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Éxito de participación en todo el programa  de actos en el tercer festival A Escamondar Éxito de participación en todo el programa  de actos en el tercer festival A Escamondar
La tala de vigas fue la principal labor de los escamondadores. J.C.E.

Éxito de participación en todo el programa de actos en el tercer festival A Escamondar

Fuentes Calientes reivindica una jornada para fomentar actividades en el mundo rural
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El tercer Festival de la Escamonda de Fuentes Calientes congregó a más de 400 personas para realizar una labor social, recuperar las tradiciones, dar visibilidad a esta actividad y promover el cuidado del medioambiente. La jornada se inició con una quedada en el bar de la Plaza y antes de partir paseando hasta Las Fuentes, pero primero había que echarle al cuerpo algo calentito, pues la mañana, aunque no muy fresca, se notaba y la altura también.

El primer grupo de trabajo tocó rebato y salieron hacia la zona de la escamonda. No tardarían mucho el resto en seguir la estela, ya que el programa era denso y no había tiempo que perder. Eran las 10:20 horas cuando cayó el primer tronco de un árbol. Poco le costó a Víctor Pérez, derribar la primera viga, pero para entonces ya se habían reunido más de 200 personas en el paraje de Las Fuentes, que previo paso por el bar de Salvador para tomarse su café, ya estaban ávidas de ver y de ayudar en la poda, recogida y carga en los vehículos de transporte de ramas, troncos y madera para leña.

“Empezamos la escamonda porque son árboles muy viejos y se ha perdido la tradición de escamondar porque ya no se hacen las casas con madera ni nos calentamos con leña”, señaló Dario Escriche, miembro de Comité Organizador.

 

En la hora del almuerzo todos pararon a reponer fuerzas. J.C.E.


Era una jornada lúdica, en el campo, de fiesta pero a la vez reivindicativa. “Promover el festival y que la gente ayude tanto es muy importante y gratificante”, dijo Víctor Pérez, podador profesional. Son árboles de ribera y muy específicos, que permiten este tipo de tala. Era una jornada de trabajo en común, de hacer piña y de volver a las viejas tradiciones, cuando la madera y el árbol eran los protagonistas hasta la aparición del cemento. La Escamonda es una fiesta de autoestima rural, que conecta el patrimonio rural con el cultural y social. Es una iniciativa joven de gente rural que ama la cultura y las tradiciones.

Iban cayendo las vigas (nombre que reciben las gruesas y largas ramas, que servían para apuntalar casas y tejados), las ramas ya se amontonaban y las motosierras no paraban de hacer troncos (primero) y leña después.

A las 12:00 el almuerzo. “Hay hambre” se oía en algunos grupos, y cuando faltaban cinco minutos para la hora llegó la parada general. La organización dispuso de un pequeño bar con bebidas y bocadillos para reponer fuerzas.

Medioambiente

La escamonda hizo de reclamo para que acudieran participantes de distintos sitios y puntos de la geografía española. A pesar de ser solamente la tercera edición, este año se dobló el número de inscritos para la comida y también se notó en el monte. Además fue notable la participación femenina, a la que en esta edición se le ha querido dar un papel preponderante.

Marta Sueiro acudió por primera vez a Fuentes Calientes: “Venimos de Nigrán (Pontevedra). Me está encantando”, puntualizó. Y junto a ella su amiga Jimena Sancho, que desde Burgos volvía de nuevo a la Escamonda. “Vine el año pasado por primera vez y me encantó la experiencia. Por eso repito ”.

No muy lejos de ellas estaban Alba Romero y Andrea Martín, que venían de Zaragoza y era su primera participación en esta actividad. “El Festival es una propuesta sostenible, muy comunitario”, dijo Alba, a lo que su compañera añadió “el buen rollo que hay, con tanta gente y lo bien organizado que está”. La conciencia de ambas por el cuidado de los montes quedó patente. “Es importante la gestión del bosque. Se ha perdido y volver a recuperarlo es importante”, comentó Andrea Martín. “Es una buena idea lo de feminizar y en contraposición al año pasado que fue masculino”, agregó Alba Romero y su compañera también abundó en la idea, mientras acarreaban ramas y troncos a la zona de carga.

 

Hacían falta muchas manos para cargar toda la madera. J.C.E.


En el lado del trabajo principal estaban Víctor Pérez, Paola Benedí, José Orduña y Xabier Mateos, profesionales de la tala y el cuidado de los montes que con sus motosierras (y otras 20 más) hicieron más fácil el trabajo de la escamonda y dieron visibilidad a la jornada. Todos ellos mimaban sus máquinas, las ponían a punto y repostaban. “Me parece una actividad que tiene que seguir haciéndose para conservar lo que tenemos, pues si no estos árboles morirían”, argumentó Víctor Pérez. Paola Benedí era una de las pocas mujeres que manejaba la motosierra, pero su profesión de Bombero Forestal en la Brif de Daroca le proporcionaba experiencia de sobras para realizar estas labores. “Hacemos trabajos en altura y arboricultura, pero se hace siempre en equipo”, puntualizó.

El programa de actos del Festival A Escamondar no se ceñía solamente a la poda, pues una comida popular, DJ’s, un Paseo, un Guateque o el encendido de la hoguera también tuvieron su sitio.

Recuperar tradiciones

El paraje de Las Fuentes fue el escenario de la Escamonda de 2025 en Fuentes Calientes, en la que 8 árboles fueron podados para rejuvenecer su estado, ya que, si no se realizan labores de mantenimiento, algunos de ellos morirían. Como así ha sucedido en algunos ejemplares. “Los árboles tienen crecimiento muy lento y algunos estaban a punto de morir”, señaló Dario Escriche, uno de los organizadores y responsable de la comunicación de A Escamondar.

El cuidado del monte se ha modernizado y ahora la poda ya no se hace con hacha sino con motosierra y filos muy cortantes que ahorran trabajo y permiten mayor seguridad. El área de Las Fuentes es la que da nombre al pueblo, pues es ahí donde los manantiales mantienen la temperatura del agua casi invariable a pesar del frío o del calor.

En la tarea del día de la Escamonda, también se aplicaba Jesús Ferrer, con su megáfono, que, indicaba, calmaba y animaba “para que la gente vaya con orden y respete la seguridad”, matiza. Nadie se olvidó de su papel en este día tan importante para revivir tradiciones y recuperar los montes.

 

Jesús y su megáfono, Víctor y su motosierra, y Dario y su cámara. J.C.E.