“El infierno se desató a las 7 de la mañana” para los vecinos de Montalbán y la Hoz de la Vieja
Los habitantes de los municipios afectados trabajaron toda la jornada para paliar los efectos de la tormentaCon la resignación en el ánimo y una pala, una escoba o el mocho de la fregona en las manos, los vecinos de Montalbán y La Hoz de la Vieja trataban el miércoles de recuperar cierta normalidad después de que una tormenta torrencial desbordara el cauce de las ramblas que atraviesan las dos localidades para entrar sin permiso en viviendas y destrozar infraestructuras municipales. En la Hoz de la Vieja se registraron más de 65 litros, aunque en el pueblo se especulaba que aguas arriba debió llover muchos más. En Montalbán se recogieron más de 90 entre las 6 y las 10 de la mañana.
“El infierno se ha desatado a las 7 de la mañana”, resumió José Aznar, vecino de Montalbán, que, con la pala apoyada sobre su hombro y las botas encharcadas en agua y lodo, recordó este miércoles que aunque estuvo lloviendo “toda la noche, a las 7 de la mañana cayó un agua impresionante”, aunque remarcó que “esto (la riada) viene de muy lejos, porque este barranco es muy largo”.
Antes de ponerse manos a la obra para retirar todo el barro que la rambla había metido en su casa, Aznar echó una mano para tratar de encauzar el agua que bajaba desbocada por al rambla. Sin embargo, y a pesar de los destrozos, el montalbino aseguró no haber sentido miedo. “Es lo que hay”, se resignó, a pesar de tener un garaje y un huerto afectados por la tromba.
José Aznar fue testigo de cómo la fuerza del agua arrastró todos los vehículos que dormían en junto a la rambla. “El camión estaba aquí esta mañana y ha aparecido allí. Un coche que hay ahí estaba ahí escondido, y ha aparecido ahí abajo”, dijo señalando a varias decenas de metros, aguas abajo.
Elisa González recordaba por la mañana cómo vio los coches flotar rambla abajo. Asomada a la puerta de su casa, esta vecina no dudó en calificar el episodio como “algo horroroso”. “ Esto ha sido sobre las 5:30”, recordó. Fue entonces cuando vio “ dos coches que estarían ahí aparcados, y luego el camión del ramiro, el butanero, abajo también”. Tampoco esta vecina recordaba haber visto nunca una riada de estas dimensiones.
Afanándose en desviar el torrente de agua de la puerta de su casa, el concejal en el Ayuntamiento de Montalbán Félix Rubio, recordó que la rambla que atraviesa el municipio recoge el agua de otros dos cauces. “Ha debido de caer mucho porque yo he visto en una, en el radar de Aemet que había por ahí una célula de esos tan fuertes que ya marcaba naranja y ha debido de caer en la zona alta que llamamos cantalobo”, razonó recordando, no obstante, que se trata de un “barranco seco” que solo lleva agua cuando llueve y valoró la riada como “la más grande que hemos conocido”.
La Hoz de la Vieja
“Ha caído mucha agua, se han inundado todas las casas que están en los márgenes del río. Nos hemos quedado sin agua corriente de las casas porque nos ha arrancado un tramo de tubería. Y eso, pues ahora estamos intentando limpiar un poco sobre todas las viviendas”, resumió la alcaldesa de la Hoz de la Vieja, Laura Royo. Además, la ramblada arrancó de sus zapatas las pasarelas que conectan las dos partes del casco urbano, dejando aisladas una de la otra. “Tenemos que dar un rodeo por la montaña para cruzar los vecinos del otro margen. Hay gente mayor y les vamos atendiendo como podemos”, señaló la alcaldesa, para explicar que estos vecinos no pueden llegar a la otra parte del pueblo. “Yo lo he hecho esta mañana y casi me mato”, abundó.
La riada afectó a más de 40 edificaciones en las dos márgenes de la rambla, de las que no todas están habitadas habitualmente.
Ahora, la prioridad es que las instituciones desplacen maquinaria para retirar las montañas de gravas de más de dos metros de alto que ha dejado la riada para prevenir más daños en caso de otra avenida.
Asiendo el mango de una herramienta con la que se esmeraba en retirar el fango dejado por la ramblada, Antonio Lahoz señalaba la marca que han dejado en un pilar de su cochera con la altura a la que había llegado este miércoles el agua. “En 2015 llegó hasta aquí arria”, recordó el ex edil levantando la mano medio metro por encima de la raya.
Bogdan Oana y su familia seguía a mediodía sacando enseres de su vivienda y retirando el barro con cepillos de goma. “A las 5 de la mañana se veían las calles tapadas”, recordó, mostrando la marca del agua a 120 centímetros del suelo de su vivienda.
Calzada con botas de goma y vestida con ropa de trabajo llena de barro, Mila no escatimó esfuerzos por ayudar a sus vecinos. A pesar de que su casa no se vio afectada por el desbordamiento, Mila pasó la jornada retirando barro y agua de las plantas bajas de otras edificaciones “porque hay muchos vecinos en esta parte de aquí que son todos los que más afectados están, porque han entrado por toda la casa”, dijo.
Otras zonas
En otras zonas de la provincia la dana también dejó su impronta. Así, en Odón volvió a colapsar las carreteras que conectan el municipio con Blancas y con Bello. El alcalde Javier Hernández celebró haber “arreglado los accesos al pueblo” después de las tormentas de agosto y septiembre, lo que, dijo, evitó que el agua provocara daños mayores en el casco urbano.
En la Comarca Gúdar-Javalambre, Olba volvió a ver incomunicados varios barrios y en San Agustín las lluvias imposibilitaron el acceso motorizado a algunas de las masías. Mientras, los cortes de suministro eléctrico se dejaron notar en buena parte de la sierra de Javalambre.