Los lodos de Santolea modifican el paraje de Los Fontanales de Calanda
El barro anega el entorno, donde es peligroso acceder por terreno inestableLos lodos que se vertieron al cauce del río Guadalope durante el invierno y la primavera del año pasado desde el embalse de Santolea durante el vaciado del vaso para acometer las obras de construcción de la presa del Cañón han llegado al embalse de Calanda. El barro ha transformado por completo uno de los parajes naturales más bonitos de la Comarca del Bajo Aragón, punto de referencia de los aldeanos de la contornada como zona de baño y uno de los rincones naturales más apreciados para visitar: Los Fontanales de Calanda, conocidos con esta denominación por su proximidad a esta localidad, aunque este entorno se encuentra en el término municipal de La Ginebrosa.
Desde las montañas que rodean Los Fontanales fluían unas fuentes de agua subterránea que se unían al río Guadalope desde diferentes puntos. Ahora el agua que emana de las paredes rocosas se tiene que abrir paso entre el barro sedimentado.
Los Fontanales es uno de los tres parajes naturales que la Asociación de Turismo del Bajo Aragón recomienda visitar en la comarca junto con el río Bergantes y la Sima Grande de La Ginebrosa. Zona de visita turística “obligada” por la belleza de su entorno, también era punto de referencia para bañarse en sus aguas, antes cristalinas, ahora rodeadas del lodo que se ha ido acumulando en todo el cauce tras el vertido del año pasado.
Aunque la turbidez del agua disminuyó de forma considerable en 2019, los sedimentos que se escaparon desde Santolea han llegado a donde se esperaba, al pantano de Calanda, 13 kilómetros aguas abajo.
En Los Fontanales y en otros puntos del cauce, la empresa pública Aquaes, responsable del proyecto de construcción de la presa del cañón, ha colocado varios carteles informativos en los que advierte del peligro que presenta la zona, al ser el terreno completamente inestable. En algunos lugares, según han relatado pescadores de la zona, se acumulan entre dos y tres metros de lodo.
Jorge Trallero, vecino de Calanda, explicó que "en este paraje natural había antes manantiales de agua natural, nutrias, que se han ido, porque son animales que quieren el agua limpia, todo tipo de peces y cangrejos". Después del vertido, "todo el paraje ha cambiado", se lamentó este testigo. Hace semanas que el barro ha llegado a esta zona y ha empezado a penetrar en el embalse. Según Trallero, el lugar era una zona donde crecía la vegetación, cuando "ahora es un cauce rodeado de barro que se ha agrietado por completo. Parece un desierto", describió.
El lodo "había llegado hasta aquí el pasado mes de septiembre, aunque entonces estaba seco". Hoy no. "Al derretirse la nieve que cayó este mes de enero, el agua del deshielo llega al río arrastrando más barro” y el Guadalope baja de color marrón. El embalse, que normalmente tiene un color azulado, presenta desde hace semanas un color chocolate como consecuencia de la decantación del agua", relató Trallero. Según este vecino, todo el pantano "está completamente de ese color, tanto en el lado de la presa como en la zona por la que penetra el agua".
Trallero estuvo en la zona el fin de semana pasado, justo en uno de los meandros que hace el río antes de desembocar en el embalse de Calanda. Recordó que “aquí la gente se solía bañar, pero ahora resultaría imposible, no sólo por el estado del agua, sino porque ni siquiera te puedes acercar, porque te hundirías. Yo mismo me hundí hasta la pantorrilla al intentar pasar por la zona", reconoce.
Todo el cauce del río desde la presa de Santolea hasta la cola del embalse de Calanda se encuentra en una situación similar, según relató el alcalde de Aguaviva, Aitor Clemente. "Hace semanas que Los Fontanales están así, pero lo está esa zona y el resto de las riberas aguas arriba, hasta la presa”, precisó.