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Calamocha inaugura el Kilómetro Cero del Frío en la plaza del Peirón Calamocha inaugura el Kilómetro Cero del Frío en la plaza del Peirón
Una placa en la Plaza del Peirón recuerda la efeméride que ocurrió en Calamocha hace ya 54 años. Cristina Jiménez

Calamocha inaugura el Kilómetro Cero del Frío en la plaza del Peirón

Recuerda el 17 de diciembre de 1963, cuando se alcanzó el récord de 30 grados bajo cero
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Sucedió el 17 de diciembre de 1963. La estación meteorológica Calamocha-VOR, que estaba situada en el término municipal de Fuentes Claras, registró 30 grados bajo cero, la temperatura más baja que se ha dado en una zona habitada en España desde que se tienen datos. Ese valor poco tiene que ver con los 2 bajo cero que se dieron de mínima el pasado domingo, cuando el Ayuntamiento de Calamocha conmemoró el 54 aniversario de aquel hito estrenando un monumento en su honor. Vecinos y representantes de las asociaciones de Calamocha acompañaron al acalde y varios concejales en esta cita que tuvo lugar en la plaza del Peirón de la villa jilocana. Al acto también asistieron ediles de Molina de Aragón, localidad que, junto con Teruel, completa el “Triángulo del hielo” que delimitó el periodista y escritor experto en meteorología Vicente Aupí.

El monumento consiste, precisamente, en un triángulo marcado en la plaza que recoge en sus vértices la marca mínima de Calamocha, la de Teruel (22 bajo cero en enero de 1945) y la de Molina de Aragón (28 bajo cero en enero de 1952). Y en el centro, una placa que destaca el récord histórico y que destaparon el alcalde de Calamocha, Manolo Rando, y el de Molina de Aragón, Jesús Herranz. No obstante, la idea de rendir tributo a aquella fecha creando un “kilómetro cero del frío” partió del calamochino Jesús Blasco. “Igual que ocurre con la placa de la plaza del Sol de Madrid, aquí los visitantes podrán hacerse la foto de sus pies con el copo del frío como recuerdo”, explicó este vecino.

Rando señaló que el frío es una seña de identidad “positiva” de este territorio por la repercusión que tiene en su economía. Como él indicó, Calamocha está apostando por la industria agroalimentaria “y los empresarios se fijan tanto en la altitud como en el frío que tenemos porque el producto es de mayor calidad tanto en la crianza como en la posterior elaboración”. El acalde de Molina, Jesús Herranz, era tan pequeño cuando en Molina de Aragón se registraron -28ºC que apenas recuerda ese día. Para él, “el frío casi ha pasado a ser historia y ahora estamos en el verano del invierno de 2017”. Aun con todo, lo reivindicó como una característica que debe servir como nexo de unión de ambos territorios.  Herranz también tuvo palabras de recuerdo para aquellas localidades que están alrededor de las capitales del Triángulo del Hielo y en las que hace tanto frío o más pero que, por falta de medición de sus datos, nunca han visto sus marcas publicadas.

Un día inolvidable

 

Muchos son los vecinos que recuerdan en Calamocha aquel 17 de diciembre de 1963. El alcalde de Calamocha tenía, por entonces, seis años. “Me acuerdo perfectamente de que nos llamó por teléfono una tía de Maluenda para saber qué había pasado. Fue inolvidable: hacía frío, había nieve y, sobre todo, chupones como no los ha habido nunca”, recordó.

También rememoró cómo los vecinos cavaban caminos con las palas para poder ir a comprar y la advertencia de no salir a la calle por el miedo a que los chupones se desprendieran de los tejados con el deshielo. 

Jesús Blasco tampoco olvidará ese día. “Lo pasé en la cama porque estaba muy malico. No me pude levantar hasta Nochebuena”, contó. Además, añadió que “el hielo no duró solamente ese día sino que duró varios más. En algunas zonas de Calamocha estaban en aquella época acondicionando las acometidas del agua, se reventaron las tuberías y se hicieron hogueras para intentar que se descongelasen porque las casas se quedaron sin suministro de agua”.