Una arquitecta propone transformar una mina de Estercuel en un refugio climático en el año 2050
Yngrid Echalar expone su proyecto de investigación en el Festival de la Nueva Bauhaus Europea 2024Convertir el hueco que dejó la explotación de carbón a cielo abierto Corta Gargallo Oeste en un “ecosistema urbano regenerativo y bioclimático” con espacios para viviendas, oficinas, áreas gastronómicas y amplias áreas verdes, y que suponga también un atractivo turístico y un refugio climático y poblacional pensado para el aumento de las temperaturas y el colapso de las ciudades. Estas son las intenciones del futurista proyecto de investigación arquitectónica Estercuel Verde 2050 que diseñó la arquitecta boliviana Yngrid Echalar Gutiérrez para el Festival de la Nueva Bauhaus Europea 2024 organizado en abril por la Comisión Europea.
El disruptivo proyecto tiene como objetivo invitar a pensar “un modelo de vida sostenible que minimice su huella ambiental y al mismo tiempo fomente un sentido de comunidad y armonía con la naturaleza, en todos los aspectos del diseño y la planificación”, explica la arquitecta. Echalar reconoce que ni siquiera ha contactado con el Ayuntamiento de Estercuel y que su iniciativa es más un prototipo, una propuesta “visionaria” de investigación y reflexión en el seno de una nueva corriente de pensamiento arquitectónico europeo de la que participa, que algo palpable a ejecutar en el largo plazo.
Estercuel
Echalar supo de Estercuel y su historia minera tras conocer por los medios de comunicación la oposición social a proyectos de arcillas invasivos para el paisaje en el municipio. La arquitecta dice haber detectado “el potencial de una mina de carbón abandonada y con forma de cráter” y la reinventa en su proyecto “como símbolo de planificación urbana sostenible y restauración ecológica, visualizando un futuro diferente para la localidad” de Andorra-Sierra de Arcos.
Este proyecto “prevé la transformación del cráter en un ecosistema próspero, un centro innovador para viviendas colectivas autosostenibles, áreas comerciales y gastronómicas, espacios verdes y un destino turístico único”, explica la autora.
En cuanto al diseño, “plantea una secuencia de espacios entrelazados, en forma de dunas que van siguiendo la forma del cráter y descendiendo hasta llegar a los 100 metros de profundidad”, prosigue Echalar. “Con un diámetro aproximado de un kilómetro”, el hueco “permite crear amplios espacios para áreas verdes y peatonales con una equilibrada proporción entre espacios cerrados y abiertos”. En este nuevo “distrito urbano” dentro del cielo abierto podrían “vivir 2.000 personas, trabajar 1.500 y recibir a 1.000 visitantes con total holgura”.
Refugio climático y rural
Este atípico barrio sería “una solución para combatir las olas de calor”, pues “aprovechando la topografía podemos refugiarnos de las altas temperaturas extremas, generando áreas de sombras que permitan realizar actividades al aire libre”.
Además, plantea la autora, “sería una solución para descomprimir la saturación de las ciudades, logrando que los ciudadanos puedan volver a las áreas con menor densidad” poblacional, propone la arquitecta boliviana.
Las “unidades de vivienda colectiva autosostenibles” dentro del cráter serían uno de los componentes centrales, diseñadas para “minimizar el consumo de energía, incorporar fuentes de energía renovables y utilizar materiales de construcción sostenibles”. Habría techos verdes, sistemas de recolección de agua de lluvia y de reciclaje de desechos.
El cráter sería también “santuario de flora y fauna nativa, contribuyendo a la biodiversidad”, y se acompañaría de “una extensa red de senderos para caminar y andar en bicicleta”, así como diversos miradores.
Corriente arquitectónica
Esta futurista iniciativa integral de regeneración urbana se alinearía con los principios de la Nueva Bauhaus Europea, una corriente arquitectónica basada en los principios de belleza, inclusión y sostenibilidad. De hecho, la autora participó del 9 al 13 de abril en un festival monográfico de esta temática tras ser elegida mediante convocatoria pública para exhibir su proyecto personalmente en Bruselas.
El certamen fue organizado por segunda vez por la Comisión Europea, fruto de esta nueva cultura que aspira a transformar los barrios de toda Europa para hacerlos más habitables: más hermosos, sostenibles e inclusivos. Así, se aprovecharía para lograr una mayor aceptación social y cumplimiento de las políticas del Pacto Verde de la UE.
El evento contó con la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y del presidente de Bélgica, Alexander de Croo. Ciudadanos y profesionales de todo el mundo se dieron cita en este certamen que aunó a 65 expositores y que sirvió como plataforma dinámica para el diálogo y la colaboración entre instituciones y diseñadores.
Recursos
En 2024, el Festival se centró en el tema “Recursos para todos” y exploró subtemáticas como el refugio y los entornos de vida, la tierra y el agua, la moda y el bienestar humano a la luz del entorno cambiante. “A través de exhibiciones inmersivas, paneles de discusión, exhibición de proyectos con ideas inspiradoras, soluciones innovadoras y visiones creativas, talleres, presentaciones artísticas y experiencias interactivas, los visitantes obtuvieron información sobre soluciones de vanguardia que armonizan el diseño con las necesidades sociales y ambientales, fomentando un compromiso colectivo para construir un futuro más sostenible y equitativo en la Unión Europea”, indicó Echalar.
La arquitecta asumió que el “objetivo real” de su proyecto, pendiente de desarrollo y concreción –también presupuestaria–, es hacer un “ejercicio de investigación” ecológico, arquitectónico y humanístico. AâÂÂmenor escala, sí cree que puede tener aplicaciones útiles en el medio plazo.