Monroyo celebra la feria más íntima con un guiño a su origen ancestral
La muestra pone en valor la matanza y las masías con exposiciones, vídeos y charlasMonroyo celebra este fin de semana su XXXIII Feria de Alimentos y Artesanía, un evento que el mal tiempo y la carga emocional por la tragedia en Valencia han deslucido pero que no ha querido renunciar a reunir en los porches del ayuntamiento al menos a los vecinos para compartir un buen rato al calor de la degustación de productos de calidad como Jamón de Teruel DO, vinos del Matarraña, quesos, embutidos o cerveza artesanal.
No hubo inauguración oficial ni charanga este sábado, tal como figuraba en el programa, para ambientar el arranque de la muestra, pero los oriundos volvieron a conmemorar una de las ferias más antiguas de Aragón, privilegio concedido en 1382 por Pedro IV el Ceremonioso. Siempre fue una muestra ganadera y de intercambio de productos entre Aragón y la Comunidad Valenciana, aunque de un tiempo a esta parte ha adquirido un ambiente más festivo, gastronómico y artesanal.
Este domingo, los productos gastronómicos de kilómetro cero y el corte de Jamón de Teruel que se cura en la localidad volverán a protagonizar un evento que suele reunir a las gentes del Matarraña. Fernando Guarc es el encargado de sacar el mejor partido a los perniles de calidad que se elaboran en la zona. Además, se ha dispuesto una hucha con donativos para los afectados por la dana en Valencia.
La matanza
Dentro de la oferta cultural se encuentra la exposición La feria y la matanza, visitable en la antigua carnicería de la Empedrada. Consiste en un repaso fotográfico por la historia de una muestra que busca bucear en la esencia gastronómica y alimenticia de la misma. En la tarde de ayer hubo una mesa redonda con la transmisión testimonial de aquellos mayores que conocieron de primera mano el vínculo y la importancia de la matanza en la feria, y de la actividad económica que se generaba gracias a ella.
“Monroyo destacó siempre porque era la primera feria de invierno que había por la zona. La gente se acercaba antiguamente a comprar los primeros productos de matanza, la primera carne fresca que se podía vender tanto de Valencia como de pueblos de proximidad. Y manteniendo ese espíritu queremos rememorar cómo era el tema de la matanza, cómo se hacía y cuál era el proceso. Damos una tapa de longaniza para entrar en temática y a futuro queremos hacerlo un poco más trabajado. Presentaremos un libro con la experiencia de la gente que en su día se dedicaba a hacer este tipo de tareas”, explicó el alcalde, Miguel Gascón.
‘Cultura Masovera’
Además, la sala del ayuntamiento acoge otra exposición, Cultura Masovera. Una vida ligada al medio rural. Historia, presente y futuro. La muestra es conjunta de las poblaciones de Cantavieja, La Cerollera y Monroyo. Se muestran los trabajos realizados de investigación y de recuperación de patrimonio de las masías, pilar fundamental de la economía y población rural ligada al territorio, con una amplia exposición fotográfica y la proyección de los documentales Cultura Masovera y Cicle de la vida: Masos i cases del Matarranya.
“La población de Monroyo ha llegado a ser superior a mil habitantes y había más de cien masías operativas, pongamos a una media de cuatro personas por masía, que eran más. De modo que lo que ha menguado son las masías y no tanto la población del núcleo urbano (315 habitantes en 2023). Ahora quedamos cuatro, y de vivir continuo tres”, explicó David Albesa, morador junto a su familia del histórico Mas de Moret.
En la exposición “se explica cómo era la vida en esas masías”, fruto de “trabajos documentales”. La “ilusión personal” de Albesa es que todo esto sirva para que “sigan vivas” pese a inconvenientes como las herencias muy repartidas.
“Nosotros somos masoveros 2.0. Ni vivimos de la agricultura ni de la ganadería. Somos la generación que ha vuelto a vivir en las masías. Tenemos wifi y las mismas comodidades que cualquiera del pueblo. Yo no he querido continuar la explotación ganadera de mi padre y trabajo en el Ayuntamiento de Monroyo en este momento”, explicó Albesa. Como curiosidad, pasan por el Mas de Moret al cabo del año decenas de personas de todo el mundo gracias a la plataforma Work Away, que intercambia alojamiento por trabajos puntuales. “Tenemos las puertas abiertas y un proyecto de arte”, concluyó.