Síguenos
Hemeroteca: Cuando Spielberg se olvidó de Galve pero el pueblo aprovechó el tirón de los dinosaurios Hemeroteca: Cuando Spielberg se olvidó de Galve pero el pueblo aprovechó el tirón de los dinosaurios
Informaciones aparecidas en DIARIO DE TERUEL

Hemeroteca: Cuando Spielberg se olvidó de Galve pero el pueblo aprovechó el tirón de los dinosaurios

Hace 25 años que llegaron las réplicas gigantes que ahora pueden verse en el paseo del Alfambra y se inauguró el centro de José María Herrero
banner click 236 banner 236

José María Herrero miraba al lector desde la página del periódico de aquel 5 de agosto de 1993 con una uña y una falange de un Aragosaurio en cada mano. Era parte de la que el periódico calificaba como la mayor colección privada de restos fósiles de dinosaurios de toda Europa, y el gérmen de lo que en el pueblo querían que fuera un parque temático sobre los dinosaurios. La paleontología y su pueblo, Galve, eran dos de las pasiones de Herrero a las que había dedicado toda su vida. Spielberg haría que la primera se pusiera de moda en medio mundo, y Galve quiso para aprovechar el tirón.

Aunque por aquellas fechas la película “Parque Jurásico” ni siquiera había sido proyectada en España, tal y como explicaba en su artículo J. Royo Lasarte, en Galve sabían del atractivo de estos extinguidos animales. “En el mes de julio más de 200 personas han visitado mi casa. Todo lo hacemos de forma gratuita y lo único que pido es un lugar digno para poder exponer estos restos tan importantes, ya conocidos por todo el mundo, en mi pueblo y dentro de mi provincia” decía Herrero en aquel texto. Explicaba que había tenido numerosas ofertas de compra de varias instituciones nacionales e incluso internacionales pero no quiere que salga fuera de Aragón y mucho menos de Galve.

Su hijo, el alcalde, Miguel Ángel Herrero, explicaba que querían crear un parque cultural, un “Parque Cretácico”, aprovechando la colección de su padre y también el hecho de que Galve fuera el principal yacimiento del Jurásico Superior-Cretácico Inferior de toda la Comunidad Económica Europea decía aquella crónica.

Royo describía lo que se encontraba el visitante al llegar a casa de Herrero: “Resulta espectacular el vestíbulo de entrada a la casa de los Herrero, un fémur -de más de un metro y medio de altura-, junto a otros huesos de descomunales proporciones, reciben a los asombrados visitantes. Pertenecen a un Aragosaurus ischiaticus, un nuevo género y por tanto una nueva especie de dinosaurio descubierta por el cabeza de familia y bautizado por los científicos con el nombre de nuestra Comunidad Autónoma. Qué mayor homenaje cabe para un hombre criado en las agrestes tierras de Teruel y para todos los aragoneses leíamos en aquellas páginas. El primer edil destacaba el potencial turístico de esta riqueza paleontológica, y la colaboración que ya tenían de la Universidad de Berlín, que había mostrado su disposición para ceder los restos que poseía de los yacimientos de la localidad para ese futuro parque. El centro de exposiciones actuaría de elemento vertebrador de todo el parque cultural y contemplaba también la colocación a lo largo del valle del río Alfambra a su paso por Galve de reproducciones de los dinosaurios a tamaño real.

Recreaciones

En aquella información adelantaba ya lo más espectacular del proyecto, que eran esas dos reproducciones encargadas a una empresa muy conocida por ser la que realizó las maquetas de la calabaza Ruperta del programa “Un, dos, tres” así como por sus trabajos para otros museos arqueológicos y la Diputación Provincial de Huesca”. Se trataba de la empresa ICP, Infraestructuras Culturales y Publicitarias de Loporzano, en Huesca, que estaba elaborando entonces la réplica del Aragosaurus Ischiaticus y el Iguanodon Bernissantensis.

Dada la envergadura de estos dinosaurios -el Aragosaurus mide más de 6 metros de altura por 15 metros de largo y el Iguanodon en forma agachada supera los 4 metros de altura por los 9 metros de largo-, serán trasladados explicaba la información por medio de dos helicópteros de Ejército del Aire, que los depositarán en los alrededores de una balsa que se ha creado especialmente para ellos fruto del proyecto de restauración de una antigua mina a cielo abierto. Tres días después el periódico publicaba un reportaje íntegramente dedicado a estas reproducciones que Royo realizó desplazándose a Huesca.

Los trabajos estaban siendo supervisados por profesores de la Universidad de Zaragoza y la Autónoma de Madrid y la información ofrecía algunos detalles de las réplicas, como los 250 kilos de hierro empleados para el Aragosaurio, destinados para la estructura interior. 

El responsable de la empresa, Julio Luzán, explicaba en el reportaje el proceso de elaboración: “Sobre unos dibujos en el suelo trazamos una estructura plana metálica y por medio de unos aros, también de hierro, a modo de costillas, comenzamos a dar volumen a la reproducción” para después recubrir “esta fuerte estructura con una malla y sobre ésta, proyectamos el poliuretano, que adherido a la malla y los hierros adquiere una gran consistencia”. 

El Gobierno de Aragón financiaba aquellas recreaciones y, según el texto, la restauración de la antigua explotación minera a cielo abierto donde serían instaladas, aportando 8,5 de los 10 millones de pesetas de coste, que completaba el Ayuntamiento de Galve y la Diputación de Teruel. “Queremos dar a conocer, tanto desde un punto de vista didáctico turístico, nuestra provincia y en particular nuestra pequeña localidad. Para ello, la idea de un parque cultural, dada nuestra riqueza paleontológica, es lo más apropiado” decía el alcalde Miguel Ángel Herrero, al tiempo que expresaba su interés por hacer reproducciones de los huesos de dinosaurios y otros mamíferos encontrados en Galve.

Podíamos leer en aquella información el detalle de los importantes hallazgos paleontológicos de Galve: Los primeros fósiles fueron hallados en Galve por José María Herrero en 1958. Desde entonces han aparecido nueve especies únicas en el mundo de la fauna del Jurásico Superior al Cretácico Inferior y continuaban estudiando nuevos hallazgos, como el entonces reciente de 27 fragmentos de huesos de un gran saurópodo, y se planteaban nuevas excavaciones de la mano de Gloria Cuenca, de la Universidad de Zaragoza.

El nuevo museo

A pesar de que la llegada de las reproducciones a Galve se había anunciado para septiembre, tuvieron que esperar hasta noviembre cuando lo hicieron coincidir con la inauguración del parque paleontológico de Galve, ya que incluía el espacio museístico donde podían verse las piezas de la colección de José María Herrero y las reproducciones en el valle del Alfambra, que también se hicieron esperar.

El 14 de noviembre leíamos en la portada del periódico: Los dinosaurios llegan a Teruel y junto a este titular una fotografía de una niña contemplando grandes fósiles, dando así una idea de las dimensiones de los restos. El texto de aquella portada detallaba: El parque paleontológico de Galve fue inaugurado ayer con la presencia de numerosas personalidades, tanto de la política y la cultura, como de curiosos que se congregaron en las puertas del Ayuntamiento de la localidad para esperar las reproducciones a tamaño natural de los dinosaurios. El Aragosaurus y el Iguanodon no llegaron a la hora prevista, tardaron tres horas más, y los organizadores decidieron comenzar el acto en ausencia de los protagonistas.

En la iglesia explicaron la idea de Parque y después se inauguró la sala de paleontología. Pese a la desilusión inicial por no poder contemplar las reproducciones de los dinosaurios a la hora prevista, la gran afluencia de visitantes, entre los que destacaban los niños, quedó satisfecho al poder contemplar en la sala de paleontología gigantescos huesos de dinosaurios, huevos y hasta escamas fosilizadas de peces de la época. En el texto, J. Royo detallaba lo que podía verse en la sala y dedicaba dos espacios destacados a hablar de las estrellas de Galve, el Aragosaurus Ischiaticus y el Iguanodon Bernissartensis. El retraso en el traslado de las réplicas, decía la crónica, se debía el viernes anterior a trabas burocráticas y la niebla en la salida de Zaragoza el sábado que fue cuando se celebró la inauguración.