Vuelve a desprenderse una roca sobre la acera de la ronda de Teruel de Alcañiz
La piedra, de unos 500 kilos según un vecino, cayó después de dos días de lluvia consecutivosLos vecinos que residen en el Muro de Santiago y la ronda de Teruel de Alcañiz siguen mirando con desconfianza hacia el cerro de Pui Pinos, y mucho más si llueve. El agua que cayó entre el jueves y el viernes de la semana pasada en el Bajo Aragón parece ser la causa del desprendimiento de un trozo de roca de entre 400 y 500 kilos, ocurrido el viernes por la tarde en la ronda de Teruel. Este fragmento se desgajó de su sitio, arrastrando consigo tierras y piedras, chocó contra la acera y se rompió en varios pedazos.
El suceso ha puesto en evidencia la facilidad de desgaste que tiene esta zona y lo sensible que es a la erosión, especialmente a la provocada por el agua, porque no es la primera vez que piedras o rocas de distinto tamaño se vienen abajo durante o tras un periodo de lluvias más o menos continuadas.
En este caso, el pedrusco se rompió de un banco de roca que se aprecia a simple vista en la parte alta de la ronda de Teruel, a la altura de la curva de Los caballetes. Allí, la erosión ha arrastrado la tierra y dejado a la intemperie la roca base, donde se han formado oquedades.
El viernes, nada más detectarse este nuevo desprendimiento, agentes de la Policía Local intervinieron en la zona para proteger el perímetro y avisaron para la retirada de la roca y de todo lo que ésta había arrastrado en su caída, que habían quedado depositado sobre la acera sin llegar a afectar a la calzada. Tanto la ronda de Teruel como el Muro de Santa María son travesía de la carretera nacional 232.
Para los vecinos, este nuevo desprendimiento no pasó desapercibido. Varios manifestaron su preocupación, entre ellos Viente Gaibar, que tiene su casa algo más abajo de la zona donde se produjo el suceso y que reivindicó mejoras en todo el perímetro. Gaibar resaltó que “aunque parezca que no hay peligro, lo hay, porque la piedra que se cayó el viernes por la tarde pesaba no menos de 400 o 500 kilos y fue a parar directamente contra la acera, así que perfectamente podría haber pillado a cualquier persona que pasaba por allí”, apuntó.
Más saneamiento
Viente Gaibar, que además de una casa también tiene un negocio en la travesía, costeó en su día, con sus propios recursos, la construcción de un muro de hormigón para sujetar el cabezo y garantizar la seguridad en torno a su propiedad. Sin embargo, considera que en la ronda de Teruel “se debería intervenir en otros puntos para proteger distintas zonas que ahora mismo no están como deberían”, opinó.
Este alcañizano reivindicó el saneamiento del cerro, en concreto de las zonas que no están protegidas, tal y como se hizo, según recordó, “con otro banco de piedra desde el que también caían piedras, que pedí que falcaran y que desde que actuaron ya no ha vuelto a caerse nada”.
En la acera de la ronda de Teruel hay un murete de piedra de metro a metro y medio de alto (crece en altura a medida que se desciende de arriba a abajo) que sostiene un tramo de roca y tierra desde el enlace con la calle Calanda hasta el muro de hormigón construido por Gaibar. Éste, sin embargo, que fue ejecutado con la intención de sujetar parte del cabezo, se levanta unos cinco o seis metros de altura.
Aunque no hay vecinos afectados por el último desprendimiento, los residentes en la zona se han quejado del suceso. Según Vicente Gaibar, “la tierra se va marchando poco a poco con el agua y deja a la intemperie solamente la roca, que se desprende por el peso que tiene por sí misma, porque son piezas grandes que se parten”. Desde su punto de vista, “siempre estaremos así, mientras no se intervenga, y el problema es que no hay dinero para ésto”, añadió.
Entorno de riesgo
El entorno del cerro de Pui Pinos, ya sea el cabezo propiamente dicho o los terrenos situados al otro lado de la ronda de Teruel (que hace de travesía de la carretera nacional 232), han sido en las dos últimas décadas una fuente continua de problemas. Desde un enorme socavón que obligó a cortar el tráfico durante semanas al desprendimiento de una gran roca, pasando por la caída de rocas y piedras o el deslizamiento del pasado mes de abril. Cada cierto tiempo se repiten sucesos así.
Al otro lado de la travesía, bajo el talud que forma la ronda de Teruel con el río, otros vecinos han mostrado su preocupación por las grietas que aparecieron en sus casas. Es la zona de Cantarerías, donde una consultora ya apuntó en su día, después de que se produjeran algunos desprendimientos de piedras, que había riesgo real de que continuaran cayendo piedras. El proceso de erosión es el mismo que ha provocado la caída de una roca en la ronda de Teruel esta semana pasada.