Una investigación documenta una nueva especie de fósil: el ‘Olorizia calandensis’
Luis Moliner determina, de forma independiente, un molusco cefalópodo que habitaba hace 154 millones de años en el límite occidental del Mar de TehysUna investigación independiente realizada por el paleontólogo alcorisano Luis Moliner ha determinado la existencia de una nueva especie de fósil, el Olorizia calandensis, que se corresponde a un nuevo ammonites de la familia Ataxioceratidae.
Sin ayuda financiera de entidades públicas o privadas, ni de organizaciones sin ánimo de lucro, Moliner publicó a principios de julio en la revista científica Journal of Iberian Geology su artículo de investigación, titulado Update of the dimorphic genus Olorizia (Ataxioceratidae, Ammonitina) and establishment of the species Olorizia calandensis sp. nov.
Allí documenta este nuevo ammonites encontrado en el Bajo Aragón turolense, cuyo nombre específico se refiere a la localidad de Calanda porque en sus yacimientos se han encontrado numerosos ejemplares de Olorizia y porque el holotipo (ejemplar que soporta el nombre de la nueva especie) se encontró en los alrededores del embalse de Calanda.
Moluscos cefalópodos
“Los ammonites fueron una subclase de moluscos cefalópodos marinos ya extinta, que ocuparon la casi totalidad de los mares del planeta durante cerca de 350 millones de años, desde el periodo geológico denominado Devónico hasta el final del Cretácico, hace unos 66 millones de años –explica Moliner–, coincidiendo con las extinción de los dinosaurios y de muchos otros grupos biológicos”.
La enorme variedad de tamaño, formas y caracteres ornamentales de las conchas de los diferentes ammonites ha permitido establecer más de 14.000 especies distintas en el registro fósil. Para identificarlos se estudian tanto los caracteres estructurales de la concha (dimensiones, enrollamiento, sección) como los ornamentales (costillas, espinas y tubérculos, constricciones, carenas, surcos) y también como cambian todos ellos durante el desarrollo del organismo hasta llegar a adulto, detalla el geólogo turolense.
“Durante el Jurásico tardío, en el denominado piso o edad Kimmeridgiense, hace unos 154 millones de años, una parte de lo que hoy es el Bajo Aragón turolense y la casi totalidad del Maestrazgo de Teruel se ubicaban en el límite occidental del Mar de Tehys (mapa que acompaña esta información) donde se desarrolló una plataforma marina con suave pendiente hacia el este que resultó propicia para la vida de los ammonites, en especial de los ataxiocerátidos, que solo se encuentran en esta área geográfica de la cordillera Ibérica”, explica el divulgador.
“Allí desarrollaron innovaciones evolutivas importantes con desarrollo de ornamentaciones muy complejas y extremas como es el caso de costillas con dobles conexiones, que se tradujeron en la aparición de especies desconocidas en el resto del mundo; es lo que se conoce como endemismo”, añade Moliner. En el año 2009, el propio Moliner estableció dos nuevos géneros de ammonites ataxiocerátidos en esta zona: Olorizia, que se definió en Alcorisa, y Geyericeras, que se definió en Calanda. Ambos géneros eran monoespecíficos, es decir que únicamente se les conocía una especie (Olorizia olorizi y Geyericeras aragoniense).
Lo relevante en la actual investigación independiente es que “se ha revisado y estudiado con detenimiento los 80 ejemplares de Olorizia diferenciados entre los más de 2.100 ammonites ataxiocerátidos recolectados en el nordeste de la provincia de Teruel, aparte de varios cientos más correspondientes a otros grupos”. De forma que “se ha concluido que algunos presentan unos caracteres morfológicos suficientemente diferentes para justificar la nueva especie Olorizia calandensis, interpretada como otro caso de endemismo y, por tanto, su registro mundial queda restringido a esta zona de la provincia de Teruel”, aporta el investigador alcorisano.
En todas las especies de ammonites ataxiocerátidos del territorio, incluidas las de Olorizia, se han reconocido los dos dimorfos: macho y hembra.
El artículo de investigación y todo el material estudiado, apunta Moliner, se encuentra depositado en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, siguiendo las instrucciones del organismo competente del Gobierno de Aragón.
Dimorfismo sexual
Los ammonites estuvieron emparentados con los nautilos actuales. Se asemejaban a calamares provistos de concha externa carbonatada, con forma de espiral plana en la mayoría de las especies, que protegía al animal y le permitía regular la flotación; estaba dividida en cámaras separadas por septos o tabiques de tal forma que el animal sólo ocupaba la última, que era la más grande y reciente. Los tabiques reforzaban la concha e impedían que se aplastara por la presión exterior del agua, además de proporcionar una mayor superficie para que el animal anclara su masa muscular.
En los ammonites se reconoce dimorfismo sexual porque machos y hembras eran diferentes. Uno de los dimorfos era más grande (macroconcha) y tenía el peristoma simple, que es una abertura marginal que se desplaza conforme crece el animal, y que también se conoce como boca; el otro dimorfo era más pequeño (microconcha) y desarrollaba dos expansiones laterales en el peristoma. Es probable que las macroconchas fueran las hembras, aunque todavía no puede afirmarse taxativamente, apunta Moliner.