Blanca.
Joaquina Sánchez Dato es una de las participantes más veteranas del curso, que ha influido notablemente en su evolución artística. Antonio Jiménez, director de la Fundación Santa María de Albarracín, indicó que se trata de alumnas “con gran interés y empeño” que “se han profesionalizado a través del curso de Albarracín”.
Por su parte, Irene Pérez Sánchez es licenciada en Bellas Artes y lleva acudiendo a Albarracín desde hace tres años y forma parte, como apunta Jiménez, “de la última hornada de incorporaciones”. Ambas recibirán un premio económico de 400 euros y material de pintura por valor de otros 200. Además, podrán estar diez días –repartidos en dos estancias– alojadas en Albarracín para desarrollar el trabajo creativo que, a lo largo de 2019, se expondrá en las diferentes salas de la Torre Blanca.
Una de las condiciones de la beca de pintura de Albarracín contempla la cesión de una obra para la Fundación Santa María. Todas ellas se exponen en la Casa de Santa María, que cuenta, gracias a ello, con una importante colección de pintura de paisaje. Estas obras “son uno de los alicientes culturales y decorativos” del establecimiento, según reconoció Antonio Jiménez.
Importante colección
La entidad cuenta con un repertorio de obra pictórica en la que predomina la abstracción. “La tónica general es el paisaje de manchas armónicas, pero también hay realismo total y paisaje más vanguardista, tenemos un amplio abanico”, matizó el director de la Fundación Santa María. Entre esas obras hay alguna de artistas que ahora ya se han hecho un hueco en el panorama artístico, como Isidoro Moreno, que acudió como alumno pero pronto se convirtió en profesor, al igual que Dora Piñón.
Si en las obras hay diversos estilos, también en los alumnos se ha notado una gran evolución, ya que algunos llevan prácticamente desde los comienzos de la actividad, que se inició hace 22 años. Lo que no ha cambiado es el equipo directivo que inició José Sánchez Carralero, siguió José María Rueda y ahora se mantiene con Paloma Peláez, que llegó nada más terminar la carrera.
En el curso hay jóvenes, pero también personas de avanzada edad e incluso algún alumno casi octogenario.
Ademas de las dos becas de pintura, este año se concedieron cuatro menciones especiales a Blanca Ruiz Paniagua, de Valladolid; Lidia Fernández Martínez, de Guadalajara; Antonio Díaz Gil, de Madrid y que ya fue mención el año pasado, y Kyung Hwa Wdo, escultora asiática residente en Madrid.