Madina y Sémper explican en Alcañiz el prisma social del terrorismo de ETA
'Todos los futuros perdidos' invita a meditar sobre la postura de los vascos ante los asesinatosEl 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de la violencia. Diez años después de aquella fecha histórica, dos víctimas de la banda terrorista, el exdiputado socialista Eduardo Madina y el exportavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper, se reunieron en un centenario caserío en Aretxabaleta (Gipuzkoa) para conversar sobre uno de los episodios más oscuros del pasado reciente del país. Esta charla queda recogida ahora en Todos los futuros perdidos, un libro que ayer fue presentado en Alcañiz, por primera vez en Aragón.
El ciclo literario y cultural Alcañiz Lee acogió este viernes una de sus charlas más destacadas. Sémper y Madina visitaron la capital bajoaragonesa para presentar su obra conjunta. Un diálogo que define, desde una perspectiva psicológica y antropológica, una época convulsa en la que ambos políticos se enfrentaron a ETA y sufrieron la represión.
Nacidos en Irún (Sémper) y Bilbao (Madina) con apenas un día de diferencia (10 y 11 de enero de 1976, respectivamente), su compromiso político alejado de las tesis independentistas les convirtió desde muy jóvenes en objetivos de la violencia. Ambos vivieron los años más duros del terrorismo en primera línea y desde distintas formaciones políticas, en las que militaron desde los 17 años. Nunca se plantearon renunciar, a pesar del coste que supuso en sus vidas.
No es un libro más sobre terrorismo
“No es un libro (más) sobre terrorismo”, advertía al inicio de la charla el moderador, el alcalde Ignacio Urquizu, sino que adopta un prisma social, antropológico y psicológico para reflexionar acerca de la “soledad” de las víctimas en un “contexto muy difícil”.
Urquizu invitó a hablar del concepto de indiferencia, la del ciudadano vasco que no simpatizaba con ETA ni era víctima, pero que no quería problemas.
Madina, que el 19 de febrero de 2022, cuando era secretario general de las juventudes socialistas vascas, fue atacado con una bomba lapa pegada a su coche que le causó graves daños, afirmó que todavía no ha encontrado una respuesta a la indiferencia de la sociedad, más allá del miedo paralizador: “Como yo no soy aquello a lo que ETA apunta, no van a venir a por mí”.
El socialista invitó a pensar qué haría cada persona si el nombre de su vecina del tercero apareciera un día pintado dentro de una diana en la fachada del bloque de pisos: apoyar a esa vecina, hacer como que no existe o suscribir la amenaza. “Esa pregunta ordenó la respuesta de la sociedad vasca al terrorismo”, dijo Madina. “Y no ha prescrito”, aseguró, pues se sigue viendo con la violencia machista, con el racismo o la homofobia.
La muerte
Por su parte, Sémper, que se salvó de la muerte porque el día que ETA tenía preparado el ataque contra él no acudió a la universidad, aseguró que el libro “no pretende dar respuestas sino compartir preguntas y reflexiones”. Una de ellas es “cómo es posible que en una sociedad como la vasca, en una España democrática” y con estándares socioeconómicos elevados, una organización terrorista alargara su actividad por cuatro décadas.
“No solo con asesinatos y bombas, sino persiguiendo al discrepante, ya sea del PSOE o del PP, Guardia Civil, Policía Nacional, periodista, juez, abogado, fiscal o todos aquellos que se atrevieran a manifestar públicamente su discrepancia” contra la llamada lucha armada de ETA.
Por estas reflexiones y otras más que afloraron en la charla, Todos los futuros perdidos es un conmovedor testimonio contra el miedo, el silencio y el olvido.