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Urrea de Gaén recoge firmas para reparar la maltrecha cubierta de la villa romana Urrea de Gaén recoge firmas para reparar la maltrecha cubierta de la villa romana
La estructura presenta un agujero por el que pasa el agua de la lluvia. Vida Primitiva

Urrea de Gaén recoge firmas para reparar la maltrecha cubierta de la villa romana

El desprendimiento de lamas de policarbonato afecta a la seguridad y a la conservación de La Loma del Regadío
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Urrea de Gaén ha iniciado una recogida de firmas que adjuntará a un informe técnico para que el Gobierno de Aragón repare la maltrecha cubierta de la villa romana bajoimperial La Loma del Regadío, cuyos restos corren peligro por la apertura de un gran hueco, al margen del riesgo que conlleva para visitantes y agricultores los días de viento.

Las firmas se recogen en comercios, bares y edificios públicos, así como en el centro de interpretación del Cabezo de Alcalá, en Azaila, sede de la empresa Vida Primitiva que realiza visitas a ambos yacimientos. 

Con la iniciativa, promovida por el Ayuntamiento de Urrea, se pretende “dejar claro que hay un interés por que se solucione cuanto antes”, dijo Eva Gil, gerente de Vida Primitiva. 

Gil explicó que son constantes los desprendimientos de “lamas de policarbonato de 5x1 metros”, incluso “alguna ha salido volando” por acción del viento.

La estructura fue colocada en 2011 gracias a una importante inversión cofinanciada por el Ministerio de Fomento y el Gobierno de Aragón. Sin embargo, se ha demostrado que el material de cubierta y los anclajes no eran los adecuados, puesto que “han tenido que arreglarla cuatro veces” desde 2015, subrayó Gil.

Las placas “son piezas muy grandes, sujetas una encima de la otra, que con el viento se levantan, hacen efecto dominó con las demás, acaban saliendo despedidas y van a parar a los campos cercanos”, detalló Gil. 

El problema “es doble”. Por un lado, el yacimiento “queda al descubierto y la lluvia afecta a los restos, hace efecto gotera”. El problema se da, sobre todo, en el opus spicatum –suelo original en forma de espiga hecho con ladrillos– y en la pared de la cocina de la villa romana, una de las más destacadas del valle medio del Ebro, con una cronología comprendida entre finales del siglo III e inicios del V.

“Es una pérdida irrecuperable”, lamentó Gil, quien en segundo lugar advierte del peligro que pueden correr los visitantes un día de viento.

“Desde principios de año no se ha puesto solución”, denunció la gerente, quien cada vez que se ha dado este problema pasa “el informe al Ayuntamiento, éste al Museo de Teruel y de ahí a Patrimonio del Gobierno de Aragón”.

El alcalde de Urrea, Joaquín Lafaja, aseguró que el responsable último es el Gobierno de Aragón. “Cuando al principio había pequeñas averías yo se lo decía al constructor del pueblo. Él iba, colocaba la placa y cobraba lo que fuera. Si había que cambiar algo más, yo hablaba con el Museo de Teruel –que depende de la Diputación Provincial de Teruel– y hasta los 3.000 euros de reparación respondían”. Ahora, el gasto superará los 5.000 euros, por lo que el Museo ha pasado la pelota a Patrimonio. La prórroga presupuestaria en Aragón en nada ayuda a resolver el problema.

“Es vergonzoso, las últimas placas han aparecido a 60 o 70 metros de lo que es el pabellón. Es plástico muy débil que en siete u ocho años se ha quemado, y las sujeciones no son buenas tampoco”, lamentó.