Los ingenieros del rescate de Julen hablaron en Alcañiz de su actuación: “Nada favorecía en Totalán que el rescate se realizara de la manera más rápida”
Participaron el el I Foro Subitis en MotorlandÁngel García Vidal y José Luis Gómez Vargas son dos de los miembros del equipo de ingeniería que coordinó la obra civil realizada en Totalán el pasado mes de enero para localizar al pequeño Julen, después de que el niño cayera a un pozo de más de 70 metros de profundidad. Como miembros del Colegio de Ingenieros de Caminos, acudieron a Totalán junto con otros profesionales para colaborar en el rescate. Ángel García y José Luis Vidal explicaron en el Foro Subitis de Motorland en Alcañiz el papel que desempeña la ingeniería en este tipo de emergencias y cómo se intervino, contrarreloj, en el rescate del pequeño Julen, que finalmente no sobrevivió.
-¿Desde un punto de vista técnico, se han encontrado con alguna situación parecida a la del pozo de Totalán?
-Esta fue una situación inédita, porque hubo que diseñar una obra de emergencia, con unos procedimientos constructivos, muy rápidamente, porque se trataba de encontrar a un niño que se había caído a un pozo y no se sabía si estaba vivo o no. Presumiblemente entendíamos que podía estar vivo, así que había que actuar con rapidez, y hacer un diseño de una obra muy certera para llegar a él en el menor tiempo posible.
-¿Cuándo llegan ustedes al lugar del suceso?
-Al día siguiente. El 13 de enero sucedió y el lunes 14 llegamos nosotros.
-¿Qué vieron como ingenieros?
-Vimos un drama humano en un sitio orográficamente complicado, con una geología que no favorecía cualquier actuación, con unos accesos dificilísimos para transportar la maquinaria... Nada favorecía que se pudiera realizar el rescate de la manera más rápida posible.
-A lo largo de los días -trece- que se prolongó el rescate, cambiaron los procedimientos empleados para llegar al niño. ¿Qué sucedía?
-Se fue adaptando el diseño del operativo a las circunstancias y dificultades que nos encontrábamos. Empezamos a hacer una galería horizontal y se nos venía abajo la ladera... pero con ese tipo de situaciones ya vas contando. Y en cuanto a la galería vertical, también tuvimos que modificar el diseño.
-Analizando ahora en frío la situación, ¿se plantean la posibilidad de haber actuado de alguna otra manera?
-Hubiéramos hecho lo mismo. Lo hemos meditado, cada uno por separado, en conjunto, reunidos... Desde el punto de vista técnico, profesional y humano, hay que decir que allí se trabajó con transparencia, con profesionalidad y siempre primando la seguridad de todas las personas que estaban allí, trabajadores y no trabajadores. Lo hemos pensado y lo haríamos igual, porque se trabajó con seguridad y con transparencia.
-Una de las dificultades con las que se toparon fue la roca de la montaña. ¿Era aquel un terreno extremadamente duro?
-Era un terreno muy duro, y de hecho creo que esa obra no se volverá a hacer nunca más en la vida. Se hizo porque había que sacar a un niño que se encontraba dentro de la montaña. Y si no hubiera estado ese condicionante, esa obra no se habría hecho. Y creo que no se hará, porque la circunstancia de que un niño se caiga por un pozo de 22 centímetros de ancho y de 72 metros de profundidad esperemos que no se vuelva a dar más en la vida. Además de esas circunstancias, hay que tener en cuentra que nos encontramos con un terreno orográficamente complejo y con una geología tan rocosa y dura que hacía imposible trabajar en condiciones normales.
-Para un ingeniero al que llaman para rescatar a un niño en unas condiciones del terreno como ésas, ¿cuál es la mayor dificultad?
-La mayor dificultad es el contrarreloj con el que hay que trabajar sobre un proyecto que no existe y sobre una obra que es muy compleja. El tiempo juega en contra, porque, además, hay que evaluar todos los procedimientos, bajo el parámetro del tiempo y de la seguridad. Y en ese caso, había dos tipos de seguridad, una, la del pozo y del tapón en donde se encontraba a 71 metros el niño, que presumiblemente partíamos de la hipótesis que estaba vivo, y otra la de las personas que estaban participando en el rescate.
-¿Se sabe porqué se creó aquel tapón tan duro que impidió llegar al pequeño?
-Fundamentalmente se creó a causa de los desprendimientos de tierra durante la caída. Se produjeron desprendimientos al resbalar dentro del propio pozo. Ese tapón impedía ver al niño. Por otra parte, también había humedad y pequeñas escorrentías de agua en el interior que no favorecían la situación, porque la tierra se terminó apelmazando
-Cuando deciden desmontar la montaña, ¿se dan cuenta de que esa es solución definitiva para encontrar a Julen?
-Nosotros nos planteamos hacer un desmonte de 20 metros de la montaña, porque con las máquinas que teníamos en la Península sólo podíamos hacer una perforación de 60 metros de profundidad (no se llegaba hasta la cota 72 donde se creía que estaba el niño). Esa fue la razón por la que consideramos necesario hacer el desmonte, que hay que recordar que también fue en roca en los últimos metros.
-¿Hay muchos pozos como ese en nuestro país?
-Desgraciadamente hay muchos pozos, muchos pozos que se abandonan, que se secan, que no cumplen su fin se dejan y ya no se tapan.
-¿Cuántos puede haber en España?
-He escuchado cifras de hasta 500.000 pozos como ese... pero tampoco se sabe con seguridad. En todo caso son miles los pozos que hay no sólo en Andalucía sino en toda España parecidos a ese. Aunque con este hecho que sucedió en Totalán se ha sabido que muchos de esos pozos se han adaptado a la normativa.
-¿Qué dice la normativa sobre estos pozos?
-La normativa es muy clara, y dice que si no se encuentra agua, hay que sellarlos, como si no hubiera pasado nada. Lo que pasa es que, a menudo, esos pozos se hacen sin licencia para construir el propio pozo, con lo cual tampoco piden licencia para taparlo. Es decir, existe una situación irregular desde el inicio.
-¿Ese pozo lo era?
-Lo que nosotros hemos sabido después es que no había ninguna licencia para la ejecución de ese pozo.