Geógrafos españoles cartografían las iniciativas de éxito de Teruel que ayudan a fijar la población
Están recorriendo estos días el Jiloca y la Sierra de AlbarracínGeorreferenciar las iniciativas de éxito desarrolladas en algunas zonas de la provincia de Teruel para fijar población. Ese es el objetivo que se han fijado un grupo de geógrafos de diversas universidades españolas que durante esta semana han recorrido la Sierra de Albarracín, el Jiloca y la zona de Belchite, en Zaragoza. Allí se han entrevistado con instituciones, fundaciones, asociaciones y el colectivo empresarial y civil de cara a establecer contactos que ayuden a crear una cartografía de iniciativas positivas que se están desarrollando para atraer población o evitar que la gente emigre.
La iniciativa se enmarca en el proyecto Geovacui 2, impulsado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) y se centra en la ciencia ciudadana, un concepto nuevo que implica la participación de la población y que puede ser a diferentes niveles. En este proyecto los integrantes se implican tanto en la fase del diseño de los instrumentos, en este caso fichas con los datos de las experiencias, y en la de la propia recogida de datos.
El cartografiado de estas experiencias se volcará en internet de forma que sea interactivo y cualquiera pueda acceder a la información, según explica la profesora del departamento de Geografía de la Complutense de Madrid Carmen Mínguez, quien detalla que se incluirán los testimonios y trabajos de aquellas personas que residan en el territorio y “estén satisfechas por ello”.
No son piezas aisladas
El objetivo es incluir tanto una base de datos como contactos a disposición de los emprendedores y dinamizadores para que “si alguien quiere poner en marcha una idea pueda buscar información sobre lo que se ha desarrollado en otros lugares”. Mínguez apunta que muchas veces los proyectos surgen como piezas aisladas “cuando en realidad si supieran de la existencia de los otros podrían apoyarse en ellos”.
Carmen Mínguez comenta que el trabajo tiene una base científica porque los encargados de elaborarlo son científicos sociales, pero aclara que el documento que saldrá del trabajo “tendrá mucho de la visión del ciudadano, que es el que ha aportado su experiencia”.
Los seis miembros del equipo recorrieron durante un par de días las zonas de Teruel y Campo de Belchite, aunque en el proyecto lo integran cinco geógrafos y una economista de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Burgos, la Universidad de Málaga, la Universidad de Sevilla y la Universidad de Barcelona.
En esta segunda fase del proyecto se están identificando aquellas iniciativas que ayudan a fijar población, aunque la profesora de la Complutense matiza que “no son extrapolables porque cada territorio tiene sus gentes y sus agentes, sus características”. No obstante, buscan detectar los aspectos comunes que puedan ayudar al diseño de nuevas iniciativas.
Para localizar estas experiencias, se han organizado encuentros para que los agentes del territorio y los profesores establecieran un feedback. Esos planteamientos de arraigo poblacional se incluirán en el mapa de experiencias exitosas, pero no serán los únicos puesto que para lograr un buen número de referencias se distribuirán las fichas elaboradas entre agentes de empleo y desarrollo de todo el territorio nacional con el fin de que sirvan de emisores de la idea y capten nuevas iniciativas. En la Sierra de Albarracín contaron con el apoyo de la ADL de la Comarca, Cristina Yusta, para la organización de los talleres y visitas.
Interés cualitativo
No se han fijado un número de experiencias a cartografiar y apuntan que aunque a nivel estadístico necesitarían casi 400, su pretensión es cualitativa más que cuantitativa y buscan que estén representados todos los territorios despoblados de España, incluyendo los archipiélagos, y con un nivel de tipología variada.
“Estas iniciativas no se pueden replicar en otros sitios por falta de tiempo y de financiación”, explican los responsables de Geovacui, que, sin embargo, sí recorrerán la Sierra de las Nieves, en Málaga, porque es un ejemplo de despoblación totalmente diferente al que existe en Teruel, donde todo el territorio está afectado. En Málaga el modelo es diferente, se trata de una zona de interior despoblada que está rodeada por localidades de costa que siguen creciendo: “El contraste dentro de la provincia es evidente y su gestión es diferente a Teruel”, detalla Mínguez.
Entre las personas y colectivos con los que se reunieron durante su visita a Teruel estaban los impulsores de Apadrina un Olivo o los integrantes de La Era Rural, además de empresarios de la Sierra de Albarracín.
Mínguez especifica que en una primera edición del proyecto Geovacui ya se determinaron las características y retos de estos territorios afectados por la despoblación. En ese momento los ciudadanos, relata, les ayudaron a establecer discursos en torno a la despoblación. “Hay uno negativo, que implica la falta de reconocimiento por parte del resto de los ciudadanos, de apoyo institucional” y de abandono en la recepción de recursos económicos, según especifica la responsable de la actividad. También hay uno más positivo, centrado en las ventajas que aporta para los ciudadanos vivir en el medio rural y las iniciativas dedicadas a lograrlo.
La imagen de Albarracín
En cuanto a la elección de Aragón y en concreto de Teruel para esta fase, Carmen Mínguez comenta que se trata de la Comunidad Autónoma que más sufre el fenómeno de la despoblación y “Teruel es referente en cuanto a la temática”. Iniciaron las visitas en Albarracín porque conocían la experiencia de la Fundación Santa María, que recibió recientemente el premio Nueva Cultura del Territorio, convocado por el Colegio de Geógrafos y la Asociación Española de Geografía.
Precisamente la responsable de Geovacui recuerda que hay muchos colectivos a nivel nacional que recurren a Antonio Jiménez, gerente de la Fundación Santa María, pidiéndole asesoramiento para replicarlo “como modelo exitoso”. Y eso es lo que pretenden ofrecer con su cartografía, “un banco de iniciativas públicas y privadas, tanto asociaciones como fundaciones o empresas de índole diversa par que la gente que necesita un asesoramiento pueda recurrir a esta fuente de información”, precisa.
Ninguneados
Una de las conclusiones a las que han llegado tras el trabajo de campo realizado es que “es necesario dignificar el campo. El medio rural, su trabajo y la población que reside allí, se sienten ninguneados” y destaca que también se les ofrecerá participar en las siguientes fases. “Les pasaremos la cartografía y la comentaremos con ellos, es una forma de presentar los datos y que nos orienten en función de sus propias necesidades”, dice para añadir que aunque el proyecto no deber perder el carácter riguroso y científico, tiene que convertirse en “una herramienta que sirva para la ciudadanía” y destaca que esa “transferencia social es fundamental”.
El proyecto GEOVACUI está siendo desarrollado gracias a la colaboración y la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) - Ministerio de Ciencia e Innovación (antes Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades).