El Matarraña espera que la crecida de los ríos cause menos daños que la avenida de 2000
La CHE advierte de posibles incrementos súbitos en barrancos de las cuencas del Matarraña y Guadalope“Como esta vez, nunca hemos visto la Val de Alcañiz, ni en el año 2000 que ha sido la riada más grande que yo he visto”, decía ayer el vecino de Mazaleón Javier Celma mientras recogía el agua y barro que entró en su cochera. En esta localidad, el río Matarraña se llegó a desbordar ayer, anegando campos de cultivo, y la carretera A-1412 de acceso permaneció cortada desde el miércoles y durante buena parte del jueves. Estas fueron las principales afecciones, junto a otros desprendimientos y problemas con el abastecimiento de agua, que ha generado el episodio de fuertes tormentas en esta comarca, que seguirá mirando al cielo hasta la mañana del viernes para vigilar que los ríos no causen los estragos que generaron en el año 2000.
El último aviso de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en la tarde de ayer alertaba de que durante la noche del jueves al viernes se podrían alcanzar aún “crecidas súbitas” con magnitudes importantes en los barrancos y cauces menores en el Matarraña y Guadalope, así como en el tramo bajo del Ebro (Tarragona).
Tampoco descartaba la CHE crecidas en los ríos de las cuencas del Bergantes, Matarraña y Algás durante la madrugada, que podrían ser similares a las de este jueves. Ayer difícil precisar si la punta había llegado ya o estaba por venir. La situación remitirá de cara al fin de semana.
En el Matarraña, las cabeceras experimentaron ayer una crecida muy superior a la del miércoles, observándose un caudal de 650 metros cúbicos por segundo en Nonaspe (Zaragoza) frente a los 300 de un día antes. Pero el río Matarraña tiene un cauce ancho, capaz de afrontar estas crecidas, observaba la CHE.
En el Bergantes “hay un repunte en curso, inferior al de ayer”, aunque la crecida la absorberá el embalse de Calanda, tranquilizaba el organismo de cuenca. La CHE descarta por el momento abrir las compuertas, aunque Alcañiz ya ha precintado la zona cercana al río por si esta solución se llegara a adoptar de forma inminente. Calanda estaba anoche al 57% de su capacidad.
En los cauces que experimentaron crecidas el miércoles (Aguas Vivas, Martín y Guadalope), la situación está volviendo progresivamente a la normalidad, indicó la CHE, aunque en los ríos Mesa y Piedra la vuelta a los caudales normales está siendo más lenta como consecuencia de las características geológicas de estos dos ríos.
La CHE recomienda seguir las recomendaciones de Protección Civil, así como las precipitaciones en los radares de la Aemet y los datos hidrometeorológicos en la red SAIHEbro en www.saihebro.com, así como los avisos de la CHE en www.chebro.es.
A expensas del Matarraña
El río Matarraña bajó fuerte durante toda la jornada en Beceite, Valderrobres, Valdeltormo o Mazaleón. En este último municipio se llegó a desbordar, anegando campos de cultivo y quedando cerca de algunas casas. En el interior de Mazaleón llama la atención la gran cantidad de agua que baja por el campo de fútbol, ubicado en mitad del torrente de la Val de Alcañiz que nace en las Ventas de Valdealgorfa. “Es el pan de cada día. En cuestión de tres años nos ha bajado un par de veces, y gordas”, dijo José Miguel Alcañiz, que lamentó los “agujeros” que el aguacero dejará en los campos, y los “árboles pequeños arrancados”.
En esta localidad cayeron más de 150 litros en 24 horas. La tormenta se desencadenó en cuestión de minutos el miércoles, por lo que a Javier Celma no le dio tiempo de poner en la cochera el tope de madera para que no le entrara el agua. “Se nos rompió la sirga de la puerta, teníamos los dos tractores que tuvimos que sacar y nunca nos había entrado por la puerta pequeña de la casa (más elevada). Tenemos arcones llenos de ropa echada a perder y la nevera de la bodega se ha estropeado porque el agua entró hasta el motor. Como esta vez nunca lo habíamos vivido, ni en el 2000”. Pero “el agua se coge lo suyo”, asumió, también en el campo, donde “hace agujeros tremendos” en el melocotón con planta aún pequeña por la afección de Sharka. “Este año la cooperativa habrá hecho 200.000 kilos cuando hacíamos 2 millones”, resumió.
La alcaldesa, Rosa Orona, expresó su inquietud por la crecida del barranco de Val de Alcañiz y por el estado del puente que conecta las dos partes del pueblo, el cual vibró este miércoles.
“Llevo viviendo en Valderrobres 11 años y no había visto esto nunca. Nevadas sí, pero tanta agua no”, decía Juan mientras miraba el puente de piedra de Valderrobres. “El Ayuntamiento ha puesto un bando para que la gente no vaya por caminos y procure salir lo mínimo posible”, explicaba. “Impresiona un poquito porque normalmente lleva poca agua”.
Un grupo de jóvenes trabajadores de la hostelería, entre los que se encontraban Rai y Azaila, miraban también el curso del Matarraña a su paso por Valderrobres. “Aquí estamos porque se han anulado reservas. Y hemos abierto por la mañana pero nos han mandado para casa por motivos de seguridad”, indicaron.
A casa por precaución
En esta línea, desde el sector empresarial del Matarraña informaron del cierre, por precaución, de varios talleres y empresas de autónomos en las localidades afectadas. Parte del personal de estos negocios reside fuera de la comarca y muchos trabajadores decidieron regresar a sus hogares ante el riesgo de quedar aislados.
Durante la mañana, algunos colegios y el IES de Valderrobres fueron desalojados ante la proliferación de las lluvias y los cortes de carreteras.
En Valderrobres han caído en dos días alrededor de 260 litros. Esto ayer provocó desprendimientos en tres puntos de la carretera A-231 (uno en la travesía), que tuvo que ser cortada unas horas por inundación.
“Para saber los daños que ha habido habrá que esperar unos cuantos días. Hoy –por ayer– ha sido un día de locura, de ir atendiendo las emergencias que iban surgiendo como el corte de carretera, y evitar lo máximo posible que a las viviendas continuas no les entrara agua”, dijo el alcalde de Valderrobres, Carlos Boné. Y es que en la mañana de ayer, el momento más crítico, cayeron “120 litros” sobre los 140 litros del miércoles. “Por tanto, la tierra ya no empapaba y ha hecho que salieran los barrancos, que los desagües no dieran más de sí y ha sido cuando hemos tenido las afecciones en las calles, que se ha llenado todo de barro”, relató.
Boné se mostró optimista y esperó que este episodio “no tenga nada que ver con la riada del 2000, puesto que las predicciones no son las mismas que entonces: hay una previsión de 150 litros en los Puertos y en aquella riada estábamos hablando de más de 400”.
No obstante, el alcalde de Beceite, Juan Enrique Celma, indicó que en el pueblo las precipitaciones han acumulado más de 450 litros en una semana, lo que ha generado caminos intransitables y varios muros han sufrido desprendimientos, lo que limita la movilidad en la zona. “Tenemos una acequia que amenaza con desbordarse y entrar en algunas viviendas”, comentó.
En Lledó, la alcaldesa, Teresa Crivillé, confirmó el corte de numerosas vías, como el puente de Arens, que era una ruta alternativa debido a otras obras en la zona. “Estamos recomendando a la gente que evite los caminos, porque son inaccesibles”, afirmó.
El alcalde de Peñarroya de Tastavins, Ricardo Blanc, manifestó su preocupación por las masías rurales, algunas de las cuales están aisladas por el colapso de barrancos y pequeños ríos desbordados. Blanc insistió en la importancia de que permanezcan seguros en sus casas hasta que la situación mejore y se puedan evaluar los daños en los pasos del río y las carreteras adyacentes.
El presidente del Matarraña, Fernando Camps, destacó que “se han caído muchas márgenes”, hay caminos deshechos y municipios que tienen problemas con las tomas de agua, por lo que se irá “municipio por municipio para hacer una valoración”. Camps recordó que en 2000 las riadas hicieron saltar puentes, pero no se llegará a ese extremo y “las aguas hacían falta”. Pena está al 40% de su capacidad.
Problemas en el abastecimiento
La dana ha generado problemas de abastecimiento de agua potable en Lledó y Mazaleón, en el Matarraña, así como en los nueve municipios que se abastecen del embalse de Cueva Foradada, pantano al que ha ido a parar la crecida en el tramo alto del río Martín. Los Bomberos de la Diputación de Teruel están llevando agua y Protección Civil suministrará garrafas al Bajo Martín.
Los efectivos de salvamento llevaron ayer un total de 12.000 litros a Lledó y próximamente llevarán otros tantos, pero la alcaldesa, Teresa Crivillé, afirmó que como mínimo se necesitan 80.000 litros al día. La alcaldesa de Mazaleón, Rosa Orona, también ha solicitado a los Bomberos que lleven agua.
Y lo mismo han hecho al menos Híjar y Oliete, dos de los municipios afectados por la turbidez que se genera en Cueva Foradada cada vez que se produce una riada. La planta potabilizadora (que también da servicio a Ariño, Albalate, Urrea de Gaén, Jatiel, La Puebla de Híjar, Samper y Castelnou) ha vuelto a parar su funcionamiento debido a la dana.
El problema tiene su origen en la turbidez del líquido que se almacena en el embalse producto de la rotura de dos tomas de agua y de que la tercera tiene demasiado fango, explicó ayer el Gobierno de Aragón.
De modo que han vuelto las restricciones y Albalate repartirá garrafas de agua este viernes, misma solución que adoptarán otros municipios mientras se resuelve este problema sobrevenido al que ya se enfrentó este territorio hace un mes con otro episodio de tormentas. Protección Civil ya tiene preparado el envío de 4.600 garrafas –25.000 litros– desde el lunes. El abastecimiento será cada dos días.
Las localidades aún tienen agua potable en sus depósitos, pero su nivel mengua. El puente festivo complicará las cosas. Se espera que en los próximos días haya que dejar entrar el agua en los depósitos, aunque sea turbia.