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Calamocha se estremece bailando en honor a San Roque con 200 parejas de danzantes y una veintena de dicheros Calamocha se estremece bailando en honor a San Roque con 200 parejas de danzantes y una veintena de dicheros
Llegada de la procesión al entorno de la ermita de San Roque. José Luis Rubio

Calamocha se estremece bailando en honor a San Roque con 200 parejas de danzantes y una veintena de dicheros

La comitiva recorre el tramo entre la iglesia de Santa María la Mayor y la ermita del Santo entre una profunda emoción
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José Luis Rubio

Más que una tradición, el baile de San Roque es un sentimiento. Así lo demostraron los cerca de 400 danzantes que este 16 de agosto acompañaron a su patrón en los dos kilómetros y medio que separan la iglesia parroquial Santa María la Mayor y  la ermita de San Roque, en la salida hacia Zaragoza. Un sentimiento que acompañó en cada parada, en cada lanzada de la pierna, en cada giro de la cadera y en cada repiqueteo de castañuelas y que llevó en volandas a la comitiva  en el trayecto de ida y en el de vuelta.

San Roque y San Roquico, que son, en definitiva, el mismo santo reproducido en dos tamaños distintos, salieron puntuales de Santa María la Mayor puntuales, a las 9:00 horas, con la imagen pequeña al frente de la comitiva. En la misma puerta comenzaron los bailes y los dichos, que acompañaron al santo en todo el recorrido. Cerca de 200 parejas aguardaban para arropar al patrón en las más de tres horas de procesión. Detrás, la corporación municipal desfiló detrás de la imagen de San Roque.

Mientras algunos danzantes se esforzaban en la plaza Mayor por ajustarse la faja morada en la cintura para ayudarse a completar las horas de baile, Isabel Moragriega, de la Fundación San Roque, explicó que Calamocha baila a San Roque desde 1886 se baila en Calamocha el Baile de San Roque. El baile recuerda a los calamochinos cómo el patrón, San Roque, protegió a los vecinos de una epidemia de cólera que sufrió la zona evitando que los efectos fueran tan graves como en otras localidades de la comarca.  Sin embargo, matizó que el baile viene de una tradición anterior, un antiguo dance que se bailaba como un auto procesional en las iglesias  y del hay datos recogidos que señalan que se practicó hasta finales del siglo XVIII.

El baile de San Roque se ha celebrado todos los años, sin falta, con la única excepción del año de la pandemia, cuando solo se celebró un homenaje al santo en el interior de la iglesia, aseguró Moragriega. “La pandemia fue lo único que hizo que este baile de San Roque se parara”, apuntó. Sin embargo, en su opinión, tras la pandemia el baile se ha recuperado “con muchas más ganas”.

Juan Carlos Gimeno aguardaba con sus amigos, todos perfectamente vestidos con pantalón y camisa blancos, cachirulo anudado al cuello y una impecable faja morada enrollada ancha en la cintura, el inicio del baile. Para Gimeno, el Baile de San Roque es especial “porque es una tradición, que te trae muchos recuerdos y que tiene mucha historia de uno mismo porque siempre has estado bailando. Yo he crecido con él”.

De 0 a 99 años, o casi

Como en los juegos de mesa, el baile de San Roque no tiene edad y está abierto a personas de entre 0 y 99 años, aunque la cruda realidad es que a los más pequeños la procesión del 16 de agosto les resulta excesiva y la edad va dejando bailadores por el camino, después de toda una vida acompañando al santo, víctimas del paso del tiempo.

El propio alcalde de Calamocha, Manuel Rando, confesaba ayer que aunque había participado desde niño, cuando vio que no podía completar entero el recorrido de ida y vuelta decidió dar un paso a un lado.

Las parejas del Baile son para toda la vida y tienen su posición establecida en la comitiva. Siempre se baila con la misma persona en frente y a los lados. Delante, los más pequeños debutan abriendo la comitiva y conforme van pasando los años y las participaciones y se van jubilando como bailadores los más veteranos, el resto se va acercando a la imagen del santo.

Tradición y sentimiento

Ana Isabel Pamplona lleva participando en la fiesta desde los 15 años. “Soy una auténtica calamochina y desde pequeñita mis padres me inculcaron meterme en la procesión y yo he seguido”, explicó justificando sus escasas ausencias, siempre por lesión. “Sigo bailando por la devoción que llevas a San Roque. Es algo que tienes que sentir”, dijo.  A sus 51 años, Ana Isabel ya ve más cerca el santo. “Van por 65 años. Todavía quedan bailadores de más de 50 años pero el reto es llegar y hacerlo bien y tocar a nuestro San Roque”. La participación de mujeres ayer volvió a ser masiva, superior a la de varones. Algo inédito hace unas pocas décadas cuando las calamochinas tenían que ver el baile desde fuera.  “En la Peña La Unión tampoco dejaban entrar a la mujer y ahora la presidenta es una mujer”, apuntó Pamplona.

Entre los danzantes veteranos, Jesús Lucia, de 62 años  lleva bailando al santo 35. Ayer aseguró que éste había sido el último porque “se hace muy duro, se cansa uno mucho en las piernas y las rodillas. Se pasa mal porque son tres días  bailando y con la edad se nota”.

Tras más de tres décadas bailando, Lucia celebró que “cada vez hay más gente bailando y mucha más gente joven, que da mucha ilusión” pero, sobre todo, destacó que “lo importante de las fiestas es el Baile de San Roque”.

El alcalde, Manuel Rando, destacó que “este año ha habido muchos niños y niñas” que, explicó, han estado ensayando el dance en la Peña La Unión en las últimas semanas.

Danzantes de todo el mundo

Santiago Solsona y Nacho Nuez viajan a Calamocha cada 16 de agosto para participar en el Baile de San Roque con sus amigos. Uno vive en Suiza y el otro en Nueva York, Estados Unidos, y procuran no perderse esta cita con la tradición.

“Mi madre es de Calamocha, soy nacido en Castellón, vivo en Suiza y siempre que me puedo escapar vengo a Calamocha”, recalcó Solsona, a quien su afición por el baile le viene “desde pequeño, con los compañeros de la peña” en lo que definió como “tradición familiar, tradición del pueblo y tradición  de los amigos, que nos vemos todos los años aquí”.

Por su parte, Nuez se aferra a sus raices calamochinas viniendo “todo lo que puedo y más” y aunque “por motivos de trabajo” la vida “le ha llevado a ir por diferentes países, ahora vivo en Nueva York” siente fervor por esta tradición, que “tiene algo. Es lo que han hecho nuestro antepasados, nuestros abuelos y tatarabuelos. Es un baile que más allá de lo religioso es algo muy tradicional y un sentimiento único’ que llevan todos “muy dentro” que hace que el 16 de agosto sea “una fecha señalada en el calendario”.

Dichos y dicheros

Cerca de una veintena de dicheros salpicaron con sus rimas más o menos precisas el recorrido de la procesión. El recuerdo a los bailadores que ya no están fue recurrente durante la mañana, como también lo fue la gestión municipal y otros asuntos que preocupan a los calamochinos.

La nueva piscina que abrió este verano fue objeto de controversia y mientras un dichero celebró su puesta en servicio, otro criticó el retraso.

También hubo algún dicho en defensa del comercio local en el que se animó a los vecinos a consumir en las tiendas de proximidad en lugar de recurrir a la compra on line en grandes plataformas o de desplazarse a centros comerciales como Puerto Venecia.

Una de las dicheras, Beatriz Castañosa, llevaba varios dicho preparados esperando su oportunidad de coger el palitroque y compartirlos con sus vecinos. El palitroque es una vara profusamente decorada que se entrega al dichero como símbolo para que empiece a rimar. Junto al palitroque en cada parada las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación registraban los diferentes sentires.

Participación

Castañosa reconoció que ahora actuaba como dichera después de que hubiera tenido que dejar de ser danzante. “Llevo desde 2018 dicheando pero he bailado durante más de 30 años pero el cuerpo no acompañaba mucho así que decidí, antes de retirarme del baile, hacerme dichera y acompañar al santo”, explicó.

Sus dichos se refirieron al mantenedor, Emilio Benedicto, para un chico de Calamocha que falleció recientemente y “un par de puyitas” para el Ayuntamiento. “Uno por el tema de los bonos, que nos hemos quedado cortos, aunque no ha sido culpa del Ayuntamiento. Otro porque se retrasaron las obras de la piscina y casi se pasa el verano sin tener piscina”, explicó.

Las calles de Calamocha volverán a llenarse de baile, de dichos y de emoción hoy con el recorrido corto que hará que sean más los danzantes más pequeños que se atrevan a participar. Por la tarde, la plaza de toros acogerá el concurso de recortes, con la participación de algunos de los mejores recortadores del momento y ganaderías del hierro de Los Maños.

 

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