Hemeroteca: 1982, cuando se premió la belleza de Mirambel con el galardón de Europa Nostra y la Reina Sofía visitó el pueblo

La noticia la publicaba el viernes 22 de enero de 1982 este periódico: ‘Importante premio para Mirambel. Se le ha concedido la medalla de oro -única en España- por la excelente restauración y rehabilitación de la localidad’. Se trataba de la medalla de oro de Europa Nostra con la que la Federación Internacional de Asociaciones para la Protección de la Cultura Europea y su Herencia Natural, leíamos entonces, premiaba la restauración integral y el engalanamiento de una antigua villa mudéjar, del siglo XVI, que había realizado la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas.

El premio era un reconocimiento para las obras realizadas durante el periodo 1976-1979, bajo la dirección del arquitecto Miguel Ángel López Miguel, y suponía un importante galardón porque competía con otras propuestas -en torno a un centenar decía el periódico- de otros 25 países, buena parte de ellos con mayor tradición restauradora que España.

Pero si la notificación del premio se recibió con alegría, tal y como podíamos leer también en este periódico, el acontecimiento especial y recordado durante años llegaría cuando la Reina Sofía en persona acudió al pueblo a entregar el premio, un 31 de mayo de 1983, Un día jubiloso para este pueblecito turolense en el que no faltaron personalidades nacionales, regionales y provinciales decía la edición de DIARIO DE TERUEL que se hacía eco de la noticia. 

Era la información principal de aquel día y ocupaba casi por completo la portada, de la que solo cedía una columna para anunciar el suplemento especial de las Fiestas del Ángel.

“En recuerdo de mi visita a este precioso pueblo de Mirambel” escribió la Reina en el libro de honor del Ayuntamiento tras hacer un recorrido por las calles del pueblo y los discursos en la iglesia, tal y como recuerda el alcalde entonces, Jesús Barceló. “Fuimos a buscarla en coche al descampado donde había aterrizado el helicóptero con el que vino” evoca 35 años después Barceló, que entonces hacía apenas un mes que había asumido el cargo de alcalde. “No tuvimos que preparar muchas cosas porque ya estaba todo organizado de antes, aunque se paró por las elecciones" recuerda el que entonces era un joven primer edil, "desde la Diputación llevaron la organización” explica. 

Barceló fue uno de los que acompañó a la Reina por las restauradas calles del pueblo, aunque algunas todavía estaban en obras pero “se pararon unos días para facilitar la visita” explica. “No recuerdo hablar mucho  con la Reina porque había tanta gente que entre los saludos de unos y otros era difícil” dice Barceló de aquella jornada en la que las calles se llenaron de vecinos y de autoridades, como Santiago Marraco, presidente de Aragón que “acudió en helicóptero también, pero más pequeño”.

300 guardias

De aquella visita Barceló recuerda que había mucha gente, un gran despliegue que el periódico de entonces cifraba, solo en materia de seguridad, en 300 guardias, además de inspectores y personal de Casa Real. La crónica decía que la Reina recorrió el recinto amurallado hasta llegar a la iglesia donde tuvieron lugar los discursos, interrumpidos por los aplausos de los vecinos, contaba el relato periodístico.

El reportaje incluía los discursos del presidente de Hispania Nostra y la vicepresidenta de Europa Nostra, que destacaron el trabajo realizado por el arquitecto Miguel Ángel López Miguel, director de las obras de recuperación financiadas e impulsadas entonces desde el Gobierno central.

Barceló no recuerda mucho del discurso que hizo, tras llevar apenas un mes como alcalde a sus 28 años, pero el periódico sí que da cuenta de sus palabras, en las que agradeció especialmente a la Reina demostrar su “gran sentido social” con la visita “al acordarse de los más humildes”. Algo que vuelve a destacar ahora, que no solo prestara atención a las grandes ciudades sino también a pequeños pueblos cho el suyo.

“El hecho de que una Reina visita esta localidad creo que es el acontecimiento más importante que Mirambel haya tenido y pueda tener” decía en su discurso.

Destacaba también el “interés de los vecinos de Mirambel, "por el respeto que siempre han tenido hacia el conjunto histórico, que ha merecido el eslogan de “una joya entre murallas”.

Y lanzaba una petición: “Ahora solo nos queda la esperanza y el deseo de que se pudiera arreglar las calles que faltan en la parte baja del pueblo, como lo restaurado tan extraordinariamente” ya que “por cuenta de los vecinos nunca será posible realizarlo, dadas nuestras posibilidades económicas de humilde pueblo”.

Terminó el acto el discurso del ministro de Obras Públicas y a la salida, la reina estrechó manos y saludó para finalizar desde el balcón del ayuntamiento, mientras grupos de danzas de Valderrobres y de La Iglesuela interpretaban la Jota de Teruel y otras jotas y danzas.

Finalmente el cortejo real recorrió las calles y descubrió la placa conmemorativa del premio para después despedirse de los vecinos.

Gran repercusión

El premio tuvo repercusión, pero fue sobre todo la visita de la Reina la que cambió el devenir tranquilo del pueblo y durante un tiempo, "meses, casi años, fue impresionante la de gente que pasaba por el pueblo" cuenta el que fuera alcalde entonces, Jesús Barceló, para ver ese pequeño y bonito pueblo de Teruel al que había ido la Reina.

El pueblo quiso agradecerle el gesto que había tenido la Reina Sofía con este pequeño municipio y poco después de aquella visita la nombró hija adoptiva, título que una delegación encabezada por el alcalde le entregó en el Palacio de la Zarzuela el 21 de mayo de 1984.