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“Yaya María, ¿qué tal? Cuando esto acabe, iremos a verte”: los nietos envían mensajes a la residencia de Calanda “Yaya María, ¿qué tal? Cuando esto acabe, iremos a verte”: los nietos envían mensajes a la residencia de Calanda
Rodrigo y Jacobo pintan unos dibujos para los trabajadores de la residencia. Centro Residencial Calanda

“Yaya María, ¿qué tal? Cuando esto acabe, iremos a verte”: los nietos envían mensajes a la residencia de Calanda

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“Cuando esto acabe, iremos a verte”, le dice con gran afecto la pequeña Carmen, de nueve años de edad, a su “yaya María”, usuaria del Centro Residencial Calanda, en una de las cartas que están llegando hasta allí fruto de una iniciativa para que los niños animen a los residentes estas semanas de aislamiento en las que no pueden recibir visitas. 

“¿Qué tal estás? Yo estoy bien, espero que tú también”, prosigue Carmen en su emotiva misiva, en la que desde su hogar en Calanda recuerda a su abuela que toda la población está confinada en sus casas “porque el Gobierno ha dicho que el coronavirus ya ha llegado”.

“En casa tenemos que hacer las tareas de la escuela, vemos pelis, series, dibujos y las noticias. También jugamos, hacemos deporte, dibujamos y cocinamos gelatina, tarta y galletas”, informa Carmen con todo lujo de detalles, para acabar con un dibujo muy bonito de su abuela y varios corazones demostrándole que la quiere un montón.

Dibujos, cartas, cuentos, historias, adivinanzas… Todo lo que esté en la imaginación de los más pequeños cabe en una iniciativa que trata de recabar mensajes de ánimo. Con tal de evitar contagios, los materiales deben enviarse en formato pdf por mail al correo electrónico de la residencia: residencia@calanda.es.

Una vez finalizado el estado de alarma y cuando las condiciones lo permitan, se expondrá un mural con todas las aportaciones en los bajos del ayuntamiento y se invitará a merendar a todos los niños participantes.

“Nos llegó una carta de una niña, la bisnieta de unos ancianos que se pusieron muy contentos. Entonces pensamos en colaborar con el colegio y por lo menos alegrarnos la vista. Desde entonces, la residencia empieza a tomar otro color, más alegre y con más vida”, subrayó la directora del Centro Residencial Calanda, Sara Vallés, que también ha puesto a sus hijos a dibujar para contribuir a este colorido.