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El yacimiento celtibérico de El Cerrito de Cella es mucho más antiguo de lo que se creía El yacimiento celtibérico de El Cerrito de Cella es mucho más antiguo de lo que se creía
Reconstrucción 3D de una de las construcciones excavadas en castro El Cerrito en Cella

El yacimiento celtibérico de El Cerrito de Cella es mucho más antiguo de lo que se creía

Las ricas cerámicas descubiertas permiten datar que el castro es de la Primera Edad de Hierro, siglos VII y VIII antes de Cristo
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El yacimiento de El Cerrito en la laguna del Cañizar (Cella) es mucho más antiguo de lo que se creía. Las ricas cerámicas descubiertas permiten datar el castro de El Cerrito en la Primera Edad de Hierro, siglos VII y VIII antes de Cristo. Hasta la nueva constatación se estimaba que el castro de El Cerrito era del siglo IV antes de Cristo. Por otro lado, la cerámica que se está descubriendo en el yacimiento es de una excelente calidad, de la mejor de los pueblos celtibéricos. 

El Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico, IMBEAC, está acometiendo la octava campaña de excavación arqueológica que promueve el Ayuntamiento de Cella en el yacimiento de El Cerrito, en la laguna del Cañizar.  La octava campaña arqueológica se inició el pasado 21 de octubre y termina el 3 de noviembre.

El director de las campañas arqueológicas en el castro El Cerrito y arqueólogo, Jesús Torres Martínez, manifestó que las cerámicas descubiertas en las campañas arqueológica permiten asegurar que el castro es mucho más antiguo de lo que se estimaba. “Es un castro que estaba ya habitado en la Primera Edad de Hierro con seguridad. Las cerámicas que estamos analizando en el laboratorio nos dicen que son de los siglos VII y VIII antes de Cristo. Antes datábamos el castro en el siglo IV antes de Cristo. Cuatrocientos años más antiguo, de la Segunda Edad de Hierro y a finales”, explicó. 

Para el arqueólogo y director de las campañas de excavación arqueológicas El Cerrito el castro tuvo varias fases de ocupación, pero que la fundación fue mucho anterior de lo que se estimaba y esto ha sido posible gracias a la cerámica y la ordenación de los estilos.

En la presente campaña de excavación arqueológica de El Cerrito, la octava,  participan 6 profesionales más 2 voluntarios de la zona. El equipo desplegado en la campaña de excavación arqueológica trabaja en la edificaciones que están alrededor del horno, descubriendo parte de la zona de talleres de cerámica, además de proceder a la limpieza del horno de cerámica.

“También en la campaña estamos consolidando parte de la estructura del horno y a retirar de forma ordenada el derrumbe de los adobes cocidos”.

Jesús Torres añadió que después de la campaña de excavación arqueológica se trabajará en el laboratorio con el material cerámico encontrado. 

Para el director de las campañas arqueológicas la cerámica que se producía en el castro El Cerrito se hacía era de muy alta calidad en un castro especializado precisamente en la producción de cerámica. “Primero la cerámica se hacía a mano pero luego en torno. Las cerámicas están decoradas y elaboradas con una gran maestría técnica”.

En esta línea, el arqueólogo y  especializado en cerámica, Israel Alcón, expuso que en el yacimiento de El Cerrito hay primero una cerámica a mano, que es muy tosca, pero luego hay otra cerámica elaborada a torno, que es una cerámica de especialización y que calificó de “increíble” por su gran calidad. 

“Es un oficio totalmente establecido con una cerámica de calidad impresionante. Es la mejor cerámica de la época que yo he visto y que además se conserva muy bien”, expuso

En esta línea, Israel Alcón comentó que el origen cerámico que tiene Teruel bien pudiera tener su origen en el castro de El Cerrito, que fue todo un ejemplo de buen hacer cerámico.

Añadió que el castro El Cerrito es de población celtibérica pero al estar en zona de paso hacia el Levante pudo tener la influencia del Levante, de la cerámica ibérica, y elaborar cerámica con cocciones muy buenas, con temperaturas que alcanzaban los 980 grados centígrados. “Se elaboraban cuencos, jarras, botellas, cerámica para almacenar líquidos y granos”. 

Por su parte, la restauradora integrante del equipo de excavación arqueológica y master en arqueología, Elena García López, reseñó que se había centrado este año en la microlimpieza, en la limpieza del horno con retirada de tierra y en consolidar estructuras.   

Otro integrante del equipo de excavación, Marcos Galeano, se encarga de la aplicación de nuevas tecnologías para actuaciones en patrimonio virtual con el fin de levantar el castro de una menara virtual. En la pasada campaña ya se hizo  un trabajo de registro de fotografía en 3D de la fuente de Cella. 

Al finalizar la pasada campaña arqueológica, la séptima, también se avanzó que se iba a trabajar en la zona central del castro de los talleres que se habían localizado, para ir luego siguiendo excavando en la zona de viviendas.

El objetivo de las campañas de excavación arqueológica es , entre otros puntos, que al final el yacimiento arqueológico sea visitable por el público. En este sentido desde el equipo de excavación arqueológica se organizan visitas, jornadas de puertas abiertas, para explicar el importante yacimiento que es El Cerrito en la laguna del Cañizar. Vecinos y escolares de Cella han realizado visitas guiadas a este yacimiento, que financia el Ayuntamiento de la localidad. 

De la Edad de Hierro a la conquista romana

La Edad del Hierro transcurrió, aproximadamente, desde el año 1000 a. C. hasta la conquista romana de Hispania, que comenzó en el 218 a. C.. Ésta sería la última etapa prehistórica en el territorio peninsular, ya que coincide con la fundación de colonias por parte de los pueblos mediterráneos (fenicios, griegos y cartagineses) y la supuesta llegada de otros del norte de Europa (los celtas, aunque recientes estudios de la universidad de Oxford pretenden que este pueblo podría ser autóctono de la península).​ Las primeras colonizaciones se limitaron, fundamentalmente, a pequeños asentamientos, escasos y breves, ya que tanto fenicios como griegos dieron mayor importancia a comerciar y asegurarse el control de las riquezas mineras para sus metrópolis, que a establecerse de una forma permanente en el territorio peninsular. La consecuencia inmediata de estas aportaciones foráneas fue una considerable influencia cultural sobre los indígenas afectados. En general no existe discontinuidad entre los grupos del Bronce y los del Hierro: los restos arqueológicos nos hacen pensar en una paulatina evolución y solamente las aportaciones tecnológicas y culturales externas provocaron una progresiva diferenciación entre los pueblos mediterráneos y los del interior.