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Curso sobre patrimonio y despoblación en el Maestrazgo: ¿De qué sirve tener alarma en las iglesias si aunque suene nadie la escucha? Curso sobre patrimonio y despoblación en el Maestrazgo: ¿De qué sirve tener alarma en las iglesias si aunque suene nadie la escucha?
La restauradora Ana Cañizares, durante la sesión que impartió en el curso de la UVT en la iglesia de Tronchón. Cristina Mallén

Curso sobre patrimonio y despoblación en el Maestrazgo: ¿De qué sirve tener alarma en las iglesias si aunque suene nadie la escucha?

Los expertos alertan de que la falta de población supone un grave riesgo también para los bienes
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Cruz Aguilar

“¿De qué nos sirve tener todas las iglesias con alarma si aunque suene nadie la escucha?”. La pregunta la lanzó el delegado episcopal de Patrimonio y profesor de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, Pedro Luis Hernando, quien alertó del grave riesgo que la falta de vecinos en los pueblos supone para el patrimonio cultural. El especialista en arte religioso ofreció una ponencia en el curso El patrimonio cultural ante los retos de la despoblación que la Universidad de Verano de Teruel y la Fundación Antonio Gargallo están realizando desde el pasado jueves y hasta hoy sábado en Tronchón, La Cuba y Cantavieja.

La despoblación dejará al patrimonio sin vigilantes y en un plazo de 15 años, según detalló el experto,  estarán “los pueblos vacíos y las iglesias llenas de bienes”, lo que pondrá en claro peligro ese recurso tanto por los robos como por el deterioro, del que nadie se dará cuenta y, por tanto, no habrá posibilidad de intervenir. 

Las iglesias están dotadas con alarmas que no siempre son garantía de seguridad debido a la falta de vecinos y a la dispersión y escasez de efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.  Y es que si antes el peligro estaba en las ermitas porque se encontraban en muchos casos alejadas del entorno habitado, ahora son los templos principales los que apenas tienen población alrededor para protegerlos.

A juicio de Hernando, el patrimonio eclesiástico, que es en muchos pueblos el de mayor relevancia, está actualmente en un buen estado de conservación en general,  pero “en pocos años va a existir un grave problema”. Y es que aunque las piezas pequeñas de mayor relevancia pueden ser trasladas al Museo Diocesano de Teruel, las iglesias provinciales tienen una ingente cantidad de bienes de gran tamaño difíciles de almacenar. 

En este sentido, el delegado episcopal señaló que hay retablos o imágenes sobre los que los vecinos sienten una gran devoción, pero que artísticamente no destacan: “Son elementos que no tienen un gran valor económico o artístico, pero son de gran relevancia para los vecinos”, argumentó.

Actualmente en el Museo Diocesano hay un buen número de elementos relevantes en depósito por temas de seguridad y conservación, pero que están a disposición de los municipios de los que proceden para su uso en actos religiosos. 

Pedro Luis Hernando indica que los recursos económicos de la diócesis son escasos y reconoció que las intervenciones en los bienes muebles son reducidas, pero destacó que sí se ha hecho un esfuerzo –gracias a la suma de varias instituciones– para mantener los edificios, que es fundamental porque su deterioro afecta directamente a retablos, pinturas e imágenes de su interior. 

En cuanto a las intervenciones a nivel particular, Hernando insistió en que todos los párrocos están avisados de que solo los profesionales pueden restaurar un bien. “Por muy mal que esté, siempre es mejor no tocarlo a no ser que lo hagan manos expertas”, sentenció.

En el curso participan un total de 20 personas entre los que hay técnicos especializados en patrimonio, estudiantes y representantes de diversas asociaciones culturales que operan en el territorio y que tienen un papel fundamental a la hora de “dinamizar” la actividad en los pueblos, según comentó durante su ponencia el catedrático de instituto jubilado y doctor en Historia Herminio Lafoz. Para el experto, las instituciones son fundamentales en la preservación y difusión del patrimonio, pero no suplen “la potencia de acción y pensamiento que tienen las asociaciones culturales” . Lafoz incidió en la importancia de que los jóvenes conozcan el territorio y realizó varias propuestas destinadas a ayudar y acompañar a los alumnos para que se familiaricen con la realidad que tienen delante.

En el curso también ha participado el  profesor de la Universidad de Valencia Luis del Romero, quien hizo un repaso de la despoblación desde la geografía. Señaló que aunque se habla mucho de la última oleada de emigración de los años 60, el problema es histórico, complejo y de largo recorrido. También planteó que no es fácil darle solución en un programa electoral y comentó que se trata de un proceso escalar que se inició con la crisis de las masías y acaba con el declive de las grandes poblaciones rurales, entre las que citó a Teruel o Lugo, que son capitales pero también sufren flujos migratorios negativos.

Por su parte la restauradora Ana Cañizares habló de conservación preventiva y destacó que resulta muy compleja debido a la cantidad de bienes, a sus diversos orígenes, a la dispersión y, sobre todo, al coste económico que entraña. Abogó por, teniendo en cuenta los recursos existentes, asegurar que no se pierdan y, una vez catalogados y cuando haya más posibilidades, será el momento de intervenir sobre ellos.

Los inventarios, una garantía al alcance de cualquiera que sepa hacer fotos

Los inventarios son una herramienta fundamental para preservar el patrimonio de los pueblos porque  resultan de gran ayuda si se producen robos puesto que permite localizar los bienes en cuanto se ponen a la venta

En este sentido Sonia Sánchez, que es la directora del curso de la Universidad de Verano de Teruel, hizo un llamamiento a las asociaciones y particulares para que realicen esta labor de documentación que no exige una intervención sobre el bien sino que puede limitarse a tomar fotografías generales y de detalle de las piezas. “No podemos esperar a que las administraciones lo hagan, es un poco labor de todos”, sentenció.

Durante todas las charlas se incidió en la importancia de la catalogación de los bienes, tanto materiales como inmateriales, y en este sentido Francisco Javier Bolea, técnico de Patrimonio Cultural y Documentación de la Diputación de Huesca, ofreció algunas pautas sobre cómo hacerlo. El especialistas hizo hincapié en la importancia que tiene recoger algunas tradiciones, como las romerías, pero sobre todo los oficios o labores agrícolas que se pasan de generación en generación y para las que “no hay una generación futura” a las que transmitirlas.

Todos los bienes eclesiásticos de la provincia de Teruel están catalogados desde los años 80, según explica el responsable de patrimonio de la Diócesis de Teruel, Pedro Luis Hernando, quien matiza que se llevó a cabo a raíz de una oleada de robos que se produjo en esos años. Además, comentó que están en continuo contacto con la Guardia Civil y cada vez que aparece un bien o sale a subasta lo comunican por si coincide con alguno de los sustraídos en el pasado.