Ráfales inicia un proyecto para indagar sobre la figura del organista Rafael Anglés

El Ayuntamiento de Ráfales quiere recuperar para la historia local la figura de Rafael Anglés, organista, compositor y organero nacido en Ráfales en 1730 y fallecido en 1803 en Valencia, la ciudad en la que desarrolló toda su actividad profesional.

El consistorio organizó el primer concierto en su nombre, una audición para la que alquiló un órgano de tubos con el que la organista japonesa Izumi Kando interpretó algunas de las composiciones del turolense.

“Sabemos que nació aquí, y que en el pueblo tiene dedicada una calle, pero desconocemos poco más de su trayectoria; sólo que estudió en Alcañiz y que desarrolló su vida profesional en Valencia, donde fue organista durante toda su vida, en la catedral de la ciudad”, explicó el alcalde de Ráfales, José Ramón Arrufat.

El regidor mencionó que el consistorio tiene interés en recuperar la figura de este músico que fue maestro de capilla de la colegiata de Alcañiz hasta 1672 , momento en el que obtuvo la plaza de organista principal de la catedral metropolitana de Valencia durante un periodo de 54 años. Además, ejerció también la docencia como catedrático de canto llano en el seminario de esta ciudad.

Prácticamente toda la producción musical de Rafael Anglés que se conoce hoy es organística y no se le conocen obras vocales. Dentro de su instrumento, cultivó la sonata a lo Scarlatti, los pasos o fugas y los versos salmódicos de avanzada factura.

Para el alcalde de Ráfales, la figura de Anglés “es un tesoro que tenemos, cuya existencia prácticamente desconocíamos y que queremos descubrir al mundo de la cultura”. En este sentido, hizo hincapié en que el concierto que se celebró en la iglesia “ha de ser el embrión de algo más profundo, de un proyecto más amplio que nos ayude a conocer mejor a este compositor y organista que nació en nuestro pueblo hace más de 300 años y del que lo desconocíamos prácticamente todo”.

El concierto de Izumi Kando tuvo lugar a las 19.00 horas en la iglesia parroquial de Ráfales, en donde se aplicaron todas las medidas de seguridad obligadas por la pandemia de coronavirus. De hecho, se requirió inscripción previa para asistir.