Regeneración del casco de Alcañiz: 62 edificios reformados y cuatro millones de inversión
El éxito del plan de reforma urbana lleva a la capital del Bajo Aragón a asumir cupos de otros municipiosEl 1 de enero de 2018 entrará en vigor el nuevo Plan estatal de vivienda, en el que se incluyen las Ayudas para la Regeneración y Renovación Urbana (ARRU) 2018-2021, un programa que financia obras de rehabilitación en edificios y viviendas de cascos urbanos, de urbanización, reorganización de espacios públicos y de nueva edificación en sustitución de edificios demolidos dentro de áreas previamente delimitadas por los Ayuntamientos. Desde 2015 se han invertido en Alcañiz 3 millones de euros en renovación urbana -construcción sobre solares- 345.000 euros en rehabilitación y 613.000 euros en actuaciones de reurbanización de vías urbanas e infraestructuras públicas. En total son más de 4 millones de euros.
El Ayuntamiento volverá a concurrir al plan de ayudas como ha venido haciendo en la última década. Primero fue con el Área de Rehabilitación Integral (ARI) en los años 2010 y 2011 y después con el ARRU. Estos programas han tenido tanto éxito que Alcañiz ha acabado quedándose con cupos de otros municipios donde la demanda era inferior a la oferta. El programa ha despertado tal interés entre promotores y particulares que hay lista de espera para concurrir a las ayudas 2018-2021.
En el ámbito de la renovación y la rehabilitación de edificios hay 68 solicitudes pendientes de ser aprobadas para el próximo plan, 26 de ellas dentro del ámbito del casco que comprende los barrios Mazador y Santiago, la parte más degradada de la ciudad. Dentro de ésta, hay solicitudes de reforma en las calles Trinidad, Panfranco, Caldereros, San Jaime, Santo Domingo, La Cueva, en el Muro de Santiago y otras. Hay otros 19 interesados en rehabilitación en el denominado Ámbito B, esto es, un área que comprende el barrio de Loreto o los alrededores de la plaza de España. En este caso se trata de rehabilitaciones de unifamiliares que se encuentran en las calles San Pedro, Alejandre, Padre Vidal, del Carmen, Subida al Teatro, Barrio del Pueyo, calle Mazaleón o San Juan, entre otras. Finalmente, también han quedado pendientes de valoración para el nuevo plan otras 23 actuaciones referentes a renovación. Hay 11 en las calles Salinas, trinidad, Luna, Santa Pau, Barrio Mazador, San Jaime, Espejo o Muro de Santa María. En este caso, se trata de ayudas solicitadas para la construcción de nuevos edificios en la parte más vieja del casco, donde la rehabilitación es, en ocasiones, difícil, dado el estado de ruina de los inmuebles. También para el nuevo ámbito de actuación hay 12 solicitudes más con propuestas para la adecuación de edificios en las calles Mayor, Palomar, San Juan, Primo de Rivera, San Pedro, Blasco, San Francisco, Padre Vidal o también en la zona Alta del casco.
El éxito del programa reside en el porcentaje de las ayudas, que puede llegar al 75% en el caso de las rehabilitaciones de edificios y es del 45% cuando se trata de renovación integral. En ambos ámbitos, en este ARRU se han adecuado durante 2015 y 2016 un total de 62 viviendas, aunque se calcula que en los barrios que han formado parte del área en esta última convocatoria quedarían unas 300 viviendas que necesitan mejoras.
La mejora urbana ha sido un aliciente para la renovación social de los barrios. Según explicó la presidenta de la Comisión de Urbanismo, la concejal Berta Zapater, “tres de cuatro rehabilitaciones realizadas las han hecho parejas jóvenes”. Igualmente, Zapater valoró el “alto interés” por la rehabilitación en la capital bajoaragonesa. Desde su punto de vista, “ha sido clave tener una buena organización y una oficina del ARRU con un aparejador y una trabajadora social que son los que realizan las valoraciones de los inmuebles y de los solicitantes”. Aunque puede parecer algo de poca importancia, subrayó que contar con dos responsables de gestión es “importante”, ya que el ARRU “cubre incluso parte de un realojo cuando una familia debe cambiar de domicilio por las obras”. En este sentido, hizo hincapié en otro aspecto del programa: que “los particulares primero deben adelantar el dinero que costará la rehabilitación, y sólo después reciben la subvención”, de ahí “la relevancia de que la trabajadora social valore si las familias lo pueden asumir”.
Inversión en obras de urbanización
El ARRU ha representado una ventajosa posibilidad de inversión para los ayuntamientos que se han acogido a la convocatoria. En el caso de Alcañiz, 613.000 euros han sido destinados a la mejora de calles del casco histórico que se encontraban en muy mal estado.
El proyecto más significativo ha sido el de las obras de urbanización de las calles Alta de Luna y Baja de Santiago, que han servido para mejorar la accesibilidad en el entorno, con la creación de un acceso peatonal entre el barrio de Santiago y el aparcamiento de la calle Palomar y que también han permitido reforzar el talud del Cuartelillo. Igualmente, el aspecto del entorno ha cambiado por completo gracias a la creación de una zona ajardinada, nueva pavimentación e instalación de un nuevo alumbrado público y mobiliario urbano. El coste de esta obra ha rondado los 130.000 euros.
Mayor ha sido la inversión destinada a la calle La Cueva, de 150 metros de longitud y donde se han sustituido las redes de saneamiento, de agua y soterrado el alumbrado. Su coste ha estado próximo a los 150.000 euros, casi el doble de lo que costaron las obras de ejecución de la Ronda de Belchite, cuya mejora implicó un desembolso de 82.000 euros.
Estas tres han sido las actuaciones de mayor coste económico. En la mayoría de los casos tienen en común un problema que es constante en el casco histórico, la aparición de humedades en el suelo que terminan afectando a viviendas de estas calles y que en suelen tener un origen común: las pérdidas de agua de las redes de abastecimiento local. Su sustitución ha terminado con el problema.
Por otra parte, a través del ARRU también se han financiado otras obras menores entre las que se incluyen medidas de emergencia como los derribos que se llevan a cabo de forma periódica en inmuebles que terminan en manos del Ayuntamiento, principalmente como consecuencia de la renuncia de sus propietarios a la propiedad por ser obligatorio intervenir en los edificios dado su mal estado.