El Ayuntamiento de Aliaga solicita intervenir con urgencia en un torreón del castillo, en estado de ruina
En redacción, el Plan Director que ordenará la restauración de la fortaleza, adquirida por el municipio en 2022
El Castillo de Aliaga quiere convertirse en la fortaleza de referencia de la provincia de Teruel. “Que sea un atractivo más”, incluyó entre sus objetivo el alcalde de Aliaga a propósito de la futura restauración del edificio. El doctor en Historia y especialista en Historia militar y miembro de la empresa Arcatur, Rubén Sáez, fue más ambicioso y aseguró que “ya resulta muy espectacular sin que se haya llevado a cabo ninguna intervención en él”, destacando, sobre todo, su “peculiar diseño”.
El consistorio aliaguino se hizo con la propiedad del recinto en 2022 por 50.000 euros. Ahora, su alcalde, Alberto Vicente, ha apostado por devolver al castillo el esplendor que tuvo en la Edad Media.
Mientras se redacta el Plan Director, Aliaga deberá actuar de urgencia en uno de los torreones, el más importante de la fortaleza, para evitar su derrumbe dado el avanzado estado de deterioro que presenta.
La situación en la que se encuentra actualmente el castillo es de “avanzado estado de ruina”, señaló el historiador Sáez, que puso el acento en el estado “de una de las torres, que amenaza ruina” y de la que ya se tiene “hecha la valoración incluso de lo que se requeriría para poder consolidarla”. Las obras de urgencia necesarias para asegurar esa estructura deberían llevarse a cabo a la mayor brevedad, a la vista del peno estado en el que se encuentra, “incluso fuera del Plan Director (...) porque su estado es crítico”, dijo Sáez.”Esa obra sí que es urgente más allá del plan director, porque se requiere que se intervenga antes de que se pueda caer esa torre”, aseveró.
Sin embargo, el estado de conservación del resto del recinto es “el mismo que en el que podía estar hace 20 años” y “no hay ningún otro sector de la fortificación cuyos daños o cuyo avance de ruina sea alarmante”
Actuación de urgencia
Aunque el estado de conservación de las murallas es malo, hay un elemento que preocupa especialmente. Uno de los torreones, el de mayor tamaño y relevancia, está más deteriorado que el resto y amenaza ruina.
Para poder actuar de forma urgente, el ayuntamiento ha solicitado la ayuda del Gobierno de Aragón. “Lo único que tenemos para conservar son las murallas”, aseguró el alcalde, que ha solicitado el apoyo de la Dirección General de Patrimonio del Ejecutivo regional porque esa parte de la muralla “está en peligro de caerse” y respiró aliviado al no haber habido este año “grandes tormentas” porque si no, aseguró, “se habría caído”.
En términos similares se expresó el técnico de Arcatur, que afirmó categórico que “verdaderamente es que además es uno de los elementos más interesantes del castillo y que hay que intentar intervenir rápidamente porque estamos teniendo suerte de que no hay grandes tormentas.”
Sáez explicó la relevancia de este elemento, que destaca por “su técnica constructiva, por el lugar que ocupa dentro de la fortificación” para insistir en se trata de “uno de los elementos más interesantes dentro de la fortificación”.
La actuación que se propone por le momento consistirá únicamente en la consolidación de la estructura para poder acometer su restauración de forma más profunda más adelante. Por el momento, la villa dispone ya de la memoria valorada en la que se cifra en 75.000 euros el coste de la primera actuación en este espacio para evitar su caída.
Plan Director
El Ayuntamiento ha encargado al gabinete técnico Arcatur la redacción del Plan Director, que marcará la pauta en la restauración del recinto amurallado a lo largo de las años, repartiendo los trabajos en lotes que deberán hacerse de forma sucesiva y siempre de acuerdo con este Plan, a fin de establecer una uniformidad en la restauración.
Los planes directores son la herramienta que exige la Comisión de Patrimonio a la hora de intervenir en cualquier bien de interés cultural. Su objetivo es que se marquen unos criterios de intervención de todo el proceso de actuación en ese bien patrimonial. En la elaboración de un plan director trabaja un equipo interdisciplinar en que se pueden sumar un arquitecto, historiador, historiadores del arte, arqueólogos o un historiador militar para abordar el estudio de ese bien patrimonial desde diversos enfoques con un estudio tanto documental como arquitectónico, explicó el historiador Rubén Sáez, que está trabajando en el documento sobre el castillo de Aliaga. Se trata, así pues, de “marcar unos criterios y unas pautas de intervención para que haya un criterio a seguir durante la intervención, para evitar que cada fase se siga un criterio diferente”, dijo Sáez refiriéndose a intervenciones realizadas cuando aún no se empleaba esta herramienta.
El alcalde aseguró que el inicio de los trabajos de restauración no comenzarán de forma inmediata. “Empezar a hacer las excavaciones es a muy largo plazo, porque el castillo de Aliaga era de los más grandes que había en su época. Me parece que son 6.000 metros cuadros el castillo”, dijo Vicente.
Aunque es frecuente que en este tipo de estudios se realicen catas arqueológicas, en esta ocasión no se hará, explicó Sáez, debdo a la abundante documentación existente sobre la fortaleza.
“El estudio de documentación en archivos es una fase importantísima para poder pues conocer qué obras se han acometido. En el caso de Aliaga tenemos la suerte de que se dispone de un material cartográfico interesantísimo de las guerras carlistas como fue asediado durante las guerras carlista (...) que fue elaborado por los ingenieros liberales, con lo cual tenemos bastante información de cómo estaba el castillo en ese momento. Incluso se tiene información de las materiales de sitio que se utilizaron para bombardear el castillo, dónde estaban”, explicó el historiador. Sin embargo, la cruz de este castillo está en el estado en el que quedó tras la contienda. “Los castillos que fueron asediados durante las guerras carlistas, que fueron los que sufrieron y sufrieron muchísimo esas destrucciones que sufrieron, pues también lo contrarrestamos también teniendo abundante información de ellos. Los que más dañados terminaron durante las guerras carlistas también son de los que más información cartográfica se tiene”, añadió el profesor.
Las expectativas con las que el equipo de Arcatur ha afrontado este trabajo son elevadas, sobre todo por las características de la fortificación.
“Su peculiar diseño y sobre todo también el lugar en el que se encuentra localizado nos lleva a pensar y sobre todo también los metros de escombro que bajo los que se encuentran las estructuras nos lleva a pensar que se conservan por si importantes vestigios arqueológicos bajo esos metros de escombro”, explicó Rubén Sáez.
Tres recintos amurallados
La guía Castillos de Teruel, editada por DIARIO DE TERUEL, el Instituto de Estudios Turolenses y Prames en 2015 indica que el nombre Aliaga tiene origen árabe. “Al-ulgha”, que significa valle torcido y que describe con concreción el paisaje de crestas y cañones en donde se levanta la villa.
El castillo, de origen musulmán y levantado sobre un peñasco, se situó en el límite de la taifa de Albarracín y protegía la entrada de los ríos Val de Jarque y Guadalope.
La fortaleza de Aliaga fue conquistada en 1118 por Alfonso I, siendo uno de sus primeros señores Lope Juanes de Tarazona, indica la publicación de 2015. A la muerte del monarca, el castillo volvió a manos musulmanas, volviendo a recuperarlo los cristianos con Alfonso II, que lo entregó a la Orden del Hospital de San Juan en 1163. Más tarde, en 1462, fue ocupado por el señor de Híjar para pasar, más tarde, a disfrutar del título de condado.
La Orden del Hospital tuvo que compartir la potestad que tenía sobre el castillo con los condes, que obtuvieron el título de duques en 1487, título que hoy está en posesión de Alfonso Martínez de Irujo.
Reformado durante la primera Guerra Carlista, el castillo fue sitiado en 1840 por tropas isabelinas dirigidas por el general O`Donnell. Durante la Guerra Civil jugó un papel destacado como cuartel general de las fuerzas gubernamentales republicanas y también como centro de abastecimiento durante la Batalla de Teruel hasta que fue ocupado por el ejercito sublevado en abril de 1938, dentro de la ofensiva de Levante.
La muralla está realizada en mampostería y cuenta con una docena de cubos circulares. La estructura original de la fortaleza constaba de tres recintos. En el superior estaba la torre del homenaje, de planta cuadrangular y con un torreón semicircular adosado. En el recinto intermedio debió haber un patio de armas y una capilla, aunque apenas quedan indicios de esto. El recinto exterior tenía una torre cuadrada de vigilancia.