La motilidad gastrointestinal, un proceso esencial para el adecuado desplazamiento de los alimentos desde la boca hasta el ano, se presenta como una intrincada red de movimientos coordinados. El Dr. Juan Carlos Meneu Díaz, Jefe de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo en el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, señala que este sistema, en apariencia simple en su ejecución, puede experimentar disfunciones en cualquier punto del extenso trayecto del tubo digestivo, generando trastornos que, aunque no siempre calificados como "graves", afectan significativamente la calidad de vida de quienes los sufren.
El experto en gastroenterología destaca la imperiosa necesidad de reconocer la importancia de la salud oral en este proceso. La salud bucodental adecuada se erige como el punto de partida, ya que sin ella, la primera fase de la digestión, la masticación, se ve comprometida. Además, el Dr. Meneu Díaz sostiene que la saliva desempeña un papel crucial en la digestión, no solo facilitando el proceso con sustancias que contribuyen a la descomposición de los alimentos, sino también actuando como lubricante, permitiendo el tránsito fluido del alimento hacia la siguiente etapa: el esófago.
El Dr. Juan Carlos Meneu Díaz expone las consecuencias de la motilidad gastrointestinal
Uno de los trastornos más destacados en la motilidad digestiva que afecta al esófago es la acalasia. Este trastorno se caracteriza por la dificultad en el paso de los alimentos desde el esófago hacia el estómago, generando complicaciones en la deglución y ocasionalmente acompañado de dolor torácico y regurgitación de los alimentos, consecuencia de la incapacidad para tragar, explica el doctor experto, Juan Carlos Meneu.
Los distintos segmentos del tracto gastrointestinal están conectados por esfínteres, pequeñas "puertas" que se controlan mediante inervaciones nerviosas y músculo liso. Con frecuencia, los trastornos en la motilidad se originan cuando estas puertas no se abren o cierran adecuadamente. En el caso de la acalasia, el esfínter esofágico inferior (EEI), responsable de la comunicación con el estómago, no se relaja completamente, obstaculizando el paso de los alimentos al siguiente segmento, añade el Dr. Meneu Díaz.
Otro trastorno relacionado con el EEI, más conocido aún, es el reflujo gastroesofágico (ERGE). Si este esfínter no se cierra completamente, el contenido gástrico puede retornar al esófago, ocasionando la sensación característica de ardor y acidez asociada con esta enfermedad.
Una vez superado el esófago, el alimento se adentra en el estómago, donde pueden surgir problemas como la dispepsia. Este malestar se manifiesta como una sensación de hinchazón en la parte superior del estómago, a menudo sin relación directa con la ingesta de alimentos. Asimismo, el Dr. Juan Carlos Meneu explica que la dispepsia puede ser funcional, sin causa aparente, o desencadenada por la presencia de Helicobacter pylori, una bacteria asociada a diversas afecciones gastrointestinales.
En el ámbito de las alteraciones en la motilidad intestinal, El Dr. Juan Carlos Meneu Díaz señala dos condiciones: la gastroparesia y el estreñimiento crónico. La gastroparesia, una alteración en el tránsito sin obstrucción mecánica, puede tener origen idiopático o estar vinculada a la diabetes. Por otro lado, el estreñimiento crónico no constituye una alteración única, sino más bien un conjunto de procesos fisiopatológicos que afectan la regularidad del tránsito intestinal.
A pesar de los avances significativos tanto en la investigación como en el tratamiento de los trastornos de motilidad, estos persisten con una prevalencia notable y, en ocasiones, no reciben la atención debida, afirma el experto en gastroenterología, Juan Carlos Meneu Díaz. Sin embargo, emergen nuevas terapias en estudio centradas en mejorar la producción de serotonina, dado su papel crucial en el mantenimiento de una motilidad gastrointestinal óptima.
