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El Parque Cultural del Chopo Cabecero cuenta con una nueva ruta, la de los Cinco Altos El Parque Cultural del Chopo Cabecero cuenta con una nueva ruta, la de los Cinco Altos
En el Cerro de los Siete Lugares se observan unas excelentes vistas panorámicas, en la confluencia de la sierra de Gúdar, Maestrazgo y Alto Alfambra

El Parque Cultural del Chopo Cabecero cuenta con una nueva ruta, la de los Cinco Altos

El sendero recorre 20 kilómetros entre cimas a 1.600 metros en Monteagudo, Allepuz y Gúdar
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El Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra estrena nuevo sendero que se denomina la Ruta de los Cinco Altos. El sendero, circular, recorre 20 kilómetros entre cimas que están a más de 1.600 metros de altitud de los municipios de Monteagudo del Castillo, Allepuz y Gúdar. Esta ruta refuerza la vertebración del sector oeste del Parque Cultural del Chopo Cabecero. Cabe recordar que en abril el Parque Cultural inauguró la ruta del río Seco, el PR TE-45 que discurre por riberas de Cedrillas, Monteagudo del Castillo y Ababuj.

En el PR TE-147 se disfruta de panorámicas espectaculares, de pinares, de  pastos de montaña, peñascos, flora, ganadería, geología y de vestigios de la Guerra Civil y también arqueológicos de miles de años.  El sendero es apto para todos los públicos si bien por su larga distancia está considerado de tipo medio. El sendero se inicia en Monteagudo del Castillo, que supera los 1.400 metros..

El director gerente del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, Chabier de Jaime, explicó que la nueva ruta señalizada y marcada, la de los Cinco Altos, discurre por cimas que están a más  de 1.600 metros como son el cerro de San Cristóbal en Monteagudo del Castillo , el cerro de los Siete lugares entre Monteagudo del Castillo, Allepuz y Gúdar, la Muela de Gúdar, el Cerrisclo entre Gúdar y Monteagudo del Castillo y Majada Redonda en Monteagudo del Castillo.

Chabier de Jaime explicó que el  origen de la ruta de los Cinco Altos  del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra se debe a la Agrupación de Amigos del Peirón de Monteagudo del Castillo, que mantiene una intensa actividad senderista y esta ruta es una clásica de las que se organiza en primavera.

Divisoria

“La divisoria de aguas entre las cuencas del Alfambra y del Mijares la forma una línea que une cuatro montes situados en los términos municipales de Monteagudo del Castillo, Allepuz y Gúdar. Todos ellos alcanzan altitudes superiores a los 1.600 m. por lo que ofrecen magníficas panorámicas de este sector de la cordillera Ibérica. El PR-TE 147 une estas cuatro cimas y una más, ya en plena cuenca del Mijares, en un itinerario circular de 20 km de distancia. Por eso recibe el nombre de la Ruta de los Cinco Altos. El perfil es suave pues la altitud máxima es de 1.664 m mientras que la mínima lo es ya de 1.420 m. Los desniveles acumulados positivo y negativo son, respectivamente, de 536 m y de 553 m, escasos para el total de su longitud. Es una ruta que no ofrece dificultad pero que, por su distancia, es exigente”, valoró.

Añadió que a lo largo del sendero predominan los prados y, en menor medida, los pinares de montaña mediterránea, aunque también se encuentran algunos roquedos. “Es un paisaje ganadero aún vivo”, afirmó.

El PR -TE 147 comienza en Monteagudo del Castillo. En la carretera. Cerca de la marquesina del autobús hay un panel informativo. Se llega al Bosque del Pairón, una pequeña arboleda formada por chopos, sauces, olmos y otras especies arbóreas que ha sido creada por la Agrupación el Pairón de Monteagudo.

Frente al Bosque del Pairón prospera una frondosa y densa cirujera que ha colonizado unos pequeños huertos abandonados hace décadas. Este bosquecillo espontáneo funciona como lugar de cría y refugio para mirlos, petirrojos, currucas y ruiseñores. En primavera, por la mañana, sus cantos son toda una polifonía, destaca Chabier de Jaime.

Desvío

El camino sigue hasta alcanzar un desvío, proponiendo el de la izquierda para poder alcanzar cuatro de los altos antes de la mitad de la excursión.

El camino remonta el barranco de la Tejería. “La ladera en solana muestra unas terrazas, antaño cultivadas y hoy aprovechadas como pastos, cerradas con muro de piedra seca. La erosión es muy intensa en esta ladera a pesar de la protección que ejercen aliagas, tomillos, enebros, agrillos y otras matas espinosas, como Astragalus granatense, planta endémica de la península Ibérica y del norte de Marruecos, que prospera bien sobre estas arcillas bajo clima continental y que es conocida en la zona como erizo”.

La pista se va acercando al fondo del barranco de la Tejería, poblado por chopos cabeceros, álamos canos y un denso sotobosque formado por diversos espinos. Al poco, se alcanza la fuente de la Canaleta. “Es un manantial, antaño recogido en una balsa, que se origina por la presencia de estratos calizas (permeables) descansando sobre otros de margas (impermeables) en la loma del Pilar y por la presencia de una falla normal que rompe los estratos calcáreos y concentra y trasmite localmente el agua que retienen”, explica De Jaime.
 

Chabier de Jaime, en el panel de inicio del PR TE-147 en la localidad de Monteagudo del Castillo


La ruta continua abandonado la pista y tomando una senda que asciende por la ladera que se eleva tras la fuente. La senda cruza una pista donde una señal indicadora nos dirige entre bancales cultivados, prados y una plantación de pino royo hacia el próximo objetivo: el cerro de San Cristóbal.  “El sendero sigue por la orilla del pinar y alcanza un peñasco calizo por el que hay que crestear durante un buen tramo. Los prados se hacen más escasos conforme nos vamos acercando a la Peña de las Diez, así conocida en Monteagudo por ponerse sobre ella, a esa hora, el disco solar en los meses de verano”. Siempre cerca de la cresta, la senda asciende a la cima del cerro de San Cristóbal, donde se divisan hasta 6 localidades del entorno de Monteagudo del Castillo.  

Poblado ibérico

Sobre una cresta caliza se hallaron los restos de un poblado ibérico donde se conservaban restos de muros y un posible cisterna, además de dos molinos de piedra, varios fragmentos cerámicos elaborados a torno y con decoración geométrica, que parecen corresponder a cultura ibérica.  Además la cima está rodeada de posiciones defensivas construidas por el ejército republicano durante la Ofensiva de Levante para hacer frente al Cuerpo de Ejército de Castilla del ejército sublevado. Aún estando casi colmatadas se aprecian bien trincheras, con su trazado zigzagueante, y los puestos de ametralladoras en las posiciones más expuestas”, comenta el director del Parque Cultural del Chopo Cabecero, quien valoró también que en la ladera norte del cerro puede verse una de las tres poblaciones conocidas de Oxytropis jabalambrensis, planta endémica y amenazada que tiene su origen y su mayor población mundial en la sierra de Javalambre.

La ruta desciende hacia el este a través de los prados siguiendo los postes  y se acerca a la divisoria de aguas entre el barranco Hondo, afluente del río Seco y, por tanto, cuenca del Alfambra, y el barranco del Horcajo, afluente del barranco del Monte y de la Hoz, cuenca del Mijares.

Se toma la pista que sale a mano derecha y que se interna en un pinar de repoblación creado entre los años 50 y los  años 60 del siglo pasado con fines de corrección hidrológica, protección de suelo y creación de empleo rural. “El camino llega a un nuevo desvío. Hacia la izquierda se encuentra el Cerro de los Siete Lugares. Un paraje muy especial. Uno de los mejores miradores del Alto Alfambra. Y un lugar de interés histórico por la abundancia de vestigios de la Guerra Civil. Merece la pena desviarse”, dijo Chabier de Jaime.

La Muela de Gúdar

El PR-TE 147 se dirige hacia el sur, hacia la Muela de Gúdar. El camino se asoma, de nuevo, al barranco del Horcajo y a los prados de la Salobreja. “La vista es, igualmente, magnífica”. El sendero sigue la divisoria entre las dos cuencas hidrográficas. Hacia nuestra izquierda, se abren una serie de barrancos, unos descienden hacia el valle del río Seco, otros directamente hacia el valle del Alfambra. La Muela de Gúdar es el de mayor altitud con sus 1.664 metros.

La pista sigue hacia el sur. En un primer desvío hay que tomar el camino a mano derecha. En el segundo, en cambio, el de la izquierda que acerca a la Peña Cerrisclo (1.633 m) entre prados y pinares abiertos.

“El peñasco que forma el Cerrisclo, como casi todas las rocas de su entorno, son calizas masivas del Jurásico Medio-Superior (Dogger-Malm). Estas calizas, tras meteorizarse, liberan las partículas arcillosas que retenían y quedan formando parte del suelo. Son las arcillas de decalcificación propias de las regiones calizas y del modelado kárstico”, expone el profesor Chabier de Jaime, quien agrega que una de las especies más características es la flor de primavera (Potentilla cinerea). Otra es el alamio (Carex humilis), ciperácea con crecimiento anular.

La ruta cruza un pinar joven y se sale a una pista. Se toma esta a mano izquierda y se atraviesa un claro en el que destacan chaparras notables dentro de las que ha crecido algún que otro pino. Al poco, aparece un nuevo desvío y hay que tomar el camino de la derecha. Hacia Majada Redonda, el nuevo destino.

El camino sigue el curso del barranco del Portero atravesando bancales cultivados de cereales forrajeros.

Frente a la masía del Portero, entre unos prados y unos bancales cultivados, hay una fuente y un bacio para el ganado. Es una masía de notables dimensiones y que presenta un buen estado de conservación.

Ascenso

El camino asciende hasta alcanzar el quinto alto, Majada Redonda, que está a 1.628 metros. “Este monte, casi una loma, recibe el nombre por la existencia en su falda de una pequeña depresión de forma circular. Se trata realmente de una dolina colmatada. Majada Redonda es la cima de las Lomas de Valdespino, un extenso y alargado monte en el que, de nuevo, afloran las calizas y las dolomías jurásicas. Su exposición al viento y su dedicación al pastoreo han favorecido el desarrollo de unos prados salpicados de jóvenes pinos royos”, reseña De Jaime.

El camino desciende bruscamente por el pinar. Entre la planicie de la Salobreja y la salida del valle del Salador, algo elevado sobre el barranco del Monte, se encuentra la ermita de San Juan.

El sendero de los Cerros está picado en piedra y era el antiguo camino entre el pueblo y el valle de La Salobreja. El yacimiento de Las Callejuelas corresponde al Musteriense, 125.000-40.000 años, neandertales de montaña.

La senda desciende hasta cruzar el barranco de las Tejerías donde prospera una pequeña arboleda de chopos cabeceros y de álamos canos hasta llegar a la fuente del Cubico hasta alcanzar el Bosque del Pairón y la carretera a Montegudo del Castillo.

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